3 de diciembre de 2006

¡Adios Farah!

Secuestrada, torturada, asesinada.

Inmediatamente después del secuestro de Farah Kerbie Dessources, 20 años, su madre busca desesperadamente ayuda. Sobre la cara de esta mujer de un físico imponente, se lee toda la angustia del mundo cuando cruza el límite máximo del DCPJ (Dirección Central de la Policía Judicial). Acompañada de un pariente cercano, aprieta en su mano un teléfono, su solo vínculo con los raptores de su hija. Si se presenta así al DCPJ es que quiere absolutamente ver a Michael Lucius, el Jefe de la DCPJ, su sola esperanza.

Lucius debe anunciar algunos minutos más tarde su transferencia de la policía judicial. Estamos al 14 de noviembre 2006, en pleno saga "judiridico-legal" que paraliza desde meses la justicia haitiana. Lucius hablará nunca a la madre. La muerte en el alma, la pobre mujer regresa a su casa en a Marin, en Plaine, allí donde han secuestrado a su hija el día anterior. Comienza entonces para ella una carrera desesperada contra el reloj para encontrar el dinero del rescate y a convencer a los raptores de no lastimar a su niña.

Después de múltiples conversaciones telefónicas, negocia a la baja los 30.000 dólares US exigidos por los raptores que creen que, porque la joven muchacha tiene el tinte claro, su padre es necesariamente rico. Desesperada, la madre explica que su hija es el producto de una violación. "Fui violada por un blanco mientras trabajaba en un hotel”, imploró. “Farah no es la niña de un burgués."

El día siguiente, el 15 de noviembre, la presión sube. El rescate debe entregarse antes de seis de la noche. Si no Farah morirá. Después de un carrera loca, la madre llega a recoger cuatro mil dólares haitianos (aproximadamente $US 500). Amigas de los “Croix-des-Bossales” y parientes sacaron su cartera con el fin de ayudar a la pobre dama de 42 años que gana su vida "vendiendo llamadas telefónicas" en las calles de la capital. A las 7pm, algunos minutos después de la expiración del ultimátum, entra en contacto con los bandidos que secuestraron a su niña. Los secuestradores le piden entonces encontrar dos mil dólares haitianos más (US$ 250). Le dan también consignas para el pago del rescate.

Inútil esperanza.

Se presenta a la cita, en alguna parte del lado de Marin, hacia la nueva carretera. Ya es de noche. Dos de los raptores la esperan. Entrega el paquete a un hombre ocultado detrás de una pared. Otro le garantiza que se liberará a Farah esta misma noche. El ruido de las bisagras de una puerta que se abre le dan un poco de esperanza. En vano. "Te la llevaremos esta noche muy cerca de tu casa. Te la vamos a llevar limpiecita", le lanza el secuestrador de un tono seco para cortar a las solicitudes repetidas de la madre de poder irse ahora mismo con su niña que tiene miedo de la oscuridad."

La madre regresa a su casa y espera desesperadamente el regreso de su hija. Repentinamente, el teléfono suena: "Habías informado a mucha gente del secuestro, habías advertido a la policía, entonces a tu hija la dejamos tirada en Santo 3", anuncia uno de los secuestradores a la madre de Farah para quien el mundo acaba de disgregarse. Con algunos vecinos, en plena noche, intenta la aventura y va para Santo.

Ya en camino, debe volver de nuevo sobre sus pasos. Son las dos de la mañana y acaba de experimentar un extraño dolor en sus lados. La misma que había probado poniendo Farah al mundo el 7 de julio de 1986 a las primeras horas del jueves 16 de noviembre, ella descubre aterrada, el cadáver desfigurado de su hija. Hay sangre por todas partes. Le explotaron sus ojos.

Poco a poco, la madre reconstituye el drama:

Según testigos, Farah pidió a sus verdugos porqué la conducían a Santo mientras que ya habían embolsado el rescate. Después de un intercambio verbal más bien enérgico, los raptores le intimaron la orden de poner una bolsita de plástico sobre su cabeza. ¿"Cómo podría hacerlo puesto que me rompieron el brazo?" ", oyó un testigo antes de que dos detonaciones resuenen repentinamente en la noche, y luego, un siniestro silencio."

Estudiante en primer año a la Escuela normal superior de la Universidad de Estado de Haití, Farah Kerbie Dessources deja detrás de ella a una madre inconsolable que tiene para confortarse solamente a su hijo Alexandro Leconte,el pequeño hermano 15 años, quien le fue a abrir la barrera a su hermana en el momento en que entraba a la casa. No la volverá a ver nunca. Comida por el dolor, esta familia teme ahora para su propia seguridad. Ya que Farah habia reconocido, poco antes de su secuestro astroso, uno que intentaba robar su casa. Este ladrón, probablemente, mantenía vínculos con los raptores que sabían desde todo ello principio que Farah no se uniría a su familia viva. Una información capital que Michael Lucius habría podido utilizar para detener los secuestradores. Si él mismo no se había visto obligado a consagrar todo su tiempo por defenderse.
 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Steven, Esta muy interesante tu blog, Felicitaciones. Siempre me daré la vuelta por aqui, Yo quiero crear mi propio Blog, Pero es tenido dificultad, Si puede ayudarme hasmelo saber por Imail Privado, SALUDO para ti de Eusebio. Te escribo por anonimo perdi la contraseña y estoy rapido.saludo amigo.

Steven Gehy dijo...

Gracias amigo Eusebio por tu mensaje. Aprovecho para decirte que cuando quieras, estaré a tu entera disposición para la construcción de tu blog. Ya tienes mi dirección de correo, aunque tampoco soy un experto. Un abrazo desde Haití.

El cazador de basiliscos dijo...

Saludos Sr. Gehy, muy bonito y profesional su blog.

De verdad le digo que ojala y se disipen los nubarrones que llueven sobre Haiti y podamos vivir como los hermanos que somos en esta isla.

Pavel

Steven Gehy dijo...

Muchas gracias Amigo Pavel. Espero que seguirás visitando el blog y que me honraras de tus comentarios y opiniones sobre los temas tratados. Un saludo desde Haití.