4 de enero de 2007

Michelle Montas y Jean Dominique


 
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA jueves, 04 de enero de 2007

DESDE HAITI


Michelle Montas y Jean Dominique


PÉTION-VILLE, Haití.- Nuevamente, la pequeña y agitada nación caribeña de Haití alcanza sorprender a muchos.

Después de la investidura de la distinguida periodista de origen haitiano, Michaelle Jean, como Gobernadora General de Canadá y Representante de la Reina Isabel II de Inglaterra, después del nombramiento por el gobernador republicano Jeb Bush, del médico haitiano-americano, el Dr. Rony François en la dirección de la Secretaria de Salud del Estado de la Florida, es la conocida y valiente periodista haitiana Michelle Montas Dominique, quien hoy se suma a las muchas personalidades haitianas que contribuyen a hacer resplandecer y destacar el nombre de Haití y a hacer honor a su pueblo en tierras extranjeras.

En efecto, Michelle Montas acaba de ser designada para asumir el complejo y minucioso puesto de vocera de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por el nuevo Secretario General de este organismo, el ex Canciller surcoreano, el diplomático Ban Ki-Moon.

Este oportuno nombramiento llena de orgullo a una inmensa mayoría de haitianas y haitianos. En el actual contexto de severos disturbios sociales internos y de incesantes detractaciones y difamaciones antihaitianas, resulta reconfortante y alentador constatar que múltiples e importantes sectores internacionales reconocen y respaldan las capacidades, las experiencias, los conocimientos y los valores de ciudadanos(as) haitianos(as) o de emigrantes de origen haitiano que por motivos diversos, han tenido que abandonar forzosamente su país natal.

Estos emigrantes haitianos, de ambos géneros y que se distinguen de forma honorable en diferentes ramas, corroboran fehacientemente lo cuantioso y positivo que puede llegar a ser la contribución de un inmigrante en la tierra de acogida.

Muchos haitianos y haitianas desempeñan funciones públicas y privadas de gran prestigio en numerosos países extranjeros e incontestablemente, Michelle Montas también, es una de los inestimables representantes de esta diáspora haitiana.

Además, representa una de las figuras principales de las luchas diarias, permanentes e inquebrantables del pueblo haitiano que anhela construir una nación democrática, próspera, justa y digna.

Tal como la dominicana de ascendencia haitiana Sonia Pierre, Michelle Montas simboliza la defensa de los derechos humanos, personifica el combate para la protección de la dignidad de seres humanos desfavorecidos, encarna la lucha en contra de la exclusión, de la arbitrariedad; Michelle representa la lucha en contra de los abusos vergonzosos y de las explotaciones esclavistas.

Al igual que Sonia Pierre, constantemente insultada, difamada, calumniada por los sectores nacionalistas conservadores dominicanos, Michelle Montas, desde los tiempos de la funesta y sangrienta dictadura duvalierista, fue y sigue siendo, aún hoy en día, el blanco de la jauría de las fracciones reaccionarias haitianas que no la perdonan, ni le perdonarán nunca su ideal democrático.

Michelle, como Sonia en República Dominicana, es una terrible pesadilla para las fuerzas conservadores que se oponen firmemente a su loable lucha a favor de las poblaciones de las renegadas aldeas y a favor de los hombres, mujeres y niños hacinados abandonados sin futuro, sin esperanza de un mejor mañana en los barrios marginados de las grandes y pequeñas ciudades haitianas.

Tal como Sonia Pierre en la hermana República Dominicana, la valiente periodista Michelle Montas fue tildada de traidora por los seudo-nacionalistas haitianos que sueñan más bien con mantener la nación de Toussaint Louverture y de Jean Jacques Dessalines en un permanente estado de injusticia social, de pobreza extrema y sin la posibilidad de oportunidades igualitarias para todos.

Tal como lo fue Sonia cuando recibió el prestigioso premio RFK de los derechos humanos, Michelle también fue acusada por los sectores antidemocráticos haitianos de conspirar en contra de su país y de difamar a su nación en foros internacionales cuando recibió en el 2002 el ilustre premio “Maria Moors Cabot Prize” que le fue otorgado por la famosa universidad americana “Columbia University” en reconocimiento a su valiente, arriesgada y heroica labor periodística a favor de la libertad de la prensa y por su incansable contribución al fomento de la democracia en Haití.

Su inalterable compromiso con un Haití más justo, más equitativo y saneado de sus monstruosas disparidades sociales, ha ocasionado a Michelle Montas unos atentados en contra de su vida. El ultimo intento para asesinarla tuvo lugar justo frente a su residencia en Pétion Ville, el mismo día de Navidad del año 2002, cuando uno de sus guardias espaldas, lamentablemente perdió la vida, baleado por las armas asesinas de dos matones a sueldo.

Después de haber observado las reacciones en Haití y en Republica Dominicana enseguida de las premiaciones otorgadas a las dos personalidades arriba mencionadas, una deducción se impone: los sectores conservadores y retrógradas se parecen curiosamente en sus discursos y actitudes independientemente de la nacionalidad de sus seguidores.

Los lamentables comportamientos antidemocráticos que consisten en ataques verbales y físicos a periodistas y defensores de los derechos humanos son tristemente similares en todas partes.

Pero también, tal como es admirada Sonia Pierre por los sectores progresistas dominicanos, en Haití igualmente, muchos y muchas apoyan, respetan y elogian las aspiraciones, la valentía, las convicciones, el ideal de Michelle Montas.

No se puede hablar de Michelle Montas sin recordar su distinguido esposo, el conocido agrónomo y periodista haitiano, Jean Dominique.

Recuerdo aun la voz clara, incisiva e impactante de este hombre sincero, profundo en sus reflexiones, luchador incansable quien provenía de la elite haitiana.

Parecía alto por su físico delgado y la apariencia de pensador taciturno que le confería la pipa que fumaba algunas veces, contrastaba enormemente con la gran sonrisa que se dibujaba siempre sobre su amistoso rostro y con su discurso enérgico de lucha social.

Igualmente, esta apariencia discrepaba extraordinariamente de su agitada vida que dedicó esencialmente a la defensa de los pobres, de los hambrientos, de los excluidos por lo que tuvo que exiliarse en repetidas veces después de las amenazas de los temibles escuadrones de la muerte de Papa Doc Duvalier y más recientemente, a raíz del peligro que representaba en 1991, la usurpación del poder por los militares golpistas.

La última vez que ví a Jean Dominique en vida, conversaba pausadamente con mi estimado y querido padre, -ahora también fallecido- con quien compartía una gran amistad de muchos años y sobre todo, en muchos aspectos, compartían la misma visión, las mismas luchas, los mismos sueños, de un Haití democrático, respetuoso de los derechos humanos y de la voluntad popular. Conversaban ellos en este mismo patio de la emisora radial “Radio Haití Inter”, propiedad de Jean y de Michelle Montas Dominique, localizada en la entrada de Pétion Ville, en donde por la mañana del 3 abril del año 2000, penetró de repente un hombre desconocido quien disparó sietes proyectiles hacia el famoso periodista quien falleció en el crapuloso acto.

Hoy, la fachada principal del local que alberga la emisora de la familia Dominique, presenta aún decenas de impactos de balas, huellas de anteriores amenazas y advertencias, como para recordarnos siempre que en Haití, denunciar las injusticias, la corrupción, el favoritismo político, la impunidad, las disparidades sociales, las evasiones fiscales, el contrabando, el narcotráfico es castigado de muerte.

Solo me queda presentar mis sinceras felicidades a Michelle Montas y darle las gracias en nombre del pueblo haitiano que ella tanto ama.




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