16 de enero de 2007

En Solidaridad con el Pueblo Haitiano



Amigos (as): Acá, reproduzco una carta firmada por una ciudadana argentina y por un ciudadano chileno publicada en las paginas de www.anarkismo.net que me enviara mi querida amiga Mildred Mata.

Próximamente, estaré expresando entonces mis opiniones sobre el contenido de este escrito:




CARTA ABIERTA A LOS MIEMBROS DE LOS GOBIERNOS ARGENTINO Y CHILENO

Estimados Sres.:

Por muchas razones políticas, ideológicas, sociales, o simplemente de sensibilidad humana, aquellos que luchamos por contribuir al establecimiento de sociedades verdaderamente justas, no podemos asistir pasivamente al desarrollo del plan de aniquilamiento del pueblo haitiano. Por lo menos tenemos la obligación de alzar la voz para solicitar comprensión y respeto ante tanto sufrimiento. En nuestro caso, más allá del dolor que nos acapara como ciudadanos argentino y chileno, tratamos a la hora de emitir juicio alguno de ser tan objetivos como sea posible. Pues, detrás de todo, subyace nuestra convicción de contribuir a encontrar los elementos específicos explicativos de los problemas planteados en Haití.


Hasta el observador más superficial de la realidad haitiana, se da cuenta que allí se está luchando por satisfacer necesidades primordiales de alimento en condiciones infrahumanas. Prácticamente, Haití, como nación empobrecida, está pagando un elevado tributo a las naciones ricas o medianamente ricas bajo nuevas formas de esclavitud. Paradójicamente, eso ocurre en la tierra donde por primera vez en la historia se había acabado con dicho régimen. En la tierra donde los más explotados de los explotados, se habían empeñado en forzar con coraje, sacrificio, sangre y dignidad, su ingreso en el concierto de los hombres libres. Sin embargo, con el correr del tiempo, se demostró que si los esclavos pudieron transformar exitosamente sus miserables condiciones de vida escribiendo una de las páginas más gloriosas de la historia de la lucha por la libertad en América Latina, no pudieron construir una sociedad capaz de mantener aquel rumbo luminoso cuando Jean-Jacques Dessalines proclamó el 1º de enero de 1804 la independencia de Haití. Obviamente, Dessalines y sus colaboradores no podían establecer el socialismo porque no existían las condiciones que le son imprescindibles. Pero el fracaso posterior a 1804 no se debe únicamente a los límites de los revolucionarios haitianos - tanto del pasado como de la actualidad - sino también a las maniobras e imposiciones de aquellos que obtienen siempre su bienestar oprimiendo a otros pueblos.


Sres. Gobernantes, ante la evidencia de que los sectores populares haitianos pertenecen a los nuevos condenados de la tierra, nadie, actuando de buena fe, puede desconocer el rol y la responsabilidad del imperialismo norteamericano como así también del francés en la actual tragedia haitiana. El dato nuevo y sorprendente es la aparición en ese triste escenario de países hermanos tales como Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, etc. mediante tropas militares pertenecientes a la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití). En efecto, desde mediados de 2004, los habitantes de los barrios populares tales como Cité Soleil, La Saline, Drouillard, Cité Militaire, etc., se enfrentan diariamente a esas nuevas caras detrás de los blindados de las Naciones Unidas.


Para no perderse en el océano de argumentos falaces esgrimidos por varios dirigentes latinoamericanos para justificar ese accionar en Haití, conviene enfrentar esa nueva falsificación de la historia con aclarar: ¿qué es la MINUSTAH? Es la materialización de la ocupación de Haití y no una Misión de Paz. Como toda fuerza de ocupación, la MINUSTAH profundiza la dependencia endémica, el sometimiento, los abusos, los crímenes, las violaciones a los DD.HH, pisoteando al mismo tiempo la soberanía nacional y el derecho a la autodeterminación del pueblo haitiano. Pretende actuar en su nombre, cuando todos sabemos que sólo los pueblos tienen la misión histórica de hacer su propia historia.


Por otra parte, a más de dos años desde su imposición, es más que evidente el fracaso de la MINUSTAH. Ni siquiera sus mentores pueden exhibir algún dato significativo de éxito, inclusive en referencia a los supuestos propósitos que iban a perseguir. No hubo desarme de las bandas armadas, no hay paz, ya que los muertos, los heridos y los secuestrados, se multiplican de manera alarmante. Y cuando hablan de desarme siempre apuntan únicamente a los sectores populares. El terror está instalado como instrumento cotidiano de dominación, mientras la crisis económica se debate en el abismo, las instituciones estatales funcionan sólo en apariencia y las promesas de una cuantiosa ayuda económica quedan siempre en promesas.



Es en este marco, que juzgamos como inapropiado el proyecto del gobierno argentino y votado por el poder legislativo de mantener por dos años el envío de tropas militares a Haití. Es menester recalcar que esta decisión asumida por los Gobernantes argentinos va más allá de la última Resolución de la ONU (la 1702) que plantea una renovación del mandato de la MINUSTAH por seis meses. Chile está planteando una política similar. Que sepamos, hasta ahora, no hubo mandato ni solicitud del pueblo haitiano en tal sentido. Al cumplirse dichos proyectos, objetivamente, contribuirán a fortalecer el plan de establecer en Haití un protectorado bajo el control de la ONU, pero digitado por Washington.


Pero, afortunadamente, ningún sistema político injusto es eterno. Sólo lo son los pueblos, sobre todo aquellos que luchan por su dignidad y felicidad, y mucho más si poseen una historia rica en luchas donde pueden encontrar la fuerza necesaria para forjar su propio destino. El haitiano es uno de ellos. De ahí nuestra confianza en el futuro, en que la actual debacle nacional será corregida empezando por exigir la salida inmediata de las tropas de ocupación.

Nuestro objetivo, al escribirles, Sres. Gobernantes, es simplemente decirles que sus proyectos van en contra de las necesidades del pueblo haitiano, cuyo afán de justicia es idéntico al de los pueblos argentino y chileno más allá de la existencia de reales y circunstanciales diferencias entre Haití y los demás en el mapa de los países dependientes. Asimismo, en solidaridad con el pueblo haitiano, aprovechamos la oportunidad para solicitarles el retiro de las tropas militares en Haití.


Isabel Ledesma Ciudadana argentina

José Antonio Gutiérrez Ciudadano chileno




 

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