20 de enero de 2007

Una gotita en el mar

En Haití, se observa a veces una situaciones que parten el alma.

La pobreza es tan severa en muchas familias haitianas que siquiera alcanzan proveer a sus niños y niñas, unas camas para dormir.

En muchos casos, duermen en el mismo piso, otros tienen que hacer turnos para dormir. Es decir que por ejemplo, unos niños duermen de las 10pm a las 2 am y otro de las 2 am hasta las 6 am pues no hay camas para que todos puedan dormir una noche entera.

Entonces, no se puede esperar que este niño que come mal, que duerme mal pueda dar buenos resultados en la escuela y luego en la sociedad si conoce situaciones tan infrahumanas.

Empecé entonces esta semana una pequeña actividad de solidaridad. Me reuní con unos padres y les plantee lo siguiente: si ponían su mano de obra, iba a contribuir por ellos a poner todo el material necesario y las herramientas para fabricar 20 camas para sus niños.

Nos quedamos entonces en reunirnos el Martes pasado a las 9 de la mañana pero el entusiasmo de ellos era tan grande que ya antes de las 7, estaban presentes. Y lo que es sorprendente es que lo que pensaba que lograrían fabricar en una semana, lo hicieron en solo dos días.

Claro, sé que es una gotita en el mar pero en Haití, cada gotita hace la diferencia.

 






Quiero dar unas gracias muy especiales a Michelle quien trajo estos “sets” de sábanas para regarlos a los niños y niñas.


1 comentario:

Mildred Dolores Mata dijo...

La solidaridad en concreto, el buen ejemplo de cuidar y amar, debe comenzar con nosotros mismos y con los más cercanos, eso nos va haciendo más compactos, seguros, y autorrealizados. Se hacen lazos reales de amor con personas de carne y hueso. Esto inspira y reproduce la solidadridad. Lo importante es que no hay un interés, un buscar adhesiones ni clientelas en las personas con las que colaboramos. Haber vivido esa experiencia alimenta el espíritu, lo interior, el alma.