25 de septiembre de 2007

El dictador Baby Doc Duvalier pide perdón

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Un hecho inesperado llamó la atención pública en Haití este fin de semana. En efecto, después de 21 años de silencio, el ex dictador Baby Doc, quiso hablar con el pueblo haitiano.

A continuación, un extraído de “Le Nouvelliste” comentando el suceso.


El antiguo Presidente vitalicio haitiano Jean- Claude Duvalier se expresó públicamente en Haití por primera vez desde su salida al exilio, hace 21 años, pidiendo perdón a los Haitianos por sus errores en la celebración sábado del quincuagésimo aniversario de la victoria de su padre, François Duvalier, en las presidenciales de 1957.

Interviniendo desde París sobre las ondas de una estación de radio de la capital retransmitida por amplificadores colocados en el local del Partido de la Unidad Nacional (PUN), "Baby Doc" se dirigió en francés a varios centenares de partidarios entusiastas reunidos en la sede de la formación política néoduvaliériste situada a Babiole (del centro-Este de Port-au-Prince).

De 56 años de edad, el ex Presidente vitalicio, que reside en Francia desde su caída espectacular, el 7 de febrero de 1986, pidió "perdón" al pueblo haitiano para las "culpas físicas, económicas y morales causadas a terceros" por su régimen durante su larga soberanía absoluta de 15 años (1971-1986). "La memoria colectiva espera aún el veredicto de la historia que sabrá restablecer la verdad y reconciliar a los hermanos enemigos", afirmó el Sr. Duvalier que se describe como "un hombre roto por veinte años de exilio".

Rechazando una verdadera autocrítica, prefirió hacer un llamamiento a la reconciliación nacional y saludó la contribución de los partidos políticos a la "lucha contra la violencia".

Acusado de pillar el a Tesoro público, Jean- Claude Duvalier se descubrió las virtudes de un líder ejemplar a tal punto de recomendar "la moralización de la vida pública". Presentó la corrupción como "el asesino número uno de la nación" mientras que Suiza recientemente autorizó el congelamiento para un año suplementario de cuentas bancarias que sumaban 6,2 cientos de millones de dólares que Baby Doc Duvalier y su seguidores inmediatos habrían robado al pueblo haitiano.

"El exiliado de París" finalmente invitó a los todos duvaliéristas a permanecer movilizado, ya que, a su modo de ver, la llama de la esperanza está avivándose. Una alusión apenas velada a un futuro papel en la vida política del país al cual no parece haber renunciado, más de veinte años después de haber sido repudiado por un pueblo en búsqueda de democracia, integración social y emancipación económica. (…)

(…) La violencia, la manipulación de las instituciones y fraudes electorales masivos habían permitido a François Duvalier, médico y etnólogo al discurso ultranacionalista, triunfar el 22 de septiembre de 1957 sobre su principal rival, el agrónomo Louis Déjoie, después de haber descartado dos otros líderes de primer plan, el populista Daniel Daniel Fignolé y al tecnócrata Clemente Jumelle.

"Papá Doc." iba a instaurar una de las dictaduras más salvajes de su tiempo reinando sobre el país hasta su muerte en 1971. Colocada a la cabeza de un Estado neofascista, ultraviolento, la dinastía del Duvalier, durante treinta años, dirigió a Haití de una mano de hierro, causando millares de muertes y desaparecidos, la fuga de cerebros y la dilapidación de las cajas del Estado.

Vencido ante una creciente contestación política y el descontento social, este régimen autoritario iba a desaparecer en 1986 en un remolino de rebelión popular.

24 de septiembre de 2007

Criollos (Dominicanos) que conquistan Haití

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Resalto este artículo de Esperanza Cevallos a continuación, publicado en el periódico dominicano El Caribe, porque, he creído siempre que los mas aptos para hablar de Haití en la Rep Dominicana son los(as) hermanos(as) dominicanos(as) que viven en Haití. Sus experiencias en Haití son edificadoras.

Esa, creo yo, es la mejor prueba y es la mejor forma de callar las estupideces nazionalistas, que no se cansan de llevar desinformaciones a sus compatriotas que nunca han visitado este pequeño pero maravilloso país que se llama Haití.

Ojala, este artículo sirva de referencia, ojala este articulo sirva de algo para algunas almas amargadas y vacías que intentan hacer creer que en Haití, se odia al dominicano.

Haití es un país acogedor, en Haití hay un pueblo generoso, y este comportamiento no cambia que este en frente de un dominicano, un cubano, un americano, un francés, un brasilero, un venezolano….

Haití es precisamente eso, jovialidad, solidaridad, bondad…

A continuación, el artículo:

Criollos que conquistan Haití


Al menos 15 mil dominicanos viven en Haití. Muchos se establecen en la vecina nación en búsqueda de una mejor vida. Este reporte nos lleva a conocer el mundo de esos compatriotas y las circunstancias que los motiva a irse.

Una sola isla, pero dos mundos diferentes. Cultura, religión y gastronomía desiguales, no constituyen un obstáculo para aquellos dominicanos que deciden dejar su patria, en busca de ganar más dinero en tierra extranjera.

La comunidad dominicana en Haití ha ido creciendo a través de los años, y como una forma de agruparlos, se creó la Asociación Nacional de Dominicanos Residentes en Haití.

José Serulle, embajador dominicano en Haití, dice que “hay muchos dominicanos que han venido de forma silenciosa y se han instalado en Haití”.

“Hacemos múltiples trabajos, hay en todos los ámbitos como has podido ver: médicos, ingenieros, mecánicos, saloneras, peluqueros, y tantos otros que hacen cualquier otro tipo de trabajo”, expresa Josefina Pérez Guzmán, vicepresidenta de la Asociación de Dominicanos Residentes en Haití.
Las dominicanas en Haití son en su gran mayoría estilistas.

Juana Alcántara lleva 16 años viviendo en Haití. Aunque en principio vino con la mentalidad de quedarse por sólo tres meses para trabajar en un salón y así comprarse su propia planta eléctrica, para instalar un centro de belleza en Santo Domingo. Hoy la historia es otra.

“Duré unos 5 a 6 años trabajando en un salón de belleza ajeno alquilado, ahora traté de poner el mío, puedo decir que tengo diez años con mi salón propio; ahora no tengo que pagar el alquiler a otra persona”, dijo al conversar con periodistas de Multimedios del Caribe.

Juana vive en unión libre con un haitiano, con quien procreó un hijo. “Monetariamente yo pienso que a las peluqueras aquí en Haití les va mejor que en Santo Domingo, porque comparativamente con el precio de los lavados allá eso depende de qué tipo de salón tú vayas. El mínimo son RD$200, o sea, que cuando tú calculas bien, a una peluquera le va mejor que en Santo Domingo, y por eso me he quedado aquí”.

Las dominicanas que llegaron a Haití nunca vinieron con la intención de quedarse. Consuelo D´Oleo Espinosa es un vivo ejemplo de ello, pero ya lleva 15 años trabajando en salones. Ahora tiene su propio negocio, en donde ha empleado seis haitianas que la ayudan a hacer
Remesas de allá para acá.

Los dominicanos también reciben remesas desde Haití.

El embajador Serulle dice que las mujeres “ envían parte de sus ganancias a RD. Una dueña de salón de belleza puede estar enviando de 1,500 a 2,000 dólares por mes, depende del salón”, dijo. Sólo en el sector Petion Ville hay más de 600 dominicanas que trabajan en distintas actividades.

El sentido de la solidaridad de los haitianos es uno de los descubrimientos de los dominicanos que viven en Haití. Josefina Pérez Guzmán lo ha vivido en grande durante sus más de 20 años en Haití. Asegura que ha tenido todo tipo de experiencias en el vecino país.
No muere idea de retornar a su tierra

Una dominicana residente en Puerto Príncipe relató que desde que empezó a trabajar vio mucha propina y se dijo para sí: “Bueno, aquí me quedo, me va bien porque las peluqueras dominicanas son preferidas aquí”.

Pese a la solidaridad que descubren de los haitianos en su propia tierra y en buena medida, lo bien que se sienten en Haití, los dominicanos no renuncian a la idea de regresar en algún momento a su país.

Un estudio señala que a causa de la desigualdad en el desarrollo de los países, la cantidad de criollos que visita Haití no es comparable con la de haitianos que va a RD.


Esperanza Cevallos

21 de septiembre de 2007

¡Gracias Cuba!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket En el día de hoy, por unas razones personales, tengo un recuerdo muy especial para con la isla hermana de Cuba. En efecto, fue un 21 de Septiembre hace ya cinco (5) años, que mi querida y adorada madre, se traslado por 6 meses a Cuba, en donde, gracias a la sabiduría de los médicos cubanos, pudo restablecerse de los problemas de salud que padecía.

Por ello, vuelvo a publicar acá un articulo intitulado “¡Gracias Cuba! que había escrito y que fue publicado en las paginas de Clave Digital, el 5 de Septiembre del 2006.

A continuación, el artículo:


PÉTION-VILLE, Haití.- Los haitianos y haitianas dicen: “Después de Dios están los médicos cubanos”. Los admirables doctores cubanos radicados en Haití se merecen ampliamente estos elogios pues atienden y cuidan incansablemente al 75 por ciento de los más de ocho millones de haitianos.

El pueblo haitiano no es olvidadizo, nunca lo ha sido. Sabe reconocer y recordarse de la mano solidaria de un amigo. También, aprendió a identificar el hombro fraterno, sobre el cual puede apoyarse y desahogar sus sufrimientos y sus tormentos en toda confianza.

El pueblo haitiano tampoco es indiferente o ingrato pues sabe agradecerle calurosamente a todos los que entienden su tragedia, que se conmueven ante su desgracia y que anhelan brindarle una brizna de esperanza. Las periodistas cubanas Arleen Rodríguez Derivet y Rosa Miriam Elizalde ubican el origen de esta admiración recíproca en las remotas raíces históricas del pueblo cubano y las del pueblo haitiano.

De la siguiente manera se expresaban las periodistas anteriormente mencionadas en un artículo donde subrayaban los lazos de amistad que unen a las dos naciones:

“Desde su nacimiento Haití siempre ha sido víctima de un complot internacional, porque resultaba un mal ejemplo para los poderes internacionales, interesados en que nos quedáramos tranquilos como esclavos. Estas naciones esclavistas, desde el principio trabajaron duro para convencer a otros de que luchar por la independencia era algo nefasto, que conllevaba a una derrota segura. Querían evitar que otros pueblos intentaran caminar por sí mismos. (... ) En 1915, Haití fue ocupada por los norteamericanos que arrasaron con las fuerzas productivas del país. La ocupación duró casi tres décadas, saqueó al país, arrasó con la agricultura.”

La valiente Cuba también esta soportando dignamente el mismo castigo imperialista desde el advenimiento de la gloriosa revolución castrista. La hermosa Cuba esta resistiendo honradamente a pesar de las mismas sanciones abusivas que le han infligido algunas potencias desde que su noble pueblo eligió su propia vía de desarrollo.

Espontáneamente pues, naturalmente, florecen aún hoy en día, este invariable respeto mutuo y este inquebrantable afecto recíproco que siempre ha existido desde el pasado, en el corazón de la gran mayoría de los cubanas(os) y haitianas(os).

Además de estas similitudes históricas, hay que agregar que otra fuente de acercamiento entre las dos naciones es la ayuda cubana a Haití. Esta asistencia es auténtica, real y tangible.

La solidaridad cubana hacia el pueblo desfavorecido de Haití no reside en entrevistas demagógicas y teatrales frente a las cámaras de televisión. Tampoco se encuentra en evasivos e interesados discursos ante organismos internacionales. El respaldo cubano no se encuentra enterrado bajo llave, en las gavetas del olvido de diputados y senadores o en el zafacón de Secretarios de Estado o de Cancilleres. La ayuda de Cuba hacia Haití es más bien concreta, constante y notoria.

En efecto, los logros obtenidos por los médicos cubanos que desempeñan una ardua labor en las comunidades rurales mas retiradas de la nación haitiana, son impresionantes y dignos del más grande reconocimiento.

A partir de las investigaciones de la periodista María Julia Mayoral, hemos podido acceder a las siguientes informaciones con relación a la labor que han efectuado los expertos cubanos en territorio haitiano:

“(...) Iniciada el 4 de diciembre de 1998, a raíz de la devastación que provocó el huracán George en la región sureste de Haití, la colaboración durante siete años puede sintetizarse estadísticamente en más de nueve millones de consultas, aproximadamente tres millones de ellas en el terreno, es decir en los lugares de residencia de los enfermos; en la atención brindada a casi tres millones de niños, la asistencia a más de 77,300 mujeres embarazadas a la hora del parto, unas 127,600 intervenciones quirúrgicas, se han aplicado 756 mil dosis de vacuna y el récord de haber salvado 192,758 vidas, según confirma el doctor Aldo Grandal, coordinador nacional de la misión médica cubana”.

Igualmente, la analista cubana se emocionó ante la hospitalidad desbordante y las muestras de agradecimientos humildemente expresadas por los haitianos y haitianas de las zonas montañosas quienes allí viven “sin corriente eléctrica, con terraplenes pedregosos y llenos de oquedades”.

“Basta con decir "soy cubano" para que en la tierra de Toussaint Louverture, Dessalines y Pétion, incontables personas te abran las puertas del corazón. No importan edad, filiación política, credo religioso; en esta nación vecina, de unos 27 000 kilómetros cuadrados, ubicada en la porción occidental de la isla de La Española, hay un afecto singular hacia los hijos de la Mayor de las Antillas” observa María Julia Mayoral.

Otro acto demostrativo de gratitud fue que en Raboteau, un barrio desamparado de la ciudad histórica de Gonaives, cuna de la Independencia haitiana, los residentes de la zona izaron la bandera cubana junto al bicolor nacional.

Existe otro aspecto valioso de la contribución cubana que no se puede omitir: Cada año, parten hacia las universidades cubanas, varias decenas de estudiantes haitianos, becados por el gobierno cubano. Estos últimos se sienten igualmente entusiasmados por la solidaridad que encuentran a su llegada en la vecina isla.

“Si no fuera por la Revolución Cubana, no pudiera estudiar medicina” lo que siempre ha sido su sueño, declaró Jean Donly Cairrot, estudiante haitiano, el cual cursa su quinto año, en la Facultad de Ciencias Médicas en Santiago de Cuba.

El joven estudiante que hace estas declaraciones no ignora la cruda y dura realidad que vive su país de origen. Sabe que en Haití existe una sola escuela de medicina que sólo puede admitir un número muy limitado de estudiantes anualmente. Las pocas otras universidades son privadas, caras e inasequibles a la gran mayoría de haitianos y haitianas.

Por lo tanto, no se permitirá el lujo de desperdiciar la oportunidad que se le ha ofrecido y como la mayoría de los estudiantes haitianos radicados en la tierra de José Martí, regresara a su patria con honores y excelentes resultados académicos.

Cerca de mil estudiantes haitianos becados han sido los beneficiarios de la cooperación cubana. Muchos de ellos, ya han regresado al país, con óptimas calificaciones y con amplios conocimientos para aportar su contribución al desarrollo y a la mejora de las condiciones de salud.

También, otra realidad fascinante es que en la isla de Cuba, viven más de veinte haitianos centenarios y uno de ellos, con 125 años, es quizás el hombre más longevo del mundo. [i]

Cabe finalmente señalar que a la par del personal de ayuda médica, también se encuentran en Haití especialistas agrícolas y asesores en alfabetización. Los profesores cubanos asesoran un programa de alfabetización por radio y con este procedimiento, se han alfabetizado ya aproximadamente 110 mil haitianos y haitianas a la fecha de Abril 2006 y el programa sigue expandiéndose.

Estos lazos fraternos han logrado escarbar y replantear emociones y actitudes nuevas en nuestra ciudadanía. El pueblo haitiano en general, suele ser desconfiado de la presencia extranjera sobre el territorio nacional. Esto es comprensible, pues desde su nacimiento ha sido esclavizado, martirizado y oprimido por seres humanos provenientes de otras latitudes.

Este escepticismo es explicable ya que todos los intentos que hizo este pueblo haitiano para decidir su futuro y para edificar su bienestar fueron constantemente intervenidos y obstruidos por sectores reaccionarios del exterior. Además, en múltiples ocasiones, tuvo que defenderse con armas, con fuego y sangre para salir del yugo de algún colono o de la férula de algún invasor.

Pero, esta vez, si hemos visto a familias haitianas enteras lamentándose y llorando cuando se ha ido un médico cubano y si hemos observado además la ayuda técnica, un verdadero “pacto de hermanos”, una alianza llena de emociones, una hermandad dominada por el afecto y en la cual se han logrado vencer las barreras idiomáticas, es que el pueblo haitiano ha sabido discernir la sensibilidad incondicional, la entrega ilimitada y el altruismo excepcional de nuestros hermanos y hermanas cubanos.

Por todo eso y por todo lo que no he podido resaltar en un espacio tan corto, hoy escribo: ¡Gracias Cuba!

20 de septiembre de 2007

El discurso de Rama Yade

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Amigos(as), a continuación, la traducción -del francés al español- del discurso integral, pronunciado en Haití, por la Secretaria de Estado de Francia ante el Ministro de Asuntos Exteriores, la joven, hermosa y radiante Rama Yade.

Disculpe por favor posibles errores de español en la traducción:



Señoras, Señores,

Hay amistades quizás sin choques, sin sombras, sin dramas: la relación que une Francia y Haití no es, en todo caso, de aquéllas. Se estableció en el dolor y el desgarramiento. Pero, quizás es más profundo. Resistió a la distancia y al tiempo. Querría hablarles de esta amistad, recordar nuestra memoria común, sin olvidar sus heridas, y también, y sobre todo, mencionar lo que podría ser su futuro.

La colonia de Saint Domingue era rica. Entonces, era necesario extraer un máximo para enriquecer la metrópolis por medio de la trata y del comercio triangular. Que el siglo XVIII sea el de la libertad no impedía a un tal filósofo progresista, Voltaire, de colocar su dinero en este horrible comercio. Era sin contar con la Revolución francesa que vino a colocar los fundamentos de un nuevo carácter político, el de la democracia y de los derechos humanos.

Los Haitianos entonces se apoderaron del discurso de los amos. Los sorprendieron en el acto. Exigieron para ellos mismos esta libertad y estos derechos. Como lo diría Brière: "Cinco siglos les vio las armas en la mano y aprendieron a las razas explotadoras la pasión de la libertad".

La universalidad solamente verbal se convertía en realidad en Haití y de ahí, "la “négritude” se puso de pie por primera vez y dijo que creía en su humanidad", como lo escribió Aimé Césaire. Oh, por supuesto, los que iban pronto a llamarse Haitianos no habían esperado la declaración de los derechos humanos para huir de las cadenas, cimarronear, aún y siempre, lo más lejos posible, a cualquier precio. Pero, a pesar de todo, la declaración de 1789 tronaba estas palabras revolucionarias: "Todos los hombres nacen iguales..." "y no solamente sobre las orillas de la “Seine” o de la “Tamise”, en Berlín o Madrid, y también, y por igual, bajo los Trópicos."

La independencia de Haití vendrá el 1 de enero de 1804. La víspera, el 31 de diciembre, los generales se habían reunido en Gonaïves, para escuchar el Acto de esta independencia. Dessalines lo escribió la noche, a su mesa de trabajo, con fiebre. El día siguiente, temprano en la mañana, siempre en Gonaïves, clarines y tambores resonaron de todos los lados. Soldados y civiles, entusiastas, ruidosos, llenaron las calles en un abrir y cerrar de ojo. El pueblo fluyó de las campañas. Una muchedumbre inmensa, donde mujeres y jóvenes muchachas ricamente vestidas acompañaban a los soldados para llegar en seguida al Parque de las Armas. A las siete de la mañana, mientras que un sol radiante iluminaba la Ciudad, Dessalines, rodeado con la brillantez comitiva de los generales, atravesó la muchedumbre, subió las marchas del altar de la patria y recordó, en un vehemente discurso en créole, todos los tormentos que los nativos habían aguantado bajo la soberanía francesa. Al terminar, levantó el brazo y declaró: "Juremos de combatir hasta el último suspiro para la independencia de nuestro país". Ese día, de todos los pechos, brotó, formidable, acentuado por la voz seca y rabiosa de los cañones, el juramento, mil veces repetido, "de vivir libre o morir". Un nuevo Estado había nacido.

La esclavitud no resistirá a esta conmoción. Colapsó sobre su base. Exilien Heurtelou, el redactor principal de un famoso Diario de Port-au-Prince, escribirá más tarde:

"Nosotros, todos hijos de África, esparcidos en esta extensa América, estamos escuchando, el corazón abierto, esperando el primer ruido de la caída de la esclavitud para empujar hacia el cielo el más extenso grito de alegría que, desde el valle terrestre nunca ha subido allí".

La irrupción sobre la escena de la Historia mundial de estos esclavos vencedores de las tropas napoleónicas, el triunfo de esta rebelión hizo que Haití alcanzara un renombre y un prestigio que permanece hoy aún de una excepcional vivacidad a través de América. Pero no fue todo. En la actualidad, cada ciudad, cada aldea, cada localidad de aquí canta la epopeya de Haití: Gonaïves, Cabo-Haitiano, Jacmel, Les Cayes, Pétionville, Jérémie, Saint- Marc. A la evocación de estos nombres, el pueblo negro de todos los países tiene aún el vértigo.

Pero, en su historia, la gloria se convierte al trágico. He aquí Haití mártir... Su país sufrió durante dos siglos de regímenes autoritarios, de dictaduras sangrientas y de una larga lista de golpes de Estado cuya serie precipitada contrasta con la inmutable y desesperada miseria del pueblo... como si un destino celoso de este resplandor demasiado intenso se había hostigado contra ustedes. Corresponde a los historiadores pronunciarse sobre las razones de esta evolución. Notemos, simplemente, que nada preparaba esta sociedad aplastada por la esclavitud a los riesgos de la libertad. El peso de la opresión no se desmayó con la salida de los colonos. Siguió pesando excesivamente sobre los espíritus, trabajando las almas y los comportamientos.

Léon Laleau lo había dicho utilizando términos fuertes: “Este corazón insistente, que no corresponde con mi lengua y mis hábitos, y sobre el cual muerden, como un calambre, sentimientos prestados y hábitos de Europa. ¿Sienten Ustedes este sufrimiento y esta desesperación que nunca se podrán aplacar con palabras de Francia, este corazón que me llegó de Senegal?”

Fue también difícil para Francia. En la actualidad, ya no huye de este pasado. De la misma manera que fue el primer Estado que decretó un código negro, fue la primera que por ley calificó la trata y la esclavitud de crímenes contra la humanidad. Es al honor de nuestro país de haberlo hecho.

Ahora, es necesario pues, sería necesario, superar la página del pasado, no para olvidar sino para sobrepasar. En la actualidad, el reto para Haití es avanzar, darse los medios para inventar un futuro, de apropiarse de la democracia y de la justicia, después de la libertad. Para preparar este viaje, consulté mucho. De París a Pointe-à-Pitre, he visto mucha gente vinculada a su país y preocupada por su bienestar, esperando desde décadas a veces un despegue económico y una estabilidad política. Ya que, Haití había comenzado tan bien en 1804, que de Haití, se esperaba lo mejor. Que esté a la altura de su glorioso principio.

Victor Hugo lo presagió: "El niño arrancó lo que lo cercaba y está actualmente en vuelo." “Terminará por llegar y, mientras, reivindica su lugar en medio de una civilización que no se lo podrá negar "." Pero por su golpe de esplendor de 1804, Toussaint Louverture y Dessalines, fundadores de la primera República negra del mundo, habían colocado la barra demasiado alto. Desde, generaciones de Haitianos se suceden, cada una preguntándose cual de ellas estará a la altura de los padres fundadores. Señoras, Señores, personalmente, tengo deseo de creer…

Por primera vez desde hace tiempo y bajo el impulso del Presidente Préval, la esperanza reaparece en Haití. Quiero creerlo de todas mis fuerzas y obrar a sus lados para que sea así. Haití reanudó el camino del Estado de Derecho. El Gobierno y el Parlamento son resultantes de elecciones libres y la comunidad internacional no hesita en brindar su apoyo. Francia tampoco, que se moviliza a todos los niveles hasta en sus territorios. A este respecto, querría agradecer a los Sres. Claude Bouchet, Diputado del Vaucluse, así como Christian Dupuy, alcalde de Suresnes, ciudad hermanada a Cabo Haitiano, haber aceptado, acompañarme aquí para dar prueba de su interés y su compromiso en pro de Haití.

Por supuesto, los esfuerzos desplegados actualmente por Haití no solucionan, lejos de allí, los problemas de pobreza, salud pública, empleo, de transporte pero por lo menos los Haitianos están en condiciones de tratar estas cuestiones.

¿Habrá valor y determinación? Ciertamente ya que los Haitianos valerosos no faltan.

En cuanto a la ayuda internacional, es indispensable pero no creo que Haití carezca de dinero. Lo que sería necesario es que la ayuda bilateral y multilateral esté mejor coordinada, más eficiente y que pueda ser administrada por una administración mejor organizada.

¿Pero la ayuda puede bastar al pueblo haitiano? ¿Los hijos de Toussaint Louverture saben mejor que cualquier otro, con respecto a la ayuda, que "la mano que da está siempre encima de la que recibe"?

Tengo la íntima convicción que Haití decidirá de lo que quiere, que puede seducir inversionistas, como lo esta haciendo Su Excelencia el Presidente Préval. No logro aceptar que solamente dos grandes empresas francesas están presentes aquí. Esta es la razón por la cual, quise que me acompañaran hombres de negocios franceses, representantes de las cámaras de comercio, para que se entrevisten con los responsables económicos haitianos. Sé que les convencerán para que invierten aquí y que a su vez, ellos convencerán los empresarios franceses quienes representan de hacerlo.

Un mercado haitiano se abre, francófono y créolofono. Francia debe aprovecharse y definir finalmente una verdadera política de cooperación, con Guadalupe para cabeza de puente, ella que es próxima a Haití. Es por ello, que antes de juntarme con ustedes, hice escala en Guadalupe, donde vive por otra parte una fuerte comunidad haitiana, para entrevistarme con Jacques Gillot y Victorien Lurel, Presidentes del consejo general y regional de Guadalupe que hacen un trabajo formidable para la cooperación con Haití: intercambios de funcionarios, asociaciones con las empresas haitianas, acciones de ayuda urgentes.

Deseo también agradecer muy calurosamente a la Sra. Gabrielle Louis- Carabin, diputada de Guadalupe, por aceptar acompañarme en Haití. Sra. la diputada, su presencia a mis lados me honra y llena de emoción.

Del lado haitiano, sentí durante mi corta estancia una gran voluntad de ir hacia adelante. No vi ninguna resignación. Por otra parte, el presupuesto de gastos más importante para las familias pobres es el de la educación. ¡Es decir su fe en el futuro!

Vi en el Presidente Préval a un estadista convencido de que cambios son necesarios. Deseo agradecerlo su recibimiento excepcional. Quiero también transmitirle el apoyo firme y fraternal de Francia. Estímulos también para las reformas que emprende, en los ámbitos de la justicia, de la lucha contra la impunidad y la corrupción.

Por supuesto, queda aún por hacer: la situación de la seguridad,los progresos en cuanto a derechos humanos, en particular, la libertad de la prensa, los derechos de los niños y mujeres haitianas quienes tienen un valentía excepcional, la condición de las prisiones.

Así mismo la lucha contra desigualdades queda un reto crucial por señalar. Según algunas cifras, un 1% de la población haitiana concentraría la mitad de la riqueza nacional. Pienso que la respuesta a estas desigualdades es la educación. Francia puede contribuir ya que allí sobresale. No se trata de formar élites: las élites haitianas ya existen. Cuentan entre las más talentosas del mundo. No, la educación de la que hablo es la educación popular y la formación de profesores.

Photo Sharing and Video Hosting at PhotobucketAhora bien, el terreno es favorable, ya que Haití es una tierra de cultura. Ya que, es una tierra de creación e imaginación, admirada por todas partes en el mundo, de las galerías parisienses a las de Nueva York. Seguramente porque la ingeniería creativa de Haití se armoniza con los contornos su historia, de sus esperanzas como de sus sobresaltos. La independencia parió una literatura de combate con Vastel o Colombel. El nacimiento de la nación haitiana fue llevado en triunfo por el romanticismo de Nau, Durand o Coicou. La ocupación americana llevó a los artistas a fortalecerse en las fuentes africanas con Jean Price-Mars que lanzó esta consigna entusiasta: "Nosotros mismos solo tenemos la oportunidad de ser lo que somos si no negamos ninguna parte de la herencia ancestral".

La poesía haitiana se liberará hasta lo sublime con Jacques Roumain. El exilio no agotará la inspiración de los que querían vivir y escribir libremente como René Depestre. En la actualidad, surgen verdaderas razones para esperar. Pues vine a expresarles la solidaridad de Francia y garantizarles su apoyo. Su nación es joven. Ambicionemos juntos, para ella, un futuro que combina la felicidad y el resplandor. No hay razón que este país cuya diáspora es una de la más talentosas del mundo, no se destaque. El inmenso esfuerzo que Haití desplegó para nacer y reaparecer del transbordo, como diría un escritor antillano, este inmenso esfuerzo, Haití puede rehacerlo.

Y por su parte, Señoras, Señores, puedo garantizarles que al bonito nombre de Haití, la Francia de Nicolas Sarkozy seguirá respondiendo. Es él que me pidió acelerar mi llegada en Haití para llevar un mensaje de fraternidad al pueblo haitiano. Que me haya pedido que sea la primera en visitar en su país no es tampoco anodino. Deseó presentar en Haití la nueva cara de Francia. Esta Francia diversa, de la que los Haitianos habían soñado.

Nicolas Sarkozy sabía también que más allá de Francia, tendríamos tantas cosas que decirnos. Ya que, mis amigos, cuando veo sus caras, cuando piso este suelo, pasa algo. Algo de diferente que cuando estoy en Moldavia o en Argelia. Es que aquí hay una parte de África, donde crecí en parte y de dónde ustedes vinieron en trágicas condiciones. Esta África que observa aún y observará a Haití siempre como una leyenda, su orgullo, su herida.

Habría podido ser haitiana. Habrían podido seguir siendo africanos. ¡Aquí no hay ni Wolofs ni a Peuls pero solo veo rostros familiares! Encontrarme delante ustedes, de hablarles en nombre de Francia, con en trasfondo esta historia africana que tenemos en común, tiene algo de desestabilizador pero tan prometedor. Hay momentos en que la historia nos da sorprendentes vueltas. A menos que no sea Francia que nos haya jugado esta vuelta. Nada de asombroso: es una ingeniería típicamente francesa que de producir esta clase de equivocaciones.

Francia cambió, Señoras, Señores. Pero sigue siendo indefectiblemente vinculada a Haití. Durante mis primeras horas aquí, también me he dado que Francia contaba para Haití.

Otro camino se abre ante nosotros. Pueden contar conmigo.

Señoras, Señores, les agradezco.

Puerto Príncipe, el 14 de Septiembre de 2007

RAMA YADE Secretaria de Estado para los Asuntos Exteriores y los Derechos Humanos



Ver el texto original


Mapa de migración haitiana

El historiador haitiano Georges Anglade, en una sección muy instructiva que escribe semanalmente en el periódico “Le Nouvelliste” nos presenta el siguiente mapa de la migración haitiana.

El tamaño de la foto superó el espacio del blog, así que los números que faltan son: Rep Dominicana: 750,000, África: 25,000 y Francia: 100,000.

Creo que es un interesante documento así que lo comparto acá con Ustedes:

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14 de septiembre de 2007

Haití o el delito de la dignidad

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Amigas(os)

Transcribo acá un artículos escrito por la Sra. Graciela Azcárate y me siento en la obligación de decir (ya que es la Verdad), que de todo lo que se escribe sobre Haití en Rep. Dominicana, no he leído, ni hay ningún articulista o periodista dominicano(a) que entienda o que exprese tan perfectamente, tan fielmente, la realidad histórica de Haití y las realidades que Haití vive hoy.

Mis humildes felicidades a la Sra. Graciela Azcárate.

A continuación, el artículo publicado en EspacInsular:

SANTO DOMINGO. 14 DE SEPTIEMBRE DE 2007.- Hoy, al leer en Espacinsular la serie que está publicando sobre MINUTASH y el pedido que hacen las Organizaciones de la sociedad civil haitiana exigiendo el retiro inmediato de la que consideran una “fuerza de ocupación” cuya presencia en el territorio haitiano viola la Constitución del país que estipula que “Haití es una República soberana, libre y autónoma”, recordé un artículo escrito por el periodista José Steinslegere publicado en el periódico La Jornada titulado “Haití: las mentiras de Ban Ki Moon” , reproducido en Rebelión y una “Historia de vida” publicada en febrero del 2004, en Areito para conmemorar el bicentenario de la independencia haitiana.


El artículo de Steinslegere desmenuza las declaraciones de Ban Ki Moon y lo menos que le dice es “lobotomizado”.

Pero sobre todo pone de relieve la hipocresía de los países europeos, de Estados Unidos y de latinoamérica.

Haití sigue pagando un alto precio por la dignidad Steinslegere escribe:” El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, visitó Puerto Príncipe y en particular Cité Soleil, urbe paupérrima habitada por medio millón de personas, y luego redactó un informe increíble.

"Me alegré de ver tanta actividad y animación, tantos indicios de normalidad", dijo el coreano, a más de festejar y solicitar al Consejo de Seguridad (o sea a Estados Unidos) una prórroga a la presencia de la llamada Misión de Estabilización (sic) de las Naciones Unidas (ONU, Minustah). Oigamos, entonces, la versión de Mercius Lublin, morador del distrito Boston de Cité Soleil, en la noche del primero de febrero pasado: "... La familia estaba durmiendo en el suelo porque los soldados de la ONU habían aconsejado a todos en la zona que lo hicieran así. Entonces empezaron a disparar. Me di cuenta de que yo había sido herido en un brazo, mi mujer en los pies y que mis dos hijas se hallaban bañadas en sangre" (Stephanie y Alexandra Lublin, de 7 y 4 años años). Según la agencia de noticias IPS (que inspeccionó los cadáveres de las niñas), la Minustah calificó el hecho de "daños colaterales". Por su lado, el representante especial adjunto del secretario general de la ONU para Haití, Joel Boutroue, responsabilizó de los asesinatos a los "miembros de las pandillas". En suma: un capítulo más del operativo Sin Piedad Hacia Cité Soleil (así llamado por la Minustah en diciembre pasado)”. Es una historia de acoso y derribo que Haiti vive desde que se proclamó la primera república negra libre.

De eso hace ya doscientos años.

Con motivo de la celebración del Bicentenario de la proclamación de la independencia haitiana publiqué en “Historia de vida” un texto titulado “Haití o el delito de la dignidad” citando una frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano. Salió publicado a pocos días antes de que fuera destituido, el 29 de febrero del 2004, el presidente Jean Bertrand Aristide.

“La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental. (...) Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad” escribió Eduardo Galeano en su artículo “ Los pecados de Haití” para conmemorar el bicentenario de la independencia haitiana.

Doscientos años después de su independencia, Haití, cuya esperanza de vida es de 49 años para los hombres y de 50 para las mujeres, y que tiene una renta per capita de 480 dólares al año, según el Banco Mundial, sigue debatiéndose entre la pobreza, la violencia, la corrupción y las protestas populares en contra del gobierno de Jean Bertrand Aristide.

La comunidad internacional mira hacia otro lado, ignorando lo que pasa, todos eluden responsabilidades y los vecinos de al lado quisieran inventar un muro como el palestino para que la estampida no invada República Dominicana.

Hace tan sólo dos meses, el primero de enero del 2004, se conmemoraba un hecho histórico sin precedentes, que Occidente mira con desdén discriminatorio y racista: “en 1804 un ejército feroz de esclavos africanos, al mando de Jean Jaques Dessalines, derrotó a las tropas napoleónicas que contaban con 76 navíos y 22 mil hombres, y proclamó la independencia de Haití, la tierra de las grandes pendientes”. La proeza ha permanecido olvidada y a la sombra de otros acontecimientos como la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa.

Los antecedentes de la independencia haitiana tienen su origen en la insurrección de esclavos de 1792 que finalizó en 1795. “El alzamiento negro fue acompañado de muestras de extrema brutalidad y sadismo. Así, por ejemplo, la columna negra que se dirigía a conquistar la población de Cap François estaba precedida por un niño blanco clavado en una lanza a modo de estandarte. La respuesta de los blancos también estuvo a la altura de las circunstancias y consistió en aniquilar a todos los sublevados. A los ojos de los propietarios de tierras, la reivindicación principal de los esclavos negros, su libertad, suponía la quiebra del sistema de plantación y la ruina de los plantadores, tanto blancos como mulatos. Esto llevó a ambos bandos a dejar de lado sus enfrentamientos pasados y a unirse, momentáneamente, junto con las autoridades metropolitanas, en la represión del alzamiento esclavo”. Doscientos año después, ese trozo de relato histórico tiene vigencia y reproduce el mismo relato de atrocidades y enfrentamientos inter étnicos sin solución.

La libertad de la primera república negra tuvo su precio: 150 millones de francos de oro, exigidos en compensación por el emperador Carlos X. El peso de esa deuda sería tan enorme y pesado como los delirios imperiales de sus primeros gobernantes entre los cuales se sucedieron 22 tiranos hasta que, en 1915, se produjo la primera invasión de los Estados Unidos.

Eduardo Galeano escribió en Brecha en 1996, lo que sigue: “Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".

Haití es una advertencia para todos, acerca de lo que puede pasar cuando se encadena a una brutal administración colonial francesa, una secuencia sangrienta de sátrapas, una de cuyas expresiones modernas fue la familia Duvalier, la connivencia de las dictaduras con el ejército y las bandas paramilitares al estilo de los tonton macoutes.

La lista de iniquidades es extensa y las encuestas estremecedoras: el 80% de los haitianos son pobres, los índices de analfabetismo y mortalidad son los más altos del mundo y la corrupción es comparable sólo a la de otros dos países: Bangla Desh y Nigeria. El cinco por ciento de los habitantes es portador del SIDA y 30 mil personas mueren anualmente de esta enfermedad. La esperanza de vida es 15 veces más pequeña que la de la República Dominicana. La violación de los derechos humanos, la violencia contra la mujer, la impunidad y el asesinato de opositores y la desaparición de los periodistas de la prensa escrita y radial son parte del paisaje.

El presidente, Jean Bertrand Aristide, considerado por la oposición como un mandatario "sangriento, criminal y forajido” dijo en su discurso de conmemoración de los 200 años de independencia, que salvaría al país de la pobreza y terminaría con las rencillas políticas en el 2015. Para ello esperaba recibir 212 mil millones de dólares de Francia como reparación por el pago que Haití hizo para comprar su libertad hace dos siglos. Es profético lo que escribió Eduardo Galeano: “La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía. Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra. Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad”.

Al clima de caos generalizado que vive Haití, a la pesada carga de una historia sangrienta y cruel se suma la sospecha de que Aristide ganó la reelección presidencial de 2000 con malas artes, lo que decidió a la comunidad internacional a suspender la prometida ayuda de 500 millones de dólares.

Haití está sumida en la indefensión, sobre todo cuando el resto del mundo le da la espalda porque no es rentable ni económica ni geopolíticamente. La oposición no garantiza mejores tiempos porque está dividida y atomizada en un grupo cuantioso, 184 partidos políticos, sindicatos y grupos civiles.

Muchos de los cuales son de reconocida inspiración democrática, pero otros se han formado en las mismas tradiciones totalitarias que dicen combatir y parecen el remedo feroz de los tonton macoutes relatados magistralmente en “Los comediantes” por Graham Greene, con el telón de fondo de Puerto Príncipe, el Hotel Olaffson en la década de los 50, con Papá Doc como Presidente Vitalicio.

El final del artículo de Steinslegere parece un epílogo aterrador a lo escrito hace tres años en “Historia de vida”. ” A inicios de 2004, los haitianos no pudieron celebrar el bicentenario de su independencia. Washington, París y la elite negra derrocaron al presidente constitucional Jean Bertrand Aristide. El país caribeño fue ocupado por enésima vez en su historia. Y a continuación, dispusieron que la Minustah quedase a cargo de las tareas sucias: 10 mil asesinatos, para empezar.

En ese mismo año, el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas señalaba que con 8 millones y medio de habitantes, 7 millones de haitianos subsistían con menos de dos dólares diarios. Y cinco, de estos siete, con menos de un dólar al día. La comida disponible apenas alcanzaba entonces para 55 por ciento en un país donde una de cada tres muertes, 38 mil al año, correspondía a niños y niñas menores de cinco años consumidos por la desnutrición crónica, grave y extrema.

Sin embargo, el lobotomizado señor Ban Ki Moon, títere de la Casa Negra, intituló su informe: "Una esperanza para Haití". Porque vea usted: "gracias a la promulgación de nuevas leyes, los ingresos fiscales aumentaron una tercera parte el año pasado..." etcétera.”


Graciela Azcárate.





9 de septiembre de 2007

Nueva palma para el “Rhum Barbancourt”

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El Ron Barbancourt acaba de distinguirse en la categoría de los rones de azúcar llamados rones tradicionales, en el concurso de los rones del mundo, organizado por la Academia del Ron, en la Isla de La Reunión.

En efecto, en la categoría de "Rones azucarados", el ron Barbancourt en blanco 40° suplantó a sus competidores. Se presentaron 50 frascos de ron a los 30 miembros del jurado que se habían sentado alrededor de las 6 mesas de degustación supervisadas por 2 alguaciles, Eric Miellet y Paul-Georges Montezume.

Todas estas bebidas presentadas a esta competencia al ciego (es decir sin nombre de la marca) fueron compradas en supermercados y no producidas especialmente para adquirir medallas. Estos rones comercializados se pusieron en frascos numerados delante alguaciles antes de ponerse sobre las mesas de los catadores.

Entre el conjunto catador- jueces, se podía destacar la participación de Yves Klein del Ministerio de Agricultura, de Bernard Arnault, distribuidor de espirituosos, de Laurent Claude, restaurador y de los periodistas especializados en este ámbito. Los rones fueron clasificados por categoría con, por una parte, los blancos y viejos agrícolas, y del otro, de los rones de azucarera dichos rones tradicionales. Todos los rones AOC de Martinica vendidos en el mercado francés figuraban sobre las mesas.

Estaban también los productos de Guadalupe, así como un ron de Guyana en esta categoría de ron agrícola.

En los rones de azucarera, hay que citar la participación de los rones de la Isla de La Reunión, Cuba, República Dominicana, Haití, Isla Mauricio, Trinidad y Tobago, de Venezuela, de Perú, en categoría blanco y viejo para algunas marcas.

En esta competencia, se aprecia y se observa todo; la botella, el perfume, el comportamiento tapa, la estructura, la longitud tapa, la quemadura, etc... todo lo que hace e que un ron sea bueno y apreciado por el consumidor.

Por otra parte, se observa la bebida a través del vidrio, se inhala, y luego se escupe y se enjuaga el paladar. El Presidente, Charly Claude, garantiza que las hojas de notación de los rones se pondrán a disposición de los productores que podrán consultarlas.

Estos últimos podrán también hacer figurar el veredicto sobre sus etiquetas. La academia del ron es, en efecto, una referencia en la promoción del ron en la capital del amor y el placer.

Ikas Dezaten

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Acá comparto con Ustedes el link de un blog sobre Haití que he recibido en un comentario hecho en “Desde Haití Cherie”.

Agradezco de todo corazón a esta persona.

Haga un “clic” sobre el enlace a continuación:

Ikas Dezaten

8 de septiembre de 2007

Actualización del blog

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Estimadas(os) amigas(os) lectores del blog:

No he podido por falta de tiempo, seguir actualizando el blog.

Pronto, estarémos de vuelta. Gracias por sus e-mail y comentarios de apoyo.

Gracias por su interés y por su apoyo moral para con Haití Chérie.

Gracias de todo corazón.

Steven Gehy.