31 de diciembre de 2006
27 de diciembre de 2006
Contestando a Zarithza (y parte última)
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA miércoles, 27 de diciembre de 2006
DESDE HAITI
Contestando a Zarithza (y parte última)
DESDE HAITI
Contestando a Zarithza (y parte última)
PÉTION-VILLE, Haití.- Casi siempre, se requiere de mucha humildad, de inmensa serenidad y de abundante valor para uno mismo aceptar que ha sido engañado, engatusado, manipulado.
Como si se respondiese a una postura instintiva de preservar su amor propio, el ser humano se resiste a admitir las evidencias que contradicen las creencias con las cuales ha crecido o ha ido adquiriendo durante toda la vida. Pocos de nosotros logramos vencer ese orgullo perverso y mal ubicado que nos impide reconocer simplemente que hemos construido todo un pensamiento, una ideología global, basándonos en ideas falsas, inexactas e improcedentes.
Creo pues que los adeptos del antihatianismo tienen que superar este reflejo primario y aprender a escuchar otras voces sin sentirse acorralados ni ofendidos.
Los seguidores de las posiciones xenofóbicas, los que expresan una inexplicable repulsión de sus raíces africanas, los que se aferran a los insultos y a las difamaciones cuando del tema de Haití se trata, tienen que esforzarse más bien en elaborar una reflexión constructiva, útil y respetuosa ante escritos u opiniones diferentes de los que durante años, les vienen acostumbrando el conjunto de voces “nacionalistas” dominicanas.
Para lograr esto, para que desaparezcan los mitos y estereotipos antihaitianos – o que por lo menos disminuyen- las dominicanas y los dominicanos, sencillamente tienen que interesarse en conocer el verdadero rostro de Haití, su pueblo, sus realidades, sus dificultades, sus luchas, sus logros, sus sueños...
La laboriosa comunidad dominicana que reside en Haití constituye un elemento esencial para ampliar la transmisión de informaciones fidedignas en República Dominicana, pues puede fácilmente compartir sus percepciones y experiencias en la tierra haitiana que le acoge con sus compatriotas que no conocen el país, o con los que solamente lo imaginan desde la lamentable perspectiva “nacionalista”.
Estimada Zarithza, “para no herir los sentimientos de los haitianos”, insisto que hay que enterrar los mitos y las fábulas. Hay que abandonar por ejemplo el subterfugio nacionalista que consiste en machacar y descontextualizar las invasiones haitianas del pasado para intentar plasmar en la población dominicana que existe en Haití hoy en día, algún tipo de odio, de envidia, de rivalidad o ambición de conquista del territorio dominicano.
Esta pretensión no existe en Haití. Tampoco existe en Haití, alguna intención de fusión con la hermana y soberana República Dominicana.
He observado igualmente que algunos protagonistas nacionalistas dominicanos suelen intentar “herir los sentimientos de los haitianos” refiriéndose, como si fuese un insulto, a la pobreza económica de la gran mayoría del pueblo haitiano.
Ser pobre no es una vergüenza, ni un delito. Lo que sí es una infamia, es calumniar, difamar a unos seres humanos por su color, su nacionalidad, su nivel económico o por su estatus migratorio. Lo que sin duda es un abominable crimen es explotar, abusar, esclavizar y aprovecharse sin compasión de la vulnerabilidad de unos inmigrantes económicos indocumentados que solo buscan y rebuscan el pan para su familia.
Estos últimos, para nada tienen que sentirse avergonzados por ser pobres, por trabajar de sol a sol y recibir luego un salario de miseria, cuando no se le ocurre a algún director de proyecto, llamar a las oficinas de migración para ejecutar las deportaciones justo antes del día de pago.
Los que tienen que avergonzarse son los explotadores y sanguijuelas que pululen dentro de nuestras respectivas elites económicas, políticas, judiciales, religiosas; sin querer quitar honor y mérito a empresarios honestos, políticos íntegros, militares intachables, jueces insobornables, religiosos conscientes... porque los hay, y quizás más que los primeros.
Estimada Zarithza, “para no herir los derechos humanos de los haitianos”:
Se necesita que las repatriaciones se efectúen de forma digna, civilizada, humana... De hecho, existen acuerdos entre República Dominicana y Haití sobre las mismas. Conviene su estudio y difusión. Para citar un solo elemento en ese acuerdo, existe la normativa de que es formalmente prohibido realizar repatriaciones antes de las 6 AM y después de las 6 PM.
Lamentablemente, en innumerables veces, inmigrantes haitianos golpeados y heridos, mujeres haitianas atropelladas y violadas, niños y niñas sin sus padres y aterrorizados, han sido llevados y abandonados por militares y agentes de migración dominicana en algún punto de la frontera en horas muy avanzadas de la noche. Se han registrado violentas deportaciones de indocumentados haitianos a las dos de la mañana.
Los documentos de identidad emitidos por las oficinas gubernamentales dominicanas tienen que ser imperativamente respetados por sus oficiales. Ese no es el caso hasta el día de hoy. En efecto, nadie ignora que durante las agresivas interpelaciones y redadas, algunos representantes del orden suelen destruir en la misma cara del inmigrante, el único documento que este último posee y con el que se puede comprobar su estatus migratorio en territorio dominicano.
Debe respetarse la dignidad humana. Es indispensable que los y las inmigrantes, los descendientes de haitianos y el pueblo haitiano tengan un trato desprejuiciado, sin preconcebirlos como inferiores. Debe respetarse y valorarse la cultura haitiana, como son su lengua, creencias religiosas, arte, música…entre otras manifestaciones culturales. Haití, sin duda es un país económicamente pobre pero su cultura encierra riquezas inmensas.
Debe eliminarse el hacerse de la “vista gorda” de algunas autoridades, instituciones y miembros de la comunidad ante saqueos, robos, agresiones, ataques en turbas a haitianos y haitianas, sin importar sin son culpables o inocentes.
Obviamente que lo adecuado, lo prudente y lógico es permitir que los organismos correspondientes hagan su trabajo de investigación con sentido de justicia. Los tristes eventos ocurridos en Hatillo Palma representan una de las más cínicas expresiones del “laissez faire” de las autoridades en el vecino país.
En República Dominicana, debe aplicarse la Constitución dominicana y las leyes de migración sin que estas sean manipuladas y tergiversadas. Asimismo, deben redefinirse trámites burocráticos y costos: los primeros tienen muchas barreras administrativas y los segundos son altos.
Se necesita superar estas situaciones para que las tramitaciones no sigan siendo tan onerosas. Se piensa y es evidente que esto se hace de una manera expresa para dificultar que se saquen los documentos, y así mantenerse la vulnerabilidad y el limbo social de estos grupos, lo que ayuda a una mayor explotación.
Creo que es hora que todo esto en definitiva cambie. Creo que es tiempo que todo esto finalmente mejore.
Hasta acá Zarithza mis humildes ideas. Como usted señala, luego exteriorizará sus ideas, las cuales examinaré con verdadera fruición y respeto. Así como con todas las ideas de quienes participen de estas inquietudes, para que con sentimientos positivos de superación, podamos ser un Haití y una República Dominicana con relaciones productivas y armoniosas.
Ver artículo y comentarios de lectores en Clave Digital
Como si se respondiese a una postura instintiva de preservar su amor propio, el ser humano se resiste a admitir las evidencias que contradicen las creencias con las cuales ha crecido o ha ido adquiriendo durante toda la vida. Pocos de nosotros logramos vencer ese orgullo perverso y mal ubicado que nos impide reconocer simplemente que hemos construido todo un pensamiento, una ideología global, basándonos en ideas falsas, inexactas e improcedentes.
Creo pues que los adeptos del antihatianismo tienen que superar este reflejo primario y aprender a escuchar otras voces sin sentirse acorralados ni ofendidos.
Los seguidores de las posiciones xenofóbicas, los que expresan una inexplicable repulsión de sus raíces africanas, los que se aferran a los insultos y a las difamaciones cuando del tema de Haití se trata, tienen que esforzarse más bien en elaborar una reflexión constructiva, útil y respetuosa ante escritos u opiniones diferentes de los que durante años, les vienen acostumbrando el conjunto de voces “nacionalistas” dominicanas.
Para lograr esto, para que desaparezcan los mitos y estereotipos antihaitianos – o que por lo menos disminuyen- las dominicanas y los dominicanos, sencillamente tienen que interesarse en conocer el verdadero rostro de Haití, su pueblo, sus realidades, sus dificultades, sus luchas, sus logros, sus sueños...
La laboriosa comunidad dominicana que reside en Haití constituye un elemento esencial para ampliar la transmisión de informaciones fidedignas en República Dominicana, pues puede fácilmente compartir sus percepciones y experiencias en la tierra haitiana que le acoge con sus compatriotas que no conocen el país, o con los que solamente lo imaginan desde la lamentable perspectiva “nacionalista”.
Estimada Zarithza, “para no herir los sentimientos de los haitianos”, insisto que hay que enterrar los mitos y las fábulas. Hay que abandonar por ejemplo el subterfugio nacionalista que consiste en machacar y descontextualizar las invasiones haitianas del pasado para intentar plasmar en la población dominicana que existe en Haití hoy en día, algún tipo de odio, de envidia, de rivalidad o ambición de conquista del territorio dominicano.
Esta pretensión no existe en Haití. Tampoco existe en Haití, alguna intención de fusión con la hermana y soberana República Dominicana.
He observado igualmente que algunos protagonistas nacionalistas dominicanos suelen intentar “herir los sentimientos de los haitianos” refiriéndose, como si fuese un insulto, a la pobreza económica de la gran mayoría del pueblo haitiano.
Ser pobre no es una vergüenza, ni un delito. Lo que sí es una infamia, es calumniar, difamar a unos seres humanos por su color, su nacionalidad, su nivel económico o por su estatus migratorio. Lo que sin duda es un abominable crimen es explotar, abusar, esclavizar y aprovecharse sin compasión de la vulnerabilidad de unos inmigrantes económicos indocumentados que solo buscan y rebuscan el pan para su familia.
Estos últimos, para nada tienen que sentirse avergonzados por ser pobres, por trabajar de sol a sol y recibir luego un salario de miseria, cuando no se le ocurre a algún director de proyecto, llamar a las oficinas de migración para ejecutar las deportaciones justo antes del día de pago.
Los que tienen que avergonzarse son los explotadores y sanguijuelas que pululen dentro de nuestras respectivas elites económicas, políticas, judiciales, religiosas; sin querer quitar honor y mérito a empresarios honestos, políticos íntegros, militares intachables, jueces insobornables, religiosos conscientes... porque los hay, y quizás más que los primeros.
Estimada Zarithza, “para no herir los derechos humanos de los haitianos”:
Se necesita que las repatriaciones se efectúen de forma digna, civilizada, humana... De hecho, existen acuerdos entre República Dominicana y Haití sobre las mismas. Conviene su estudio y difusión. Para citar un solo elemento en ese acuerdo, existe la normativa de que es formalmente prohibido realizar repatriaciones antes de las 6 AM y después de las 6 PM.
Lamentablemente, en innumerables veces, inmigrantes haitianos golpeados y heridos, mujeres haitianas atropelladas y violadas, niños y niñas sin sus padres y aterrorizados, han sido llevados y abandonados por militares y agentes de migración dominicana en algún punto de la frontera en horas muy avanzadas de la noche. Se han registrado violentas deportaciones de indocumentados haitianos a las dos de la mañana.
Los documentos de identidad emitidos por las oficinas gubernamentales dominicanas tienen que ser imperativamente respetados por sus oficiales. Ese no es el caso hasta el día de hoy. En efecto, nadie ignora que durante las agresivas interpelaciones y redadas, algunos representantes del orden suelen destruir en la misma cara del inmigrante, el único documento que este último posee y con el que se puede comprobar su estatus migratorio en territorio dominicano.
Debe respetarse la dignidad humana. Es indispensable que los y las inmigrantes, los descendientes de haitianos y el pueblo haitiano tengan un trato desprejuiciado, sin preconcebirlos como inferiores. Debe respetarse y valorarse la cultura haitiana, como son su lengua, creencias religiosas, arte, música…entre otras manifestaciones culturales. Haití, sin duda es un país económicamente pobre pero su cultura encierra riquezas inmensas.
Debe eliminarse el hacerse de la “vista gorda” de algunas autoridades, instituciones y miembros de la comunidad ante saqueos, robos, agresiones, ataques en turbas a haitianos y haitianas, sin importar sin son culpables o inocentes.
Obviamente que lo adecuado, lo prudente y lógico es permitir que los organismos correspondientes hagan su trabajo de investigación con sentido de justicia. Los tristes eventos ocurridos en Hatillo Palma representan una de las más cínicas expresiones del “laissez faire” de las autoridades en el vecino país.
En República Dominicana, debe aplicarse la Constitución dominicana y las leyes de migración sin que estas sean manipuladas y tergiversadas. Asimismo, deben redefinirse trámites burocráticos y costos: los primeros tienen muchas barreras administrativas y los segundos son altos.
Se necesita superar estas situaciones para que las tramitaciones no sigan siendo tan onerosas. Se piensa y es evidente que esto se hace de una manera expresa para dificultar que se saquen los documentos, y así mantenerse la vulnerabilidad y el limbo social de estos grupos, lo que ayuda a una mayor explotación.
Creo que es hora que todo esto en definitiva cambie. Creo que es tiempo que todo esto finalmente mejore.
Hasta acá Zarithza mis humildes ideas. Como usted señala, luego exteriorizará sus ideas, las cuales examinaré con verdadera fruición y respeto. Así como con todas las ideas de quienes participen de estas inquietudes, para que con sentimientos positivos de superación, podamos ser un Haití y una República Dominicana con relaciones productivas y armoniosas.
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Etiquetas:
Derechos humanos,
Migración,
Relaciones dominico-haitianas
25 de diciembre de 2006
El infierno que vivió la joven Farah
Un amigo logró penetrar en la morgue y obtuvo algunas fotos del cuerpo torturado de la victima después del horrendo crimen cometido sobre la joven estudiante Farah Dessources de solo veinte años.
Este crimen sacudió a todo Haití. Asociaciones de estudiantes hicieron una manifestación frente a la sede de la Primatura para exigir que el gobierno haitiano actué rápidamente y vigorosamente en contra de las bandas de secuestradores que están llevando duelo, angustia y desolación en los hogares de numerosas familias haitianas
Este crimen sacudió a todo Haití. Asociaciones de estudiantes hicieron una manifestación frente a la sede de la Primatura para exigir que el gobierno haitiano actué rápidamente y vigorosamente en contra de las bandas de secuestradores que están llevando duelo, angustia y desolación en los hogares de numerosas familias haitianas
Haití Chérie
¡Feliz Navidad a todas y a todos!
Un estimado lector me envió un e-mail preguntándome el significado de la palabra “Chérie” en el titulo del blog. Aprovecho la pregunta para explicarlo a todos los que no lo saben.
“Chérie” es una palabra del idioma francés y del créole que quiere decir “Querida”. Se pronuncia “Chéri” ya que la “e” no se pronuncia al final en francés.
Los haitianos suelen decir entonces “Haití Cherie” para expresar su amor, su pasión, para la tierra que les vio nacer. Tiene un significado muy profundo y conmovedor en Haití por lo que “Haití Chérie” se usa mucho en canciones, teatro, poemas y en el arte en general.
Así que ya sabes, que cuando un(a) haitiano(a) dice “Haiti Chérie”, puedes estar seguro que es toda su alma que vibra con la palabra, son sus entrañas que se estremecen por su “Haití Chérie”.
Un estimado lector me envió un e-mail preguntándome el significado de la palabra “Chérie” en el titulo del blog. Aprovecho la pregunta para explicarlo a todos los que no lo saben.
“Chérie” es una palabra del idioma francés y del créole que quiere decir “Querida”. Se pronuncia “Chéri” ya que la “e” no se pronuncia al final en francés.
Los haitianos suelen decir entonces “Haití Cherie” para expresar su amor, su pasión, para la tierra que les vio nacer. Tiene un significado muy profundo y conmovedor en Haití por lo que “Haití Chérie” se usa mucho en canciones, teatro, poemas y en el arte en general.
Así que ya sabes, que cuando un(a) haitiano(a) dice “Haiti Chérie”, puedes estar seguro que es toda su alma que vibra con la palabra, son sus entrañas que se estremecen por su “Haití Chérie”.
21 de diciembre de 2006
Contestando a Zarithza (Parte 2)
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA jueves, 21 de diciembre de 2006
DESDE HAITI
Contestando a Zarithza (Parte 2)
DESDE HAITI
Contestando a Zarithza (Parte 2)
PÉTION-VILLE, Haití.- Recordemos antes de continuar, las preguntas que hiciera la estimada lectora Zarithza T. Richiez-De La Concha:
“¿Qué, según usted y su grupo, es lo que debemos hacer los dominicanos para no herir los sentimientos ni los derechos humanos de los haitianos? ¿Cuáles son sus posibles soluciones?”
En ocasiones, algunos han pronosticado un futuro muy sombrío en las relaciones entre los dos países que comparten la isla de Quisqueya. No comparto esta visión pesimista. Estoy convencido que el raciocinio colectivo de ambos pueblos, necesariamente prevalecerá sobre la irracionalidad de unos pocos.
Sin embargo, es asombroso, pues desafía el más mínimo sentido común, que los sectores nacionalistas hayan podido hacer perdurar en algunos círculos dominicanos, decenas de mitos errados con el principal objetivo de perpetuar eternamente el sentimiento antihaitiano en la parte Este de la isla.
Algunas de estas fábulas, que lejos de provocar ira en Haití,- pues más bien producen asombro y hasta hilaridad en algunos casos- han logrado convertirse en verdaderos “eslóganes”, sin que las personas que los repiten se hayan tomado el tiempo para averiguar su veracidad y determinar su propiedad.
Innumerables veces, por ejemplo, se ha machacado en la hermana República Dominicana que la Constitución haitiana estipula que “la isla es una e indivisible”. Muchos, ingenuamente lo creen, lo repiten y hasta lo escriben sin tomarse un segundo ni siquiera para reflexionar y entender sencillamente que de ninguna manera, el gobierno soberano dominicano establecería una representación diplomática en un país que no reconociese su territorio y que, por lo tanto, no reconocería al dominicano como un Estado libre e independiente.
Obviamente, la Constitución haitiana es cristalina en su artículo 8 especificando que el territorio haitiano es limitado el Este por la República Dominicana, al Norte por el Océano Atlántico, al Sur y al Oeste por el Mar Caribe o Mar de las Antillas.
Otro eslogan desacertado, que a fuerza de ser repetido, ha sido adoptado como un argumento válido por una parte del pueblo dominicano, es que la Constitución haitiana declara que “es haitiano(a) todo individuo nacido de padres haitianos, no importa donde nazca”.
Si bien es verdad que la Carta Magna haitiana, en su artículo 11 otorga la posibilidad a un inmigrante de elegir la nacionalidad haitiana, si así lo desea, para su progenitura mientras reside en el extranjero, de ningún modo, impone u obliga esta elección encima de las normas constitucionales vigentes en el territorio de acogida.
(Coincidencialmente, la Constitución dominicana también establece en su artículo 11un derecho similar para los dominicanos.)
El conocido y ya famoso refrán nacionalista que agrega al artículo 11 anteriormente mencionado la media oración: “...no importa donde nazca”, no existe en realidad en ninguna parte del texto de la Constitución haitiana.
Asimismo, he observado otra invención nacionalista que se popularizó tanto como un animado y pegajoso “jingle” de Navidad. E incluso, lo han refrendado sin ponderación, victimas ellos mismos de esta aberrante propaganda, algunas distinguidas personalidades dominicanas de gran notoriedad como lo es el Ex-jefe de la Marina de Guerra, el escritor Eurípides Antonio Uribe Peguero.
En efecto, el articulista Uribe Peguero afirmaba en uno de sus comentarios que sólo en Haití hay más haitianos(as) que en la hermana República Dominicana.
Evidentemente, el efecto perturbador a pesar de lo demagógico, de lo farsante e insustancial de tal declaración, ha sido constantemente utilizado por los sectores conservadores dominicanos por reforzar la psicosis de una supuesta planeada y conspirativa “invasión pacífica”.
Es demagógico pues aunque fuese la realidad, esta no tendría el significado de “invasión” que intenta plasmar la afirmación.
Pero además, es completamente falso; en los Estados Unidos residen más de 2 millones de haitianos, cuya población se reparte de la siguiente manera: un poco más de 1 millón doscientos mil de los descendientes de haitianos han nacido en territorio americano; otros 400 mil haitianos se han naturalizado ciudadanos americanos y más de 400 mil se benefician del estatus de residente permanente.
Sólo en el Estado de la Florida, viven 750,000 haitianos y americanos-haitianos, y el actual Secretario de Salud de este Estado, el americano haitiano, doctor Rony Francois, “constituye en la importante comunidad haitiana de la Florida un modelo exitoso de integración para los inmigrantes”, como bien lo señala, el periódico digital “Espacinsular” en una noticia que relataba la visita oficial del Secretario Francois al pueblo de Haití y al pueblo de la República Dominicana.
Ahora, ante tantas invenciones y engaños “nacionalistas”, ante este palpable e imperturbable afán de estos sectores para diseminar un sinfín de falacias denigrantes y mantener este discurso de enemistad, de rencor, de hostilidad, los dominicanos y las dominicanas deberían cuestionar sus autoridades:
¿Necesita la República Dominicana de la mano de obra haitiana? ¿Le es indispensable? ¿Si la mano de obra haitiana obstaculiza el progreso dominicano, por qué la observamos en varios proyectos gubernamentales y privados? ¿Por qué sigue la frontera tan porosa? ¿Por qué decenas de buscones al servicio de empresas constructoras, de propietarios de ingenios, de redes de pedigüeños... tan libremente, reclutan haitianos y haitianas sin que estos traficantes se sientan perseguidos? ¿Existen acuerdos migratorios entre los Estados de la República Dominicana y de Haití? ¿Están ambos Estados respetando estos convenios? ¿Esta la República Dominicana violando la dignidad y los derechos humanos en la manera de efectuar las repatriaciones? ¿Agentes policiales y de inmigración se inclinan ante los documentos oficiales que presentara un inmigrante interpelado que compruebe su estatus en territorio dominicano?
Obtener las respuestas a estas preguntas, esclarecer esto, cuestionar la razón de estas infundadas campañas sustentadas en estereotipos, constituiría un avance significativo en el cuidado para no herir los sentimientos haitianos, estimada Zarithza.
Aquí, antes de abordar más amplias proposiciones de “posibles soluciones” que solicitara la distinguida lectora antes citada, quise aclarar para algunos, múltiples aspectos sombríos, que así lo espero, contribuyan a cuestionar estas infundadas ideas prejuiciosas nacionalistas.
En síntesis, la objetividad, la verdad sobre Haití es un elemento importante para abrir unas relaciones sin heridas y sin fisuras, lo que luego se reflejará en unas relaciones propias del respeto que se debe a todos los humanos. En la próxima entrega continuaremos con otras propuestas, aún más específicas.
Mientras… deseo una feliz navidad y un próspero año nuevo a todas y a todos.
Ver el articulo y comentarios de lectores en Clave Digital
“¿Qué, según usted y su grupo, es lo que debemos hacer los dominicanos para no herir los sentimientos ni los derechos humanos de los haitianos? ¿Cuáles son sus posibles soluciones?”
En ocasiones, algunos han pronosticado un futuro muy sombrío en las relaciones entre los dos países que comparten la isla de Quisqueya. No comparto esta visión pesimista. Estoy convencido que el raciocinio colectivo de ambos pueblos, necesariamente prevalecerá sobre la irracionalidad de unos pocos.
Sin embargo, es asombroso, pues desafía el más mínimo sentido común, que los sectores nacionalistas hayan podido hacer perdurar en algunos círculos dominicanos, decenas de mitos errados con el principal objetivo de perpetuar eternamente el sentimiento antihaitiano en la parte Este de la isla.
Algunas de estas fábulas, que lejos de provocar ira en Haití,- pues más bien producen asombro y hasta hilaridad en algunos casos- han logrado convertirse en verdaderos “eslóganes”, sin que las personas que los repiten se hayan tomado el tiempo para averiguar su veracidad y determinar su propiedad.
Innumerables veces, por ejemplo, se ha machacado en la hermana República Dominicana que la Constitución haitiana estipula que “la isla es una e indivisible”. Muchos, ingenuamente lo creen, lo repiten y hasta lo escriben sin tomarse un segundo ni siquiera para reflexionar y entender sencillamente que de ninguna manera, el gobierno soberano dominicano establecería una representación diplomática en un país que no reconociese su territorio y que, por lo tanto, no reconocería al dominicano como un Estado libre e independiente.
Obviamente, la Constitución haitiana es cristalina en su artículo 8 especificando que el territorio haitiano es limitado el Este por la República Dominicana, al Norte por el Océano Atlántico, al Sur y al Oeste por el Mar Caribe o Mar de las Antillas.
Otro eslogan desacertado, que a fuerza de ser repetido, ha sido adoptado como un argumento válido por una parte del pueblo dominicano, es que la Constitución haitiana declara que “es haitiano(a) todo individuo nacido de padres haitianos, no importa donde nazca”.
Si bien es verdad que la Carta Magna haitiana, en su artículo 11 otorga la posibilidad a un inmigrante de elegir la nacionalidad haitiana, si así lo desea, para su progenitura mientras reside en el extranjero, de ningún modo, impone u obliga esta elección encima de las normas constitucionales vigentes en el territorio de acogida.
(Coincidencialmente, la Constitución dominicana también establece en su artículo 11un derecho similar para los dominicanos.)
El conocido y ya famoso refrán nacionalista que agrega al artículo 11 anteriormente mencionado la media oración: “...no importa donde nazca”, no existe en realidad en ninguna parte del texto de la Constitución haitiana.
Asimismo, he observado otra invención nacionalista que se popularizó tanto como un animado y pegajoso “jingle” de Navidad. E incluso, lo han refrendado sin ponderación, victimas ellos mismos de esta aberrante propaganda, algunas distinguidas personalidades dominicanas de gran notoriedad como lo es el Ex-jefe de la Marina de Guerra, el escritor Eurípides Antonio Uribe Peguero.
En efecto, el articulista Uribe Peguero afirmaba en uno de sus comentarios que sólo en Haití hay más haitianos(as) que en la hermana República Dominicana.
Evidentemente, el efecto perturbador a pesar de lo demagógico, de lo farsante e insustancial de tal declaración, ha sido constantemente utilizado por los sectores conservadores dominicanos por reforzar la psicosis de una supuesta planeada y conspirativa “invasión pacífica”.
Es demagógico pues aunque fuese la realidad, esta no tendría el significado de “invasión” que intenta plasmar la afirmación.
Pero además, es completamente falso; en los Estados Unidos residen más de 2 millones de haitianos, cuya población se reparte de la siguiente manera: un poco más de 1 millón doscientos mil de los descendientes de haitianos han nacido en territorio americano; otros 400 mil haitianos se han naturalizado ciudadanos americanos y más de 400 mil se benefician del estatus de residente permanente.
Sólo en el Estado de la Florida, viven 750,000 haitianos y americanos-haitianos, y el actual Secretario de Salud de este Estado, el americano haitiano, doctor Rony Francois, “constituye en la importante comunidad haitiana de la Florida un modelo exitoso de integración para los inmigrantes”, como bien lo señala, el periódico digital “Espacinsular” en una noticia que relataba la visita oficial del Secretario Francois al pueblo de Haití y al pueblo de la República Dominicana.
Ahora, ante tantas invenciones y engaños “nacionalistas”, ante este palpable e imperturbable afán de estos sectores para diseminar un sinfín de falacias denigrantes y mantener este discurso de enemistad, de rencor, de hostilidad, los dominicanos y las dominicanas deberían cuestionar sus autoridades:
¿Necesita la República Dominicana de la mano de obra haitiana? ¿Le es indispensable? ¿Si la mano de obra haitiana obstaculiza el progreso dominicano, por qué la observamos en varios proyectos gubernamentales y privados? ¿Por qué sigue la frontera tan porosa? ¿Por qué decenas de buscones al servicio de empresas constructoras, de propietarios de ingenios, de redes de pedigüeños... tan libremente, reclutan haitianos y haitianas sin que estos traficantes se sientan perseguidos? ¿Existen acuerdos migratorios entre los Estados de la República Dominicana y de Haití? ¿Están ambos Estados respetando estos convenios? ¿Esta la República Dominicana violando la dignidad y los derechos humanos en la manera de efectuar las repatriaciones? ¿Agentes policiales y de inmigración se inclinan ante los documentos oficiales que presentara un inmigrante interpelado que compruebe su estatus en territorio dominicano?
Obtener las respuestas a estas preguntas, esclarecer esto, cuestionar la razón de estas infundadas campañas sustentadas en estereotipos, constituiría un avance significativo en el cuidado para no herir los sentimientos haitianos, estimada Zarithza.
Aquí, antes de abordar más amplias proposiciones de “posibles soluciones” que solicitara la distinguida lectora antes citada, quise aclarar para algunos, múltiples aspectos sombríos, que así lo espero, contribuyan a cuestionar estas infundadas ideas prejuiciosas nacionalistas.
En síntesis, la objetividad, la verdad sobre Haití es un elemento importante para abrir unas relaciones sin heridas y sin fisuras, lo que luego se reflejará en unas relaciones propias del respeto que se debe a todos los humanos. En la próxima entrega continuaremos con otras propuestas, aún más específicas.
Mientras… deseo una feliz navidad y un próspero año nuevo a todas y a todos.
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20 de diciembre de 2006
Murió Tiga
El famoso pintor haitiano Tiga,(que vemos en la foto compartiendo sus conocimientos sobre el arte con niños haitianos desfavorecidos) de su verdadero nombre Juan-Claude Garoute, ha muerto este 14 de diciembre de 2006 en un centro hospitalario en Miami a la edad de 71 años, confirmaron AlterPresse y Mireille Pérodin Jérôme, la proprietaria de los Talleres Jérôme en Pétion-Ville.
Hijo de Antonine Garoute, Tiga que nunca ha conocido a su padre, era enfermo desde hace algunos meses al punto de hospitalizarse en Fort Lauderdale a Estados Unidos de América. "Tiga se fue a las ocho horas y veinticinco minutos esta mañana." Tiga es incompatible con la muerte ", afirma Mireille Pérodin, consternada."
Para la directora de los Talleres Jérôme, Tiga es aún vivo a través de sus creaciones artísticas y su movimiento Saint Soleil que alcanzo colocarse en un lugar de primera importancia entre las grandes escuelas de pintura en el mundo. "Tiga es la vida, dio vida a todos los que lo acompañaron, a los enfermos mentales, a los minusválidos, a los grupos más desfavorecidos y a todo el pueblo haitiano", declara Mireille Pérodin Jérôme.
Nacido en Port-au-Prince el 9 de diciembre de 1935, Juan- Claude Garoute creció en la ciuadad sureña de Jérémie hasta la edad de seis años, antes de instalarse en Port-au-Prince dónde comenzó su carrera de pintor.
En Soisson-la-Montagne en las alturas de Kenscoff (este de Port-au-Prince), emprendió con otros pintores, en 1970, la construcción de un taller sobre un terreno que habían comprado en Soisson la Montagne. Tiga cultivó estrechas relaciones con los obreros y los campesinos de la zona. El grupo inicial de pintores, formado por Exil Leroy, Louisiane Saint-Fleurant, Denis Smith et Prospère Pierre-Louis tomó el nombre de Saint-Soleil y se dedicó a una pintura que se diferenció de la llamada “pintura naiva”, para constituir una forma de arte consagrada muy libre.
Estos artistas del movimiento “Saint Soleil” peinan como les agrada quienes no representan", destacó André Malraux en su visita a Haití en 1975, (ver foto) un año después de la primera exposición Saint Soleil en el museo de Arte haitiano en 1974.
En 2001, el cineasta haitiano Arnold Antonin realizó un cortometraje describiendo la vida y la obra de Tiga. Esta película documental se titula " Haití Tiga:" Sueño, posesión, creación, locura ".
Recientemente, este gran maestro de la pintura haitiana fue condecorado al grado de Comendador por el Presidente René Préval, según nos relata el arquitecto Daniel Élie, Ministro de Cultura y Comunicación, que considera que "era una gran satisfacción para Tiga". El tema "Solèy Leve" elegido para el Carnaval 2007, en Haití, se inspira en uno de los cuadros de Próspere Pierre-Louis (pintor del movimiento Saint- Soleil) que representa a una mujer que envuelve el sol con sus brazos.
Hijo de Antonine Garoute, Tiga que nunca ha conocido a su padre, era enfermo desde hace algunos meses al punto de hospitalizarse en Fort Lauderdale a Estados Unidos de América. "Tiga se fue a las ocho horas y veinticinco minutos esta mañana." Tiga es incompatible con la muerte ", afirma Mireille Pérodin, consternada."
Para la directora de los Talleres Jérôme, Tiga es aún vivo a través de sus creaciones artísticas y su movimiento Saint Soleil que alcanzo colocarse en un lugar de primera importancia entre las grandes escuelas de pintura en el mundo. "Tiga es la vida, dio vida a todos los que lo acompañaron, a los enfermos mentales, a los minusválidos, a los grupos más desfavorecidos y a todo el pueblo haitiano", declara Mireille Pérodin Jérôme.
Nacido en Port-au-Prince el 9 de diciembre de 1935, Juan- Claude Garoute creció en la ciuadad sureña de Jérémie hasta la edad de seis años, antes de instalarse en Port-au-Prince dónde comenzó su carrera de pintor.
En Soisson-la-Montagne en las alturas de Kenscoff (este de Port-au-Prince), emprendió con otros pintores, en 1970, la construcción de un taller sobre un terreno que habían comprado en Soisson la Montagne. Tiga cultivó estrechas relaciones con los obreros y los campesinos de la zona. El grupo inicial de pintores, formado por Exil Leroy, Louisiane Saint-Fleurant, Denis Smith et Prospère Pierre-Louis tomó el nombre de Saint-Soleil y se dedicó a una pintura que se diferenció de la llamada “pintura naiva”, para constituir una forma de arte consagrada muy libre.
Estos artistas del movimiento “Saint Soleil” peinan como les agrada quienes no representan", destacó André Malraux en su visita a Haití en 1975, (ver foto) un año después de la primera exposición Saint Soleil en el museo de Arte haitiano en 1974.
En 2001, el cineasta haitiano Arnold Antonin realizó un cortometraje describiendo la vida y la obra de Tiga. Esta película documental se titula " Haití Tiga:" Sueño, posesión, creación, locura ".
Recientemente, este gran maestro de la pintura haitiana fue condecorado al grado de Comendador por el Presidente René Préval, según nos relata el arquitecto Daniel Élie, Ministro de Cultura y Comunicación, que considera que "era una gran satisfacción para Tiga". El tema "Solèy Leve" elegido para el Carnaval 2007, en Haití, se inspira en uno de los cuadros de Próspere Pierre-Louis (pintor del movimiento Saint- Soleil) que representa a una mujer que envuelve el sol con sus brazos.
16 de diciembre de 2006
Secretario de salud de la Florida visita Haití y RD
El doctor Rony Francois exhorta a los gobiernos dominicano y haitiano a intensificar la cooperación para la prevención de desastres naturales.
El Secretario de Salud del Estado de la Florida, Estados Unidos, el americano haitiano doctor Rony Francois, concluyó la tarde de este jueves una visita de 4 días a Haití y República Dominicana, que se inició el pasado domingo en Puerto Príncipe, para estrechar los lazos de trabajo con los países del Caribe, exhortando a los gobiernos de la isla a que se esfuercen por cooperar más en el área de la salud y la prevención de desastres naturales.
Francois llegó a Santo Domingo el martes para tener varios encuentros con oficiales del gobierno vinculados al sector salud. Dichos encuentros fueron presididos por el Secretario de Salud Pública, Dr. Bautista Rojas Gómez. El programa incluyó una visita al hospital de Los Mina y a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
También el galeno y oficial americano haitiano visitó a Multimedios El Caribe donde fue recibido por altos ejecutivos de la empresa de comunicación, incluyendo Michael Roy un compatriota suyo haitiano Gerente Administrador del grupo.
Una recepción fue organizada en su honor anoche en el Hotel Hilton del Malecón Center donde participaron el ministro de salud dominicana doctor Rojas Gómez, diplomáticos de los Estados Unidos, personalidades de la sociedad dominicana y representantes de la comunidad haitiana en el país. Estos últimos igualmente fueron invitados a un desayuno privado con el visitante oficial estadounidense a mañana del jueves antes de salir del país el distinguido visitante. Antes, el secretario de Salud de la Florida visitó el batey Monte Coca en compañía de miembros de su delegación.
En declaraciones a Espacinsular, Francois, quien mantiene excelentes relaciones con la Familia Bush y especialmente el gobernador de la Florida Jeb Bush, indicó que intercambió impresiones con autoridades de los dos países sobre la prevención de los desastres naturales, el desarrollo comunitario y la seguridad sanitaria.
Expresó su esperanza señalando al mismo tiempo la disposición de su gobierno de ayudar para ello, que los dos países de la isla sigan fortaleciendo sus lazos en el campo de la salud. “Mi esperanza es que los responsables haitianos y dominicano logren mayores niveles de cooperación, teniendo a las fuerzas naturales que a veces son adversas como ejemplo”
El Dr. Francois señaló que “cuando hay ciclones, cuando hay epidemias o cualquier otro evento de la naturaleza, las fronteras no los pueden retener”. Indicó que la cooperación que debe de existir entre estos dos países hermanos está por encima de las barreras y prejuicios históricos “que constituyen fronteras virtuales que logran frecuentemente incidir de manera negativa en las relaciones dominico haitianas”.
El Dr. Rony Francois constituye para la importante comunidad haitiana de la Florida un modelo exitoso de integración para los inmigrantes. Unos 750,000 haitianos y americano haitianos viven en ese Estado donde participan libremente tal como los inmigrantes dominicanos en la vida política militando en el partido demócrata o el partido republicano.
Francois llegó a Santo Domingo el martes para tener varios encuentros con oficiales del gobierno vinculados al sector salud. Dichos encuentros fueron presididos por el Secretario de Salud Pública, Dr. Bautista Rojas Gómez. El programa incluyó una visita al hospital de Los Mina y a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
También el galeno y oficial americano haitiano visitó a Multimedios El Caribe donde fue recibido por altos ejecutivos de la empresa de comunicación, incluyendo Michael Roy un compatriota suyo haitiano Gerente Administrador del grupo.
Una recepción fue organizada en su honor anoche en el Hotel Hilton del Malecón Center donde participaron el ministro de salud dominicana doctor Rojas Gómez, diplomáticos de los Estados Unidos, personalidades de la sociedad dominicana y representantes de la comunidad haitiana en el país. Estos últimos igualmente fueron invitados a un desayuno privado con el visitante oficial estadounidense a mañana del jueves antes de salir del país el distinguido visitante. Antes, el secretario de Salud de la Florida visitó el batey Monte Coca en compañía de miembros de su delegación.
En declaraciones a Espacinsular, Francois, quien mantiene excelentes relaciones con la Familia Bush y especialmente el gobernador de la Florida Jeb Bush, indicó que intercambió impresiones con autoridades de los dos países sobre la prevención de los desastres naturales, el desarrollo comunitario y la seguridad sanitaria.
Expresó su esperanza señalando al mismo tiempo la disposición de su gobierno de ayudar para ello, que los dos países de la isla sigan fortaleciendo sus lazos en el campo de la salud. “Mi esperanza es que los responsables haitianos y dominicano logren mayores niveles de cooperación, teniendo a las fuerzas naturales que a veces son adversas como ejemplo”
El Dr. Francois señaló que “cuando hay ciclones, cuando hay epidemias o cualquier otro evento de la naturaleza, las fronteras no los pueden retener”. Indicó que la cooperación que debe de existir entre estos dos países hermanos está por encima de las barreras y prejuicios históricos “que constituyen fronteras virtuales que logran frecuentemente incidir de manera negativa en las relaciones dominico haitianas”.
El Dr. Rony Francois constituye para la importante comunidad haitiana de la Florida un modelo exitoso de integración para los inmigrantes. Unos 750,000 haitianos y americano haitianos viven en ese Estado donde participan libremente tal como los inmigrantes dominicanos en la vida política militando en el partido demócrata o el partido republicano.
15 de diciembre de 2006
Un dia sin haitianos
Amigos (as), me encontré con este simpático escrito por la Web en la pagina del GARR y aquí lo comparto con Ustedes:
Un dia sin haitianos
Por el Dr Steeve Coupeau de NYIHA MEDIA
mardi 6 juin 2006
Me acosté con la oración en la boca
no termine mi plegaria y Dios me lo concedió :
amaneció la República sin haitianos.
El sol brillaba escandalosamente y todo el aire era blanco.
No lo podía creer pero no había haitianos
a todos los habían deportado
a todos sin importar su rango
desde el que cruzo la frontera hace 100 anos
hasta el niño que nació anoche en el establo.
Todos se habían largado
por fin teníamos un país puramente dominicano.
En la televisión anunciaron que algunos pueblos se quedaron en blanco
en otros quedaron unos cuantos :
europeos nacionalizados.
Salgo a la calle y llevo mi carro
corro y corro y esta todo desolado
la ciudad estaba en blanco
las construcciones se habían parado
Solo había abiertas unas tiendas importadas y negocios de carros
sin ninguno de sus empleados
solo estaban los dueños
los nacionalizados.
Me fui a las afueras pues no había trafico
las cosechas de cana se habían arruinado
no había nadie en las fincas
ni cuidando el ganado
nadie construyendo carreteras
ni quien hiciera maní tostado.
Me voy al Cibao que dizque es de blancos
tampoco había nadie en las calles de Santiago.
Me fui a la costa,
el mismo escenario
solo estaban los turistas
y los nacionalizados
aburridos y sin nadie que les sirva un trago.
Ya estaba preocupado al ver todo en blanco.
No podía ser que fuéramos todos haitianos
si este es un país de dominicanos.
Me baje del carro
me sente en la acera
pensé en los orígenes de nuestra guerra
se me acerco una esclava
tenia cadenas
pero era un ángel
un ángel de alas negras
me dijo liberame de estas cadenas
que son las mismas que tu llevas puestas.
No es la invasión ni la tierra el problema
eres tu quien no acepta la mezcla
quien se mira al espejo y se re-inventa
quien se mata a si mismo de la vergüenza
quien vomita valores de los anos 50
quien se odia a si mismo
y enciende su hoguera.
Llore y llore de vergüenza
pues siempre confié en mi capacidad intelectual
y yo también me deje llevar por la mas vil enfermedad
la que justifica mi aire de superioridad
pero ya,
!no mas !
Al decir esto el ángel se fue
volví a casa y me acosté
al día siguiente cuando desperte,
estaba todo verde otra vez.
Un dia sin haitianos
Por el Dr Steeve Coupeau de NYIHA MEDIA
mardi 6 juin 2006
Me acosté con la oración en la boca
no termine mi plegaria y Dios me lo concedió :
amaneció la República sin haitianos.
El sol brillaba escandalosamente y todo el aire era blanco.
No lo podía creer pero no había haitianos
a todos los habían deportado
a todos sin importar su rango
desde el que cruzo la frontera hace 100 anos
hasta el niño que nació anoche en el establo.
Todos se habían largado
por fin teníamos un país puramente dominicano.
En la televisión anunciaron que algunos pueblos se quedaron en blanco
en otros quedaron unos cuantos :
europeos nacionalizados.
Salgo a la calle y llevo mi carro
corro y corro y esta todo desolado
la ciudad estaba en blanco
las construcciones se habían parado
Solo había abiertas unas tiendas importadas y negocios de carros
sin ninguno de sus empleados
solo estaban los dueños
los nacionalizados.
Me fui a las afueras pues no había trafico
las cosechas de cana se habían arruinado
no había nadie en las fincas
ni cuidando el ganado
nadie construyendo carreteras
ni quien hiciera maní tostado.
Me voy al Cibao que dizque es de blancos
tampoco había nadie en las calles de Santiago.
Me fui a la costa,
el mismo escenario
solo estaban los turistas
y los nacionalizados
aburridos y sin nadie que les sirva un trago.
Ya estaba preocupado al ver todo en blanco.
No podía ser que fuéramos todos haitianos
si este es un país de dominicanos.
Me baje del carro
me sente en la acera
pensé en los orígenes de nuestra guerra
se me acerco una esclava
tenia cadenas
pero era un ángel
un ángel de alas negras
me dijo liberame de estas cadenas
que son las mismas que tu llevas puestas.
No es la invasión ni la tierra el problema
eres tu quien no acepta la mezcla
quien se mira al espejo y se re-inventa
quien se mata a si mismo de la vergüenza
quien vomita valores de los anos 50
quien se odia a si mismo
y enciende su hoguera.
Llore y llore de vergüenza
pues siempre confié en mi capacidad intelectual
y yo también me deje llevar por la mas vil enfermedad
la que justifica mi aire de superioridad
pero ya,
!no mas !
Al decir esto el ángel se fue
volví a casa y me acosté
al día siguiente cuando desperte,
estaba todo verde otra vez.
13 de diciembre de 2006
Haití: desigualdades inaceptables (3)
Amigos(as), durante algunos minutos quisiera seguir opinando sobre las deplorables desigualdades que padece el pueblo haitiano:
Es evidente que las desigualdades tienen un costo humano, social y económico considerable. Para lograr el progreso económico, es tan obligatorio e importante, reducir las desigualdades como lo es reducir la inflación y tener buenas y transparentes elecciones.
Sin una reducción de las desigualdades, la estabilidad económica permanecerá frágil y la democracia inestable.
Si admitimos que la reducción de las desigualdades es una condición imprescindible para la estabilidad de una sociedad y para el progreso económico, el hecho de reducir estas desigualdades no puede ser percibido de ninguna manera como alguna manifestación de odio hacia las elites.
Lo entiendo mas bien como una responsabilidad de un Estado digno que se dedica a trabajar para el bienestar de sus ciudadanos.
También, las elites haitianas tienen que entender que las desigualdades constituyen un riesgo para ellas mismas. El bienestar de la elite es inseparable del bienestar de la población pobre. Es decir que la elite haitiana tiene que consentir a algunos sacrificios personales y detener la corrupción del sistema. Y por ello, no se puede mantener la practica de las exacciones y desembolsos parásitas de los fondos del Estado o de otros circuitos financieros sin que estos sirvan para reales inversiones productivas para el pueblo haitiano en general.
Estoy convencido entonces de que un gobierno haitiano RESPONSABLE debe fajarse a la implementación urgente de políticas sociales y económicas necesarias a la reducción de las desigualdades y de la pobreza.
¡Hasta ahorita!
Es evidente que las desigualdades tienen un costo humano, social y económico considerable. Para lograr el progreso económico, es tan obligatorio e importante, reducir las desigualdades como lo es reducir la inflación y tener buenas y transparentes elecciones.
Sin una reducción de las desigualdades, la estabilidad económica permanecerá frágil y la democracia inestable.
Si admitimos que la reducción de las desigualdades es una condición imprescindible para la estabilidad de una sociedad y para el progreso económico, el hecho de reducir estas desigualdades no puede ser percibido de ninguna manera como alguna manifestación de odio hacia las elites.
Lo entiendo mas bien como una responsabilidad de un Estado digno que se dedica a trabajar para el bienestar de sus ciudadanos.
También, las elites haitianas tienen que entender que las desigualdades constituyen un riesgo para ellas mismas. El bienestar de la elite es inseparable del bienestar de la población pobre. Es decir que la elite haitiana tiene que consentir a algunos sacrificios personales y detener la corrupción del sistema. Y por ello, no se puede mantener la practica de las exacciones y desembolsos parásitas de los fondos del Estado o de otros circuitos financieros sin que estos sirvan para reales inversiones productivas para el pueblo haitiano en general.
Estoy convencido entonces de que un gobierno haitiano RESPONSABLE debe fajarse a la implementación urgente de políticas sociales y económicas necesarias a la reducción de las desigualdades y de la pobreza.
¡Hasta ahorita!
Contestando a Zarithza (Parte 1)
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA martes, 12 de diciembre de 2006
La gran mayoría del pueblo haitiano se ha estremecido durante las epopeyas del pueblo dominicano frente a los poderosos ejércitos colonialistas y siempre ha deseado y apoyado el advenimiento de una nación dominicana fuerte y capaz de defender dignamente su población, su territorio y su soberanía.
Pero no bastó distorsionar, retorcer este pasado lejano. El crear y hacer perdurar mitos sobre la actual población haitiana, es otra de las artimañas predilectas de los sectores ultra conservadores que deberían ser objeto de cuestionamientos de parte de los dominicanos y dominicanas:
Por ejemplo, no es un secreto para nadie que las riquezas producidas durante décadas por la sobre explotada mano de obra haitiana ha creado la base económica sobre la cual reposa hoy el desarrollo de la hermana República Dominicana. No apoyaré aquí mi afirmación con datos o estudios económicos, pero el espacio del debate esta abierto para quien quiera refutar esta afirmación y pueda demostrar lo contrario.
Apoyándose entonces sobre la realidad contundente que es la visibilidad de la presencia haitiana, los sectores nacionalistas tampoco han desperdiciado la ocasión para presentarnos un cuadro alarmante que se supone ocasionan estos inmigrantes con relación al gasto social dominicano.
Las estadísticas de hospitales y otros gastos para mantener esta colectividad haitiana de repente pululan y proliferan tan velozmente como algunos articulitos baratos producidos en una cadena de montaje de una pequeña industria en Hong Kong.
Pero, cuando observamos las condiciones difíciles, que llegan a ser infrahumanas en algunos lugares donde laboran haitianas y haitianos en territorio dominicano, cabe sentirse, la persona que observa, muy escéptica ante estas publicaciones que se proponen presentarnos los datos que confirmarían la “enorme carga” que representa esta mano de obra para el Estado dominicano.
Cuando sabemos que los dominicanos y dominicanas, descendientes de haitianos sobreviven difícilmente sin acceso a nada, no se explica esta supuesta carga que representan.
¿No sería todo lo contrario? ¿No es esa mano de obra progenitora de riquezas? ¿Acaso, no sería que los inmigrantes haitianos y los dominicanos(as) descendientes de haitianos, soportan sobre sus incansables hombros, el estilo de vida y las riquezas de la elite nacionalista que tanto los desprecia y que por mantener este estilo, no reciben nada en cambio? ¿No es admitido científicamente que los inmigrantes de todas las latitudes generan riquezas en todos los países del mundo?
Una parte de la solución que esta en mano de los sectores nacionalistas dominicanos es que por lo planteado hasta aquí, informen a la población de los reales y constantes aportes de la colectividad haitiana a la economía dominicana. Lo decente es que se deje de presentar el inmigrante como un simple parásito de la sociedad, porque no es así. Lo justo es ser sincero y ecuánime al momento de sopesar las consecuencias positivas y las negativas que genera cualquier migración en el mundo.
Estos son unos primeros pasos hacia “posibles soluciones”. Concluiremos la próxima semana. ¡Hasta entonces!
Ver artículo y comentarios de lectores en Clave Digital
PÉTION-VILLE, Haití.- Al pie del artículo de la semana pasada, me llamó la atención, un conciso y valioso comentario que escribiera una lectora quien firmó con el nombre de Zarithza T. Richiez-De La Concha.
En esa ocasión, la apreciada comentarista me dirigió las siguientes preguntas:
“Sr. Steven: ¿Qué según usted y su grupo es lo que debemos hacer los dominicanos para no herir los sentimientos ni los derechos humanos de los haitianos? ¿Cuáles son sus posibles soluciones?”
Antes de escribir una respuesta breve a estas dos oportunas e interesantes preguntas opté por esperar, y responder de una forma más extensa a la amable Señora en particular y a todos los distinguidos lectores en general.
Así que en el presente artículo, plantearé mis humildes y sinceras opiniones al respecto:
El paso primordial para encaminar soluciones sería que los forjadores de la calamitosa y cínica ideología antihaitiana reconocieran la monstruosidad de sus actos y que se disculparan con el corazón en la mano.
No se trata de excusas ante Haití o ante el pueblo haitiano. Se trata más bien de confesarse y excusarse ante el pueblo dominicano y principalmente ante el segmento de este jovial pueblo que, víctima de una permanente propaganda xenofóbica, se ha dejado arrastrar ingenuamente en un odioso y dramático abismo de racismo, de difamaciones y de animadversión.
Los principales ideólogos del antihaitianismo tienen que excusarse ante sus compatriotas por haberles inculcado a través del tiempo, un sinfín de fábulas, de invenciones desaliñadas y de insensatos estereotipos antihaitianos; tienen que disculparse por haberse burlado de la inteligencia, del sentido común de sus conciudadanos y por haberles envenenado innecesariamente el alma y el corazón.
Asimismo, los doctrinarios antihaitianos tienen que disculparse ante los millones de emigrantes dominicanos que residen en tierra extranjera y que padecen atrozmente del hostigamiento policial, de la exclusión y de la discriminación.
Tienen que pedirles perdón por su prolongado silencio, -impuesto por la misma ideología que preconizan- y paliar, por ejemplo, el desamparo en el cual se desenvuelven los emigrantes dominicanos en la isla de Borinquen, solidarizándose con las denuncias hechas en Puerto Rico por la valiente catedrática dominicana, Hilda Guerrero, quien declaraba en una conferencia celebrada el fin de semana pasado que:
“...se producen actitudes discriminarías contra los inmigrantes dominicanos, muchos de los cuales llegan a la Isla del Encanto en frágiles embarcaciones.(...) Muchos sufren en silencio el discrimen (...) y no se atreven a denunciarlas por miedo a las consecuencias que estas pueden traerles, en casos de personas indocumentadas, sienten temor a la repatriación o deportación y prefieren guardar silencio”.
La profesora Guerrero agregó que los estudiantes dominicanos “son objetos de burla y desprecio no sólo por otros estudiantes sino también por maestros y personal de ayuda de las escuelas y universidades”, sin que las autoridades de la isla hagan algo para enfrentar la situación.(...) Muchos maestros tienen la falsa percepción de que los estudiantes dominicanos son “brutos, torpes e inferiores”, a pesar de que muchos de ellos obtienen buenas calificaciones. (...) Esta problemática provoca que en muchos casos los estudiantes dominicanos se sientan que son inferiores o menos que los puertorriqueños, provocando que algunos nieguen su procedencia para sentirse aceptados por sus pares, renunciando así a su identidad, provocando baja autoestima, rabia, resentimientos, corajes y muchas emociones encontradas con sus padres, y hasta el rechazo a su lugar de origen”.
Excusarse ante el pueblo dominicano pues, constituirá una señal firme de que los sectores ultranacionalistas han decidido dirigirse hacia un horizonte más alentador para el establecimiento de relaciones respetuosas y fraternales entre los dos pueblos que comparten la isla. Aunque un sabio refrán popular expresa que “lo último que se pierde es la esperanza”, reconozco sin embargo, que esperar tan noble gesto de parte de un sector que ha probado ser recalcitrante desde siempre, es probablemente un piadoso deseo.
Otro componente que ayudaría a las soluciones sería que la fracción del pueblo dominicano que se encuentra sumergida en las aguas perturbadas del antihaitianismo, aprenda a discernir y a desenmascarar las múltiples artimañas usadas por los detractores del pueblo haitiano.
Esta paleta de artificios deshonestos es muy amplia por lo que me limitaré a señalar solamente algunas:
Una de las tantas artimañas utilizadas para asentar el odio hacia Haití y hacia los inmigrantes haitianos en territorio dominicano, en particular, es de recurrir a las tergiversaciones y descontextualizaciones de los hechos históricos.
En efecto, algunos historiadores cegados por una dosis extrema de antihaitianismo se han dedicado a hacer circular en la sociedad dominicana, teorías extraordinariamente ficticias, acomodándolas a sus infames propósitos.
Una de estas fábulas es que desde siempre, el pueblo haitiano se ha opuesto y aún hoy en día, rehúsa aceptar la creación y la soberanía de la vecina República Dominicana.
La realidad es otra: el pueblo haitiano se ha solidarizado permanentemente con la hermana República Dominicana aún en sus más difíciles momentos como lo fue el período de la guerra de la Restauración. Numerosos soldados y civiles haitianos han perecido heroicamente sobre los campos de batalla al lado de los combatientes dominicanos, contribuyendo así a la independencia de este territorio que hoy representa el orgullo de todos los dominicanos y dominicanas.
Y si bien es verdad que la historia relata sobre algunas invasiones de gobernantes haitianos hacia la parte Este de la isla durante el siglo XIX, permanece también irrefutable que estos actos bélicos se cometieron en un contexto en el cual, se combatía en contra de unos dirigentes entreguistas y dispuestos a vender su patria a las potencias esclavistas de la época por un puñado de dólares, de pesetas o de francos, lo que ponía en riesgo la independencia de la joven nación haitiana que, con sangre y lagrimas, se había liberado valientemente de la férula de una abominable esclavitud. En esa ocasión, la apreciada comentarista me dirigió las siguientes preguntas:
“Sr. Steven: ¿Qué según usted y su grupo es lo que debemos hacer los dominicanos para no herir los sentimientos ni los derechos humanos de los haitianos? ¿Cuáles son sus posibles soluciones?”
Antes de escribir una respuesta breve a estas dos oportunas e interesantes preguntas opté por esperar, y responder de una forma más extensa a la amable Señora en particular y a todos los distinguidos lectores en general.
Así que en el presente artículo, plantearé mis humildes y sinceras opiniones al respecto:
El paso primordial para encaminar soluciones sería que los forjadores de la calamitosa y cínica ideología antihaitiana reconocieran la monstruosidad de sus actos y que se disculparan con el corazón en la mano.
No se trata de excusas ante Haití o ante el pueblo haitiano. Se trata más bien de confesarse y excusarse ante el pueblo dominicano y principalmente ante el segmento de este jovial pueblo que, víctima de una permanente propaganda xenofóbica, se ha dejado arrastrar ingenuamente en un odioso y dramático abismo de racismo, de difamaciones y de animadversión.
Los principales ideólogos del antihaitianismo tienen que excusarse ante sus compatriotas por haberles inculcado a través del tiempo, un sinfín de fábulas, de invenciones desaliñadas y de insensatos estereotipos antihaitianos; tienen que disculparse por haberse burlado de la inteligencia, del sentido común de sus conciudadanos y por haberles envenenado innecesariamente el alma y el corazón.
Asimismo, los doctrinarios antihaitianos tienen que disculparse ante los millones de emigrantes dominicanos que residen en tierra extranjera y que padecen atrozmente del hostigamiento policial, de la exclusión y de la discriminación.
Tienen que pedirles perdón por su prolongado silencio, -impuesto por la misma ideología que preconizan- y paliar, por ejemplo, el desamparo en el cual se desenvuelven los emigrantes dominicanos en la isla de Borinquen, solidarizándose con las denuncias hechas en Puerto Rico por la valiente catedrática dominicana, Hilda Guerrero, quien declaraba en una conferencia celebrada el fin de semana pasado que:
“...se producen actitudes discriminarías contra los inmigrantes dominicanos, muchos de los cuales llegan a la Isla del Encanto en frágiles embarcaciones.(...) Muchos sufren en silencio el discrimen (...) y no se atreven a denunciarlas por miedo a las consecuencias que estas pueden traerles, en casos de personas indocumentadas, sienten temor a la repatriación o deportación y prefieren guardar silencio”.
La profesora Guerrero agregó que los estudiantes dominicanos “son objetos de burla y desprecio no sólo por otros estudiantes sino también por maestros y personal de ayuda de las escuelas y universidades”, sin que las autoridades de la isla hagan algo para enfrentar la situación.(...) Muchos maestros tienen la falsa percepción de que los estudiantes dominicanos son “brutos, torpes e inferiores”, a pesar de que muchos de ellos obtienen buenas calificaciones. (...) Esta problemática provoca que en muchos casos los estudiantes dominicanos se sientan que son inferiores o menos que los puertorriqueños, provocando que algunos nieguen su procedencia para sentirse aceptados por sus pares, renunciando así a su identidad, provocando baja autoestima, rabia, resentimientos, corajes y muchas emociones encontradas con sus padres, y hasta el rechazo a su lugar de origen”.
Excusarse ante el pueblo dominicano pues, constituirá una señal firme de que los sectores ultranacionalistas han decidido dirigirse hacia un horizonte más alentador para el establecimiento de relaciones respetuosas y fraternales entre los dos pueblos que comparten la isla. Aunque un sabio refrán popular expresa que “lo último que se pierde es la esperanza”, reconozco sin embargo, que esperar tan noble gesto de parte de un sector que ha probado ser recalcitrante desde siempre, es probablemente un piadoso deseo.
Otro componente que ayudaría a las soluciones sería que la fracción del pueblo dominicano que se encuentra sumergida en las aguas perturbadas del antihaitianismo, aprenda a discernir y a desenmascarar las múltiples artimañas usadas por los detractores del pueblo haitiano.
Esta paleta de artificios deshonestos es muy amplia por lo que me limitaré a señalar solamente algunas:
Una de las tantas artimañas utilizadas para asentar el odio hacia Haití y hacia los inmigrantes haitianos en territorio dominicano, en particular, es de recurrir a las tergiversaciones y descontextualizaciones de los hechos históricos.
En efecto, algunos historiadores cegados por una dosis extrema de antihaitianismo se han dedicado a hacer circular en la sociedad dominicana, teorías extraordinariamente ficticias, acomodándolas a sus infames propósitos.
Una de estas fábulas es que desde siempre, el pueblo haitiano se ha opuesto y aún hoy en día, rehúsa aceptar la creación y la soberanía de la vecina República Dominicana.
La realidad es otra: el pueblo haitiano se ha solidarizado permanentemente con la hermana República Dominicana aún en sus más difíciles momentos como lo fue el período de la guerra de la Restauración. Numerosos soldados y civiles haitianos han perecido heroicamente sobre los campos de batalla al lado de los combatientes dominicanos, contribuyendo así a la independencia de este territorio que hoy representa el orgullo de todos los dominicanos y dominicanas.
La gran mayoría del pueblo haitiano se ha estremecido durante las epopeyas del pueblo dominicano frente a los poderosos ejércitos colonialistas y siempre ha deseado y apoyado el advenimiento de una nación dominicana fuerte y capaz de defender dignamente su población, su territorio y su soberanía.
Pero no bastó distorsionar, retorcer este pasado lejano. El crear y hacer perdurar mitos sobre la actual población haitiana, es otra de las artimañas predilectas de los sectores ultra conservadores que deberían ser objeto de cuestionamientos de parte de los dominicanos y dominicanas:
Por ejemplo, no es un secreto para nadie que las riquezas producidas durante décadas por la sobre explotada mano de obra haitiana ha creado la base económica sobre la cual reposa hoy el desarrollo de la hermana República Dominicana. No apoyaré aquí mi afirmación con datos o estudios económicos, pero el espacio del debate esta abierto para quien quiera refutar esta afirmación y pueda demostrar lo contrario.
Apoyándose entonces sobre la realidad contundente que es la visibilidad de la presencia haitiana, los sectores nacionalistas tampoco han desperdiciado la ocasión para presentarnos un cuadro alarmante que se supone ocasionan estos inmigrantes con relación al gasto social dominicano.
Las estadísticas de hospitales y otros gastos para mantener esta colectividad haitiana de repente pululan y proliferan tan velozmente como algunos articulitos baratos producidos en una cadena de montaje de una pequeña industria en Hong Kong.
Pero, cuando observamos las condiciones difíciles, que llegan a ser infrahumanas en algunos lugares donde laboran haitianas y haitianos en territorio dominicano, cabe sentirse, la persona que observa, muy escéptica ante estas publicaciones que se proponen presentarnos los datos que confirmarían la “enorme carga” que representa esta mano de obra para el Estado dominicano.
Cuando sabemos que los dominicanos y dominicanas, descendientes de haitianos sobreviven difícilmente sin acceso a nada, no se explica esta supuesta carga que representan.
¿No sería todo lo contrario? ¿No es esa mano de obra progenitora de riquezas? ¿Acaso, no sería que los inmigrantes haitianos y los dominicanos(as) descendientes de haitianos, soportan sobre sus incansables hombros, el estilo de vida y las riquezas de la elite nacionalista que tanto los desprecia y que por mantener este estilo, no reciben nada en cambio? ¿No es admitido científicamente que los inmigrantes de todas las latitudes generan riquezas en todos los países del mundo?
Una parte de la solución que esta en mano de los sectores nacionalistas dominicanos es que por lo planteado hasta aquí, informen a la población de los reales y constantes aportes de la colectividad haitiana a la economía dominicana. Lo decente es que se deje de presentar el inmigrante como un simple parásito de la sociedad, porque no es así. Lo justo es ser sincero y ecuánime al momento de sopesar las consecuencias positivas y las negativas que genera cualquier migración en el mundo.
Estos son unos primeros pasos hacia “posibles soluciones”. Concluiremos la próxima semana. ¡Hasta entonces!
Ver artículo y comentarios de lectores en Clave Digital
10 de diciembre de 2006
Artículos inolvidables
Dentro de los numerosos artículos que se ha publicado en la prensa dominicana y que tratan del tema de la migración haitiana en territorio dominicano, hay unos escritos que permanecen inolvidables.
Hablo de estos artículos que hay que leer una y otra vez y que al transcurrir el tiempo, no pierden de su agudeza, de su vigencia y de su fuerza.
El siguiente artículo escrito por Sara Pérez y publicado en Clave Digital el 8 de noviembre de 2005, es uno de estos:
Padre Ruquoy, perdónenos usted a nosotros
Distinguido sacerdote Pedro Ruquoy, heredero de Montesinos:
El 3 de noviembre se reseñó en el periódico Hoy que Usted pedía perdón al pueblo dominicano y a las autoridades civiles y religiosas por haber declarado como hijos suyos, con fines de regularizar el estatus legal de los mismos, a dos niños de origen haitiano, nacidos en República Dominicana.
Como parte de ese pueblo dominicano y sin sentirme vocera más que de mí misma, permítame decirle que quienes tenemos que pedir perdón somos nosotros, porque Usted no habría tenido que hacer eso, si las leyes dominicanas se respetaran y si los irresponsables gobiernos dominicano, haitiano, norteamericano, entre otros, buscaran soluciones humanas, sensibles y justas, a una situación desesperada como la de Haití.
Los haitianos en República Dominicana me recuerdan aquella fábula del mendigo que se autocompadecía porque su comida era dos o tres uvas, hasta que miró hacia atrás y vió a otro mendigo que recogía las cáscaras de las uvas que él había masticado y tirado. Si los dominicanos no tuviéramos a los haitianos, tendríamos que inventarlos, aunque sólo sea para que nos eleven la autoestima. Los políticos ladrones, los prelados religiosos corruptos, los empresarios insaciables que gobiernan la República Dominicana, debían estar orgullosos de que la mierda de país que han hecho, aparezca como una tierra prometida, aunque sólo sea ante los ojos del más miserable y desamparado de todos los pueblos de América.
Las excusas tenemos que pedirlas nosotros, padre Ruquoy, la prensa, tan objetiva ella, que cuenta cuántas haitianas alumbran en los hospitales dominicanos, pero no sabe cuántas dominicanas tienen sus hijos en los hospitales de Estados Unidos, Puerto Rico, Canada, España, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, etc. Tal vez algunos aspiran a recoger los escombros del muro de Berlín para colocarlo en la frontera domínico-haitiana.
Cierto que República Dominicana no tiene los recursos de otros, pero no es tan pobre como para que no pueda ser saqueada por banqueros, políticos, iglesias, militares y empresarios, así es que bien se puede sacar alguna tajadita para obras filantrópicas, si es que prefieren llamarle donación a lo que es justicia y derechos humanos universales. El pueblo dominicano se bastaría a sí mismo y le sobraría para darle a Haití, Guatemala, Nicaragua y otros países más descalabrados que ella, si se ahorrara algo de lo malgastan sus gobernantes. Nada más con reducir a niveles razonables las pensiones desproporcionadas de ciertos ex funcionarios, eliminar las ONGs de los congresistas y otros de sus gastos superfluos y poner algún control financiero a la Liga Municipal Dominicana, sobrarían recursos para resolver más de una urgencia, sin importar el color, ni el orígen del beneficiado.
¿Que son ilegales? Pero ¿Puede hablar de legalidad un mamotreto ridículo de Estado, que incumple flagrantemente su Constitución, en la que se considera dominicano a todo el nacido en su territorio? ¿Un Estado que socava las vías institucionales para regularizar el estatus legal de sus habitantes y cuyas oficialías civiles, muchas de ellas dirigidas por gánsteres, son un desastre, en las que con dinero y macuteos se resuelve cualquier cosa, desde certificados de nacimientos falsos para prospectos de beisbol con edades alteradas, hasta declaraciones tardías de hijos impropios? ¿Puede reclamar legalidad, el mismo Estado que por décadas, especialmente durante los gobiernos de Balaguer, traficó con haitianos, los explotó, los exprimió, los esclavizó, los segregó en chiqueros, sin proporcionarles servicios elementales, para después dejar en un limbo jurídico a sus hijos, nietos y continuadores de esa tradición, (iniciada, aupada, consolidada por el Estado), de llegar a trabajar a República dominicana sin documentos, sin garantías, sin nada?.
Además, padre Ruquoy, los dominicanos debían ser más comprensivos con los que en aras de la sobrevivencia, a veces buscando una pequeña hebra para aferrarse a la vida, utilizan algunos subterfugios para legalizar su estatus en algún país extranjero. El berenjenal que tienen muchos dominicanos en los papeleos de migración no es precisamente un modelo de probidad y exactitud. Hay niños que aparecen en los papeles como hijos de un tío, o de la abuela. Hermanos casados entre sí, con documentos falsos, proporcionados por el Estado Dominicano a través de sus oficialías civiles. Suplantaciones de identidad. Una mujer que “viaja” con los documentos de su hermana. Otro que por una u otra razón no califica para obtener visas y residencias y los solicita con los documentos de un familiar fallecido. Gente que trabaja utilizando el número de seguro social de otro. Personas que han salido –sabrá Dios cuántas- del país con pasaportes de regidores. En fin, un millón de triquiñuelas a las que recurren gentes desesperadas, en cuyo país el caos es parte de la experiencia vital y violar procedimientos burocráticos -y de cualquier tipo- es una rutina generalizada. Si Balaguer, el padre de la democracia dominicana, consideraba que La Constitución es un pedazo de papel, -para limpiarse el trasero, digo yo-, ¿por qué el vendedor analfabeto de cocos fríos o el infeliz dominicano, de origen haitiano, con los mecanismos de incorporación normal al sistema cerrados, debe preocuparse porque su acta de nacimiento sea estrictamente fidedigna?
Y no tiene Usted que pedir excusas tampoco a las autoridades religiosas de la iglesia a la que pertenece. El catolicismo se implementó en lo que hoy es el territorio dominicano, enarbolado por un criminal llamado Cristóbal Colón, que cuando llegó a esas tierras era un ilegal sin visa y sin permiso de entrada y hoy se le homenajea con faros y estatuas. Todo hay que verlo en perspectiva. Quizás dentro de 500 años los faros y estatuas de República Dominicana homenajeen a algún dominicano llamado Luis Pie.
No, no pida perdón padre Ruquoy. Si por algo no deben los seres humanos pedir perdón, es por comprometerse, por ser solidarios, por arriesgarse y conmoverse ante la desgracia y la miseria de otros.
Hablo de estos artículos que hay que leer una y otra vez y que al transcurrir el tiempo, no pierden de su agudeza, de su vigencia y de su fuerza.
El siguiente artículo escrito por Sara Pérez y publicado en Clave Digital el 8 de noviembre de 2005, es uno de estos:
Padre Ruquoy, perdónenos usted a nosotros
Distinguido sacerdote Pedro Ruquoy, heredero de Montesinos:
El 3 de noviembre se reseñó en el periódico Hoy que Usted pedía perdón al pueblo dominicano y a las autoridades civiles y religiosas por haber declarado como hijos suyos, con fines de regularizar el estatus legal de los mismos, a dos niños de origen haitiano, nacidos en República Dominicana.
Como parte de ese pueblo dominicano y sin sentirme vocera más que de mí misma, permítame decirle que quienes tenemos que pedir perdón somos nosotros, porque Usted no habría tenido que hacer eso, si las leyes dominicanas se respetaran y si los irresponsables gobiernos dominicano, haitiano, norteamericano, entre otros, buscaran soluciones humanas, sensibles y justas, a una situación desesperada como la de Haití.
Los haitianos en República Dominicana me recuerdan aquella fábula del mendigo que se autocompadecía porque su comida era dos o tres uvas, hasta que miró hacia atrás y vió a otro mendigo que recogía las cáscaras de las uvas que él había masticado y tirado. Si los dominicanos no tuviéramos a los haitianos, tendríamos que inventarlos, aunque sólo sea para que nos eleven la autoestima. Los políticos ladrones, los prelados religiosos corruptos, los empresarios insaciables que gobiernan la República Dominicana, debían estar orgullosos de que la mierda de país que han hecho, aparezca como una tierra prometida, aunque sólo sea ante los ojos del más miserable y desamparado de todos los pueblos de América.
Las excusas tenemos que pedirlas nosotros, padre Ruquoy, la prensa, tan objetiva ella, que cuenta cuántas haitianas alumbran en los hospitales dominicanos, pero no sabe cuántas dominicanas tienen sus hijos en los hospitales de Estados Unidos, Puerto Rico, Canada, España, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, etc. Tal vez algunos aspiran a recoger los escombros del muro de Berlín para colocarlo en la frontera domínico-haitiana.
Cierto que República Dominicana no tiene los recursos de otros, pero no es tan pobre como para que no pueda ser saqueada por banqueros, políticos, iglesias, militares y empresarios, así es que bien se puede sacar alguna tajadita para obras filantrópicas, si es que prefieren llamarle donación a lo que es justicia y derechos humanos universales. El pueblo dominicano se bastaría a sí mismo y le sobraría para darle a Haití, Guatemala, Nicaragua y otros países más descalabrados que ella, si se ahorrara algo de lo malgastan sus gobernantes. Nada más con reducir a niveles razonables las pensiones desproporcionadas de ciertos ex funcionarios, eliminar las ONGs de los congresistas y otros de sus gastos superfluos y poner algún control financiero a la Liga Municipal Dominicana, sobrarían recursos para resolver más de una urgencia, sin importar el color, ni el orígen del beneficiado.
¿Que son ilegales? Pero ¿Puede hablar de legalidad un mamotreto ridículo de Estado, que incumple flagrantemente su Constitución, en la que se considera dominicano a todo el nacido en su territorio? ¿Un Estado que socava las vías institucionales para regularizar el estatus legal de sus habitantes y cuyas oficialías civiles, muchas de ellas dirigidas por gánsteres, son un desastre, en las que con dinero y macuteos se resuelve cualquier cosa, desde certificados de nacimientos falsos para prospectos de beisbol con edades alteradas, hasta declaraciones tardías de hijos impropios? ¿Puede reclamar legalidad, el mismo Estado que por décadas, especialmente durante los gobiernos de Balaguer, traficó con haitianos, los explotó, los exprimió, los esclavizó, los segregó en chiqueros, sin proporcionarles servicios elementales, para después dejar en un limbo jurídico a sus hijos, nietos y continuadores de esa tradición, (iniciada, aupada, consolidada por el Estado), de llegar a trabajar a República dominicana sin documentos, sin garantías, sin nada?.
Además, padre Ruquoy, los dominicanos debían ser más comprensivos con los que en aras de la sobrevivencia, a veces buscando una pequeña hebra para aferrarse a la vida, utilizan algunos subterfugios para legalizar su estatus en algún país extranjero. El berenjenal que tienen muchos dominicanos en los papeleos de migración no es precisamente un modelo de probidad y exactitud. Hay niños que aparecen en los papeles como hijos de un tío, o de la abuela. Hermanos casados entre sí, con documentos falsos, proporcionados por el Estado Dominicano a través de sus oficialías civiles. Suplantaciones de identidad. Una mujer que “viaja” con los documentos de su hermana. Otro que por una u otra razón no califica para obtener visas y residencias y los solicita con los documentos de un familiar fallecido. Gente que trabaja utilizando el número de seguro social de otro. Personas que han salido –sabrá Dios cuántas- del país con pasaportes de regidores. En fin, un millón de triquiñuelas a las que recurren gentes desesperadas, en cuyo país el caos es parte de la experiencia vital y violar procedimientos burocráticos -y de cualquier tipo- es una rutina generalizada. Si Balaguer, el padre de la democracia dominicana, consideraba que La Constitución es un pedazo de papel, -para limpiarse el trasero, digo yo-, ¿por qué el vendedor analfabeto de cocos fríos o el infeliz dominicano, de origen haitiano, con los mecanismos de incorporación normal al sistema cerrados, debe preocuparse porque su acta de nacimiento sea estrictamente fidedigna?
Y no tiene Usted que pedir excusas tampoco a las autoridades religiosas de la iglesia a la que pertenece. El catolicismo se implementó en lo que hoy es el territorio dominicano, enarbolado por un criminal llamado Cristóbal Colón, que cuando llegó a esas tierras era un ilegal sin visa y sin permiso de entrada y hoy se le homenajea con faros y estatuas. Todo hay que verlo en perspectiva. Quizás dentro de 500 años los faros y estatuas de República Dominicana homenajeen a algún dominicano llamado Luis Pie.
No, no pida perdón padre Ruquoy. Si por algo no deben los seres humanos pedir perdón, es por comprometerse, por ser solidarios, por arriesgarse y conmoverse ante la desgracia y la miseria de otros.
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9 de diciembre de 2006
Haití: desigualdades inaceptables (2)
Hemos dicho en el anterior post que las causas principales de las desigualdades radican en:
1.Las instituciones. 2.El sistema educativo. 3.El sistema fiscal. 4.El comportamiento de las elites.
Veamos:
Veamos:
Las instituciones son el producto de los grupos sociales más influyentes como bien, lo define el economista haitiano Marc Bazin. Por lo tanto, estos grupos, obviamente, distribuyen el poder y las riquezas a su favor, lo que acentúa aun más las desigualdades.
El crédito por ejemplo esta reservado a una minoría. Las tasas no son las mismas por todos. No se presta dinero para la educación, lo que representaría una buena inversión a mediano y largo plazo pues la educación es un potencial de aumento para los ingresos de un país. Lamentablemente, estas instituciones no tienen una “visión de país”. Prefieren monopolizar las inversiones en el muy corto plazo, como las compras y ventas de productos importados, que no aportan nada al país.
Otra causa de las vastas diferencias sociales es la ineficiencia del sistema educativo. Es costoso y elitista por lo que 50% de los adultos haitianos son analfabetos. Si el sistema educativo fuese más eficiente y menos desigual, los pobres podrían volverse más productivos. La diferencia de los salarios es amplia entre los instruidos y los que no tuvieron la posibilidad de acceder a la educación, (lo que es lógico), y por ello, un sistema educativo deficiente perpetua las desigualdades.
Igualmente, la estructura del sistema fiscal es una fuente de desigualdades. La mayor parte de los ingresos fiscales provienen de la TCA, (los impuestos sobre el consumo) pagados por la mayoría pobre.
Finalmente, un cuarto factor de desigualdad es el comportamiento de las elites haitianas. Una gran parte de elite haitiana es anti-democratica. Desalientan la participación de los pobres en la política para así conservar sus privilegios. Entonces, frente a los continuos disturbios sociales, productos de estas desigualdades, la elite haitiana invierte poco. Solo por comparar con otros países del Caribe, nos damos cuenta: Durante los 10 últimos años, la tasa de inversión privada en Haití representó 6% del PIB, mientras que la tasa fue de 15% en Jamaica y de 16% en Rep. Dominicana.
Obligatoriamente, tenemos que llegar a la siguiente y única conclusión: Si Haití quiere convertirse en una sociedad social, política y económicamente viable, hay que reducir las duras desigualdades ahora.
Pero, ¿Cómo hacerlo?
Intentare aportar unas opiniones al respecto mas adelante, mientras tanto espero sus sugerencias y comentarios.
El crédito por ejemplo esta reservado a una minoría. Las tasas no son las mismas por todos. No se presta dinero para la educación, lo que representaría una buena inversión a mediano y largo plazo pues la educación es un potencial de aumento para los ingresos de un país. Lamentablemente, estas instituciones no tienen una “visión de país”. Prefieren monopolizar las inversiones en el muy corto plazo, como las compras y ventas de productos importados, que no aportan nada al país.
Otra causa de las vastas diferencias sociales es la ineficiencia del sistema educativo. Es costoso y elitista por lo que 50% de los adultos haitianos son analfabetos. Si el sistema educativo fuese más eficiente y menos desigual, los pobres podrían volverse más productivos. La diferencia de los salarios es amplia entre los instruidos y los que no tuvieron la posibilidad de acceder a la educación, (lo que es lógico), y por ello, un sistema educativo deficiente perpetua las desigualdades.
Igualmente, la estructura del sistema fiscal es una fuente de desigualdades. La mayor parte de los ingresos fiscales provienen de la TCA, (los impuestos sobre el consumo) pagados por la mayoría pobre.
Finalmente, un cuarto factor de desigualdad es el comportamiento de las elites haitianas. Una gran parte de elite haitiana es anti-democratica. Desalientan la participación de los pobres en la política para así conservar sus privilegios. Entonces, frente a los continuos disturbios sociales, productos de estas desigualdades, la elite haitiana invierte poco. Solo por comparar con otros países del Caribe, nos damos cuenta: Durante los 10 últimos años, la tasa de inversión privada en Haití representó 6% del PIB, mientras que la tasa fue de 15% en Jamaica y de 16% en Rep. Dominicana.
Obligatoriamente, tenemos que llegar a la siguiente y única conclusión: Si Haití quiere convertirse en una sociedad social, política y económicamente viable, hay que reducir las duras desigualdades ahora.
Pero, ¿Cómo hacerlo?
Intentare aportar unas opiniones al respecto mas adelante, mientras tanto espero sus sugerencias y comentarios.
Haití: desigualdades inaceptables
Amigos(as), en este post y en todos los posteriores que llevarán por titulo “Haití: desigualdades inaceptables”, expondré unas reflexiones sobre unas de las causas de la inestabilidad social en Haití.
Haití es un país extremadamente desigual. Y sabemos todos que las desigualdades tan marcadas paralizan el desarrollo. Además, las disparidades agudas paralizan los jóvenes y marginalizan las mujeres. (Ampliaremos sobre estos dos sectores de la población en futuros post).
Datos fiables nos indican que en los países ricos, el 5% de los más ricos poseen el 13% de la renta nacional. En Haití, el 5% de los más ricos disfrutan del 50% de las riquezas del país.
No hay duda entonces que la renta se encuentra distribuida de forma pésima.
Pero, ¿cuales son las causas principales de estas terribles disparidades?
Las razones principales de estos contrastes se encuentran en las instituciones, el sistema educativo, el sistema fiscal y en el comportamiento de las elites.
Mas adelante, desarrollaré un poco más mis opiniones al respecto.
Hasta pronto y gracias por visitar mi blog.
Haití es un país extremadamente desigual. Y sabemos todos que las desigualdades tan marcadas paralizan el desarrollo. Además, las disparidades agudas paralizan los jóvenes y marginalizan las mujeres. (Ampliaremos sobre estos dos sectores de la población en futuros post).
Datos fiables nos indican que en los países ricos, el 5% de los más ricos poseen el 13% de la renta nacional. En Haití, el 5% de los más ricos disfrutan del 50% de las riquezas del país.
No hay duda entonces que la renta se encuentra distribuida de forma pésima.
Pero, ¿cuales son las causas principales de estas terribles disparidades?
Las razones principales de estos contrastes se encuentran en las instituciones, el sistema educativo, el sistema fiscal y en el comportamiento de las elites.
Mas adelante, desarrollaré un poco más mis opiniones al respecto.
Hasta pronto y gracias por visitar mi blog.
7 de diciembre de 2006
¿Y quien entiende al Canciller?
Es evidente que el Canciller dominicano, Carlos Morales Troncoso se encuentra completamente extraviado, desorientado, confundido, perdido.
¿Y quien le entiende a este Canciller?
Aquí les dejo con la opinión del Licenciado Carlos Dore Cabral:
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA jueves, 07 de diciembre de 2006
ENEAGRAMAS
De nuevo las contradicciones migratorias
Carlos Dore Cabral - Sociólogo, profesor universitario, director del Departamento de Información, Análisis y Programación Estratégica de la Presidencia de la República.
El canciller Carlos Morales Troncoso aseguró el pasado 29 de noviembre, en referencia a la inmigración (específicamente haitiana) que “no podemos renunciar a la soberanía nacional ni considerar la abolición del Estado dominicano. Eso no está ni se prevé que deba estar en la agenda nacional, y debe estar claro y entendido, ahora y para siempre.
“Hacemos esa advertencia ante la insistencia reiterada de organizaciones y personas que pretenden que olvidemos y soslayemos la observación y cumplimiento de nuestras propias leyes en el manejo de la inmigración ilegal que nos llega masivamente desde Haití.
“En la conducción de las relaciones con Haití, en el terreno de los hechos, el manejo que hace el Gobierno dominicano através de la Cancillería y de otras agencias del Estado, sobre todo las vinculadas a la migración, prevalece un trato considerado, respetuoso de las personas y de sus derechos.
“Pero nadie ignora o puede pretender ignorar que el manejo de la inmigración ilegal de grandes contingentes de población genera en el país receptor un grupo de población vulnerable, sujeto a denegación parcial y ocasional --más o menos severa-- de sus derechos, de sus oportunidades y sus aspiraciones, independientemente de la época o del país a que se haga referencia.”
Por lo menos en tres ocasiones recientes el mismo secretario de Estado de Relaciones Exteriores se ha referido a la emigración dominicana a Estados Unidos y Puerto Rico. El 11 de enero pasado suscribió una declaración con México y Centroamérica en la que se decía que “debe dársele a todo inmigrante, sin importar su condición migratoria, la protección plena de sus derechos humanos y la observancia plena de las leyes laborales que les aplican”.
El 16 de abril de este año dijo que “se planteó a los congresistas (los norteamericanos Arlen Specter y Jeff Sessions) que República Dominicana cuenta con una población numerosa en Estados Unidos, una parte de ella indocumentada, por lo que el Gobierno alberga esperanza de que se apruebe una legislación justa que plantee soluciones favorables”.
El 2 de mayo del 2006 aseguró, en una mesa redonda con siete cancilleres latinoamericanos y miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, lo siguiente:
“Antes de que se cometan iniquidades desastrosas con nuestros inmigrantes indocumentados, residentes precariamente en los Estados Unidos, hay que abocarse a examinar fríamente los pro y los contra de una situación que aporta y genera no pocos desequilibrios en las dos partes vinculadas a este tema tan complejo, tan importante, y al cual necesariamente hay que buscarle una salida justa, sabia y oportuna.”
Y sólo el pasado día 3, la prensa recoge que el representante de los Consejos Consultivos de los Dominicanos en el Exterior, Alejandro Santos, “demandó ayer de la comunidad internacional una mayor cooperación en el tratamiento de las migraciones, a fin de evitar que se cometan discriminaciones contra los criollos que residen en el extranjero’.
Asegura el funcionario migratorio que “en vista de esta situación que se ha creado (de lucha contra la xenofobia y el racismo), esperamos que contra los dominicanos y dominicanas que residen aquí (Puerto Rico), como en otras naciones, no se cometa ningún tipo de discriminación en contra de ellos, ni se les atropelle por su origen ni su color”.
Dos discursos contradictorios provenientes del mismo Estado y de funcionarios del mismo gobierno y del mismo funcionario del mismo Estado y del mismo gobierno.
Cuando se trata de que el Estado dominicano flexibilice sus posiciones frente a la inmigración (específicamente haitiana), se le está pidiendo que renuncie a su soberanía y que propicie la abolición del Estado; pero no es así cuando el dominicano le pide a otros Estados lo mismo o algo parecido para sus emigrantes. Se demanda pleno respeto a los derechos, oportunidades y aspiraciones de los emigrantes dominicanos, pero se plantea que eso no es completamente posible cuando se trata de los inmigrantes (específicamente haitianos) a la República Dominicana.
Este artículo sólo persigue insistir en la conveniencia de articular una política en la que haya mayor coincidencia entre lo que se pide para el emigrante dominicano y lo que se le dé al inmigrante (específicamente haitiano) en la Republica Dominicana.
Haga "click" aquí para ver el artículo y comentarios de lectores en Clave Digital
“Hacemos esa advertencia ante la insistencia reiterada de organizaciones y personas que pretenden que olvidemos y soslayemos la observación y cumplimiento de nuestras propias leyes en el manejo de la inmigración ilegal que nos llega masivamente desde Haití.
“En la conducción de las relaciones con Haití, en el terreno de los hechos, el manejo que hace el Gobierno dominicano através de la Cancillería y de otras agencias del Estado, sobre todo las vinculadas a la migración, prevalece un trato considerado, respetuoso de las personas y de sus derechos.
“Pero nadie ignora o puede pretender ignorar que el manejo de la inmigración ilegal de grandes contingentes de población genera en el país receptor un grupo de población vulnerable, sujeto a denegación parcial y ocasional --más o menos severa-- de sus derechos, de sus oportunidades y sus aspiraciones, independientemente de la época o del país a que se haga referencia.”
Por lo menos en tres ocasiones recientes el mismo secretario de Estado de Relaciones Exteriores se ha referido a la emigración dominicana a Estados Unidos y Puerto Rico. El 11 de enero pasado suscribió una declaración con México y Centroamérica en la que se decía que “debe dársele a todo inmigrante, sin importar su condición migratoria, la protección plena de sus derechos humanos y la observancia plena de las leyes laborales que les aplican”.
El 16 de abril de este año dijo que “se planteó a los congresistas (los norteamericanos Arlen Specter y Jeff Sessions) que República Dominicana cuenta con una población numerosa en Estados Unidos, una parte de ella indocumentada, por lo que el Gobierno alberga esperanza de que se apruebe una legislación justa que plantee soluciones favorables”.
El 2 de mayo del 2006 aseguró, en una mesa redonda con siete cancilleres latinoamericanos y miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, lo siguiente:
“Antes de que se cometan iniquidades desastrosas con nuestros inmigrantes indocumentados, residentes precariamente en los Estados Unidos, hay que abocarse a examinar fríamente los pro y los contra de una situación que aporta y genera no pocos desequilibrios en las dos partes vinculadas a este tema tan complejo, tan importante, y al cual necesariamente hay que buscarle una salida justa, sabia y oportuna.”
Y sólo el pasado día 3, la prensa recoge que el representante de los Consejos Consultivos de los Dominicanos en el Exterior, Alejandro Santos, “demandó ayer de la comunidad internacional una mayor cooperación en el tratamiento de las migraciones, a fin de evitar que se cometan discriminaciones contra los criollos que residen en el extranjero’.
Asegura el funcionario migratorio que “en vista de esta situación que se ha creado (de lucha contra la xenofobia y el racismo), esperamos que contra los dominicanos y dominicanas que residen aquí (Puerto Rico), como en otras naciones, no se cometa ningún tipo de discriminación en contra de ellos, ni se les atropelle por su origen ni su color”.
Dos discursos contradictorios provenientes del mismo Estado y de funcionarios del mismo gobierno y del mismo funcionario del mismo Estado y del mismo gobierno.
Cuando se trata de que el Estado dominicano flexibilice sus posiciones frente a la inmigración (específicamente haitiana), se le está pidiendo que renuncie a su soberanía y que propicie la abolición del Estado; pero no es así cuando el dominicano le pide a otros Estados lo mismo o algo parecido para sus emigrantes. Se demanda pleno respeto a los derechos, oportunidades y aspiraciones de los emigrantes dominicanos, pero se plantea que eso no es completamente posible cuando se trata de los inmigrantes (específicamente haitianos) a la República Dominicana.
Este artículo sólo persigue insistir en la conveniencia de articular una política en la que haya mayor coincidencia entre lo que se pide para el emigrante dominicano y lo que se le dé al inmigrante (específicamente haitiano) en la Republica Dominicana.
Haga "click" aquí para ver el artículo y comentarios de lectores en Clave Digital
6 de diciembre de 2006
Te quiero Padre y te extraño.
Gracias querido Padre por todo lo que me has dado. Me has enseñado a aspirar a ser justo, me has enseñado a ser honesto, me has enseñado a respetar la dignidad, los sufrimientos, las luchas de todos los seres humanos atropellados, deshonrados, menospreciados, maltratados, golpeados...
Gracias querido Padre por haberme amado, cuidado, asistido, educado...
Hoy me haces falta, me haces mucho falta, pero puedes estar seguro que todos los nobles ideales que me inculcaste permanecerán siempre en lo más profundo de mi alma y en lo más hondo de mi corazón.
Hoy, ya, no estas con nosotros físicamente pero tu voz, tus consejos, tu sonrisa, tu risa, tus conocimientos, tus sueños, tus deseos, tu obra literaria, todo se ha quedado intacto y es parte de mi vida, de nuestra vida...es parte de esta familia que has querido tanto y que tanto aprendió de ti...
Aquí publico tu última foto, tu último aniversario y a ti, dedico este blog.
Padre, te quiero y te extraño.
Gracias querido Padre por haberme amado, cuidado, asistido, educado...
Hoy me haces falta, me haces mucho falta, pero puedes estar seguro que todos los nobles ideales que me inculcaste permanecerán siempre en lo más profundo de mi alma y en lo más hondo de mi corazón.
Hoy, ya, no estas con nosotros físicamente pero tu voz, tus consejos, tu sonrisa, tu risa, tus conocimientos, tus sueños, tus deseos, tu obra literaria, todo se ha quedado intacto y es parte de mi vida, de nuestra vida...es parte de esta familia que has querido tanto y que tanto aprendió de ti...
Aquí publico tu última foto, tu último aniversario y a ti, dedico este blog.
Padre, te quiero y te extraño.
5 de diciembre de 2006
El Canciller dominicano en Madrid
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA martes, 05 de diciembre de 2006
DESDE HAITI
El Canciller dominicano en Madrid
Por Steven Gehy
DESDE HAITI
El Canciller dominicano en Madrid
Por Steven Gehy
PÉTION-VILLE, Haití.- El pasado 30 de noviembre tuvo lugar en Madrid (España) la “Conferencia internacional sobre el desarrollo socio-económico de Haití”.
El principal motivo de este importante encuentro entre los representantes de los países donantes y los dirigentes haitianos fue el de dar seguimiento a las promesas hechas por la comunidad internacional a Haití, durante una anterior reunión celebrada en Port-au-Prince en Julio de 2006.
En esa ocasión, los proveedores de fondos, reunidos en la capital haitiana, se comprometieron –con hasta un máximo de 750 millones de dólares- a colaborar con la reconstrucción de la pequeña nación caribeña devastada y sacudida desde Febrero de 2004 por una prolongada y extenuante crisis política, económica y social a raíz del derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide en el año 2004.
Si bien entendíamos que las debates no girarían alrededor del delicado tema de la migración haitiana hacia el territorio dominicano, -ya que ese no era el foro idóneo-, la presencia en la capital española del distinguido Canciller dominicano, Carlos Morales Troncoso, suscitó expectativas y esperanzas de que los altos dirigentes de los dos países que comparten la isla de Quisqueya, aprovecharían el escenario para reafirmar sus intenciones de consolidar las relaciones binacionales y de trabajar arduamente para lograr soluciones justas, dignas, duraderas y apegadas a los derechos humanos con relación al tema migratorio.
Sin embargo, tristemente, el Canciller dominicano, en un sorprendente y erróneo discurso, optó por rechazar las abundantes y sustentadas acusaciones de discriminación y de maltratos que se ejercen en múltiples ciudades y pueblos dominicanos, sobre inmigrantes haitianos indocumentados o no, sobre dominicanos descendientes de padres haitianos y sobre algunos dominicanos de color negro a quienes militares o agentes de migración suelen atribuir equivocadamente la nacionalidad haitiana.
Esta desagradable experiencia la vivió en carne propia, en Santiago de los Caballeros, un miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), un dominicano negro, que resultó atropellado y arrestado por agentes de migración por haber cometido el “delito” de parecer haitiano.
Las declaraciones emitidas por el Canciller en Madrid, chocan aun más cuando recordamos que hace tan sólo algunos meses, el Presidente Leonel Fernández, en un gesto franco de autocrítica que le enaltece, reconocía que la República Dominicana, había carecido históricamente, “de una política migratoria justa y humana con respeto a Haití”.
“Yo mismo…”, declaraba el mandatario dominicano en Junio del año pasado durante una conferencia pronunciada en la sede de la Fundación Global, “...me resiento cuando veo que nosotros lo que hacemos tradicionalmente en la República Dominicana son repatriaciones que ciertamente violan los derechos humanos de los haitianos”.
Y agregaba solemnemente: “No podemos permitir, que en la República Dominicana trasmitamos una imagen internacional de que violamos los derechos humanos de nuestros hermanos de la República de Haití”.
Cabe preguntarse entonces, ¿Qué ha cambiado durante el lapso de tiempo que separa estas apreciaciones contradictorias expresadas por dos prestigiosas personalidades dominicanas?
...Que sepamos, nada.
¿Cuáles medidas de urgencia han sido tomadas desde las declaraciones hechas por el Presidente Fernández en la Fundación Global, que podrían justificar hoy, el nuevo punto de vista del Secretario de Estado?
...Que conozcamos, ninguna.
Ambos no pueden estar en lo correcto al mismo tiempo; uno de ellos, el Presidente de la República o el Canciller, necesariamente, tiene que estar equivocado.
También en Madrid, el Canciller Troncoso fustigó la honorable y difícil labor que, contra viento y marea, desempeña las organizaciones no gubernamentales que luchan firmemente en contra de las violaciones, los atropellos, los abusos y la vergonzante exclusión estructural que padecen los inmigrantes y los dominicanos y dominicanas descendientes de haitianos.
El ingeniero Morales Troncoso consideró que estas denuncias apuntaban a que el Gobierno dominicano desconozca sus leyes y que renuncie a la soberanía y al Estado de Derecho que son la “aspiración permanente desde la fundación de la República”.
En realidad, los grupos nacionales e internacionales que fueron el blanco de las impetuosas críticas provenientes del Secretario de Estado reivindican precisamente todo lo opuesto de que se les acusa:
Estas distintas organizaciones compuestas de mujeres y hombres, de dominicanos(as) en territorio dominicano y de la diáspora radicados en los Estados Unidos de América, en Puerto Rico, en España..., de ciudadanas y ciudadanos comunes de diferentes países y de personalidades extranjeras prominentes comprometidos con el respeto de la dignidad y de los derechos humanos sobre el planeta, exigen más bien que se respete, que se aplique plenamente y soberanamente la Constitución dominicana y que justamente, no se tergiverse o se violente esta última para así acomodar unos intereses particulares y legitimar injusticias.
Estas valientes instituciones, según lo que hemos podido observar, representan las únicas voces que denuncian permanentemente el tráfico ilegal, inmoral y el trato esclavizante y criminal de seres humanos, tanto de mujeres, hombres y niños.
Constituyen las únicas voces que exigen un control más eficiente en la frontera dominico-haitiana, tanto de parte del Estado haitiano como del Estado dominicano.
Estas ONG’s severamente difamadas por el Canciller y los sectores nacionalistas, son las únicas voces que insisten en la pronta extinción de los interminables y conocidos “macuteos” fomentados por militares y agentes de migración, que se cometen a diario en la frontera y a todo lo largo del territorio.
Son estas instituciones las solitarias voces que exhortan a que se cumplan los tratados migratorios firmados entre las dos naciones vecinas; son estas organizaciones, las aisladas voces que se empeñan en la elaboración y instauración de urgentes programas de desarrollo en las ciudades y pueblos fronterizos para mejorar la calidad de vida de los residentes de estas desatendidas y empobrecidas regiones.
Creemos que en Madrid, los funcionarios dominicanos y haitianos desperdiciaron una excelente oportunidad de mandar a sus respectivos pueblos, las señales claras de que nuestros gobernantes estarían verdaderamente interesados en diseñar eficientes estrategias de control fronterizo, en cooperar en proyectos viables, en ejecutar y reforzar, en el corto y en el mediano plazo, una política migratoria eficaz, humana, justa e “irreprochable”.
Lamentablemente, aún en algunos políticos falta afianzamiento en las convicciones democráticas justas y han preferido rechazar las evidentes y angustiosas realidades que nos asfixian cada día más. Estas actitudes evidencian nuevamente que no existe el deseo, ni está la voluntad de regular, de humanizar, de frenar la migración haitiana en territorio dominicano.
Parece ser que los únicos interesados y preocupados en aportar soluciones al “problema” migratorio son las organizaciones nacionales e internacionales compuestas por hombres y mujeres responsables, solidarios, y convencidos, de que las salidas exitosas no residen en la xenofobia, ni en el racismo, ni en la exclusión.
La conferencia de Madrid confirmó que nuestros respectivos gobernantes no alcanzan a manejar el tema migratorio y que los remedios emanarán de estas calumniadas instituciones compuestas por hombres y mujeres calificados, comprometidos, entusiastas y convencidos, de que las salidas triunfantes radican en el progreso distributivo, el desarrollo equitativo, la diversidad, el pluralismo, la tolerancia y el respeto de la dignidad del ser humano.
Extrañadamente, son estas mismas instituciones y organizaciones, portadoras de esperanza y de vida, cargadoras de sueños y de justicia, las que han sido sermoneadas, recriminadas y culpadas por el Canciller en la Conferencia de Madrid.
Ver el artículo y los comentarios de lectores en Clave Digital
El principal motivo de este importante encuentro entre los representantes de los países donantes y los dirigentes haitianos fue el de dar seguimiento a las promesas hechas por la comunidad internacional a Haití, durante una anterior reunión celebrada en Port-au-Prince en Julio de 2006.
En esa ocasión, los proveedores de fondos, reunidos en la capital haitiana, se comprometieron –con hasta un máximo de 750 millones de dólares- a colaborar con la reconstrucción de la pequeña nación caribeña devastada y sacudida desde Febrero de 2004 por una prolongada y extenuante crisis política, económica y social a raíz del derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide en el año 2004.
Si bien entendíamos que las debates no girarían alrededor del delicado tema de la migración haitiana hacia el territorio dominicano, -ya que ese no era el foro idóneo-, la presencia en la capital española del distinguido Canciller dominicano, Carlos Morales Troncoso, suscitó expectativas y esperanzas de que los altos dirigentes de los dos países que comparten la isla de Quisqueya, aprovecharían el escenario para reafirmar sus intenciones de consolidar las relaciones binacionales y de trabajar arduamente para lograr soluciones justas, dignas, duraderas y apegadas a los derechos humanos con relación al tema migratorio.
Sin embargo, tristemente, el Canciller dominicano, en un sorprendente y erróneo discurso, optó por rechazar las abundantes y sustentadas acusaciones de discriminación y de maltratos que se ejercen en múltiples ciudades y pueblos dominicanos, sobre inmigrantes haitianos indocumentados o no, sobre dominicanos descendientes de padres haitianos y sobre algunos dominicanos de color negro a quienes militares o agentes de migración suelen atribuir equivocadamente la nacionalidad haitiana.
Esta desagradable experiencia la vivió en carne propia, en Santiago de los Caballeros, un miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), un dominicano negro, que resultó atropellado y arrestado por agentes de migración por haber cometido el “delito” de parecer haitiano.
Las declaraciones emitidas por el Canciller en Madrid, chocan aun más cuando recordamos que hace tan sólo algunos meses, el Presidente Leonel Fernández, en un gesto franco de autocrítica que le enaltece, reconocía que la República Dominicana, había carecido históricamente, “de una política migratoria justa y humana con respeto a Haití”.
“Yo mismo…”, declaraba el mandatario dominicano en Junio del año pasado durante una conferencia pronunciada en la sede de la Fundación Global, “...me resiento cuando veo que nosotros lo que hacemos tradicionalmente en la República Dominicana son repatriaciones que ciertamente violan los derechos humanos de los haitianos”.
Y agregaba solemnemente: “No podemos permitir, que en la República Dominicana trasmitamos una imagen internacional de que violamos los derechos humanos de nuestros hermanos de la República de Haití”.
Cabe preguntarse entonces, ¿Qué ha cambiado durante el lapso de tiempo que separa estas apreciaciones contradictorias expresadas por dos prestigiosas personalidades dominicanas?
...Que sepamos, nada.
¿Cuáles medidas de urgencia han sido tomadas desde las declaraciones hechas por el Presidente Fernández en la Fundación Global, que podrían justificar hoy, el nuevo punto de vista del Secretario de Estado?
...Que conozcamos, ninguna.
Ambos no pueden estar en lo correcto al mismo tiempo; uno de ellos, el Presidente de la República o el Canciller, necesariamente, tiene que estar equivocado.
También en Madrid, el Canciller Troncoso fustigó la honorable y difícil labor que, contra viento y marea, desempeña las organizaciones no gubernamentales que luchan firmemente en contra de las violaciones, los atropellos, los abusos y la vergonzante exclusión estructural que padecen los inmigrantes y los dominicanos y dominicanas descendientes de haitianos.
El ingeniero Morales Troncoso consideró que estas denuncias apuntaban a que el Gobierno dominicano desconozca sus leyes y que renuncie a la soberanía y al Estado de Derecho que son la “aspiración permanente desde la fundación de la República”.
En realidad, los grupos nacionales e internacionales que fueron el blanco de las impetuosas críticas provenientes del Secretario de Estado reivindican precisamente todo lo opuesto de que se les acusa:
Estas distintas organizaciones compuestas de mujeres y hombres, de dominicanos(as) en territorio dominicano y de la diáspora radicados en los Estados Unidos de América, en Puerto Rico, en España..., de ciudadanas y ciudadanos comunes de diferentes países y de personalidades extranjeras prominentes comprometidos con el respeto de la dignidad y de los derechos humanos sobre el planeta, exigen más bien que se respete, que se aplique plenamente y soberanamente la Constitución dominicana y que justamente, no se tergiverse o se violente esta última para así acomodar unos intereses particulares y legitimar injusticias.
Estas valientes instituciones, según lo que hemos podido observar, representan las únicas voces que denuncian permanentemente el tráfico ilegal, inmoral y el trato esclavizante y criminal de seres humanos, tanto de mujeres, hombres y niños.
Constituyen las únicas voces que exigen un control más eficiente en la frontera dominico-haitiana, tanto de parte del Estado haitiano como del Estado dominicano.
Estas ONG’s severamente difamadas por el Canciller y los sectores nacionalistas, son las únicas voces que insisten en la pronta extinción de los interminables y conocidos “macuteos” fomentados por militares y agentes de migración, que se cometen a diario en la frontera y a todo lo largo del territorio.
Son estas instituciones las solitarias voces que exhortan a que se cumplan los tratados migratorios firmados entre las dos naciones vecinas; son estas organizaciones, las aisladas voces que se empeñan en la elaboración y instauración de urgentes programas de desarrollo en las ciudades y pueblos fronterizos para mejorar la calidad de vida de los residentes de estas desatendidas y empobrecidas regiones.
Creemos que en Madrid, los funcionarios dominicanos y haitianos desperdiciaron una excelente oportunidad de mandar a sus respectivos pueblos, las señales claras de que nuestros gobernantes estarían verdaderamente interesados en diseñar eficientes estrategias de control fronterizo, en cooperar en proyectos viables, en ejecutar y reforzar, en el corto y en el mediano plazo, una política migratoria eficaz, humana, justa e “irreprochable”.
Lamentablemente, aún en algunos políticos falta afianzamiento en las convicciones democráticas justas y han preferido rechazar las evidentes y angustiosas realidades que nos asfixian cada día más. Estas actitudes evidencian nuevamente que no existe el deseo, ni está la voluntad de regular, de humanizar, de frenar la migración haitiana en territorio dominicano.
Parece ser que los únicos interesados y preocupados en aportar soluciones al “problema” migratorio son las organizaciones nacionales e internacionales compuestas por hombres y mujeres responsables, solidarios, y convencidos, de que las salidas exitosas no residen en la xenofobia, ni en el racismo, ni en la exclusión.
La conferencia de Madrid confirmó que nuestros respectivos gobernantes no alcanzan a manejar el tema migratorio y que los remedios emanarán de estas calumniadas instituciones compuestas por hombres y mujeres calificados, comprometidos, entusiastas y convencidos, de que las salidas triunfantes radican en el progreso distributivo, el desarrollo equitativo, la diversidad, el pluralismo, la tolerancia y el respeto de la dignidad del ser humano.
Extrañadamente, son estas mismas instituciones y organizaciones, portadoras de esperanza y de vida, cargadoras de sueños y de justicia, las que han sido sermoneadas, recriminadas y culpadas por el Canciller en la Conferencia de Madrid.
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3 de diciembre de 2006
Juegos de la Paz y la Amistad Domínico-Haitiana
Seiscientos atletas dominicanos y haitianos, de 12 a 17 años, se dieron cita durante tres días (Nov. 24, 25, 26, 2006) para la primera celebración de los 'Juegos de la Paz y la Amistad Domínico-Haitiana' que se llevó a cabo en las ciudades fronterizas de Ganthier y de Jimaní. Una hermosa ceremonia clausuró el evento. Hubo música, baile y sobre todo reinó un ambiente de amistad y de hermandad.
¡Adios Farah!
Secuestrada, torturada, asesinada.
Inmediatamente después del secuestro de Farah Kerbie Dessources, 20 años, su madre busca desesperadamente ayuda. Sobre la cara de esta mujer de un físico imponente, se lee toda la angustia del mundo cuando cruza el límite máximo del DCPJ (Dirección Central de la Policía Judicial). Acompañada de un pariente cercano, aprieta en su mano un teléfono, su solo vínculo con los raptores de su hija. Si se presenta así al DCPJ es que quiere absolutamente ver a Michael Lucius, el Jefe de la DCPJ, su sola esperanza.
Lucius debe anunciar algunos minutos más tarde su transferencia de la policía judicial. Estamos al 14 de noviembre 2006, en pleno saga "judiridico-legal" que paraliza desde meses la justicia haitiana. Lucius hablará nunca a la madre. La muerte en el alma, la pobre mujer regresa a su casa en a Marin, en Plaine, allí donde han secuestrado a su hija el día anterior. Comienza entonces para ella una carrera desesperada contra el reloj para encontrar el dinero del rescate y a convencer a los raptores de no lastimar a su niña.
Después de múltiples conversaciones telefónicas, negocia a la baja los 30.000 dólares US exigidos por los raptores que creen que, porque la joven muchacha tiene el tinte claro, su padre es necesariamente rico. Desesperada, la madre explica que su hija es el producto de una violación. "Fui violada por un blanco mientras trabajaba en un hotel”, imploró. “Farah no es la niña de un burgués."
El día siguiente, el 15 de noviembre, la presión sube. El rescate debe entregarse antes de seis de la noche. Si no Farah morirá. Después de un carrera loca, la madre llega a recoger cuatro mil dólares haitianos (aproximadamente $US 500). Amigas de los “Croix-des-Bossales” y parientes sacaron su cartera con el fin de ayudar a la pobre dama de 42 años que gana su vida "vendiendo llamadas telefónicas" en las calles de la capital. A las 7pm, algunos minutos después de la expiración del ultimátum, entra en contacto con los bandidos que secuestraron a su niña. Los secuestradores le piden entonces encontrar dos mil dólares haitianos más (US$ 250). Le dan también consignas para el pago del rescate.
Inútil esperanza.
Se presenta a la cita, en alguna parte del lado de Marin, hacia la nueva carretera. Ya es de noche. Dos de los raptores la esperan. Entrega el paquete a un hombre ocultado detrás de una pared. Otro le garantiza que se liberará a Farah esta misma noche. El ruido de las bisagras de una puerta que se abre le dan un poco de esperanza. En vano. "Te la llevaremos esta noche muy cerca de tu casa. Te la vamos a llevar limpiecita", le lanza el secuestrador de un tono seco para cortar a las solicitudes repetidas de la madre de poder irse ahora mismo con su niña que tiene miedo de la oscuridad."
La madre regresa a su casa y espera desesperadamente el regreso de su hija. Repentinamente, el teléfono suena: "Habías informado a mucha gente del secuestro, habías advertido a la policía, entonces a tu hija la dejamos tirada en Santo 3", anuncia uno de los secuestradores a la madre de Farah para quien el mundo acaba de disgregarse. Con algunos vecinos, en plena noche, intenta la aventura y va para Santo.
Ya en camino, debe volver de nuevo sobre sus pasos. Son las dos de la mañana y acaba de experimentar un extraño dolor en sus lados. La misma que había probado poniendo Farah al mundo el 7 de julio de 1986 a las primeras horas del jueves 16 de noviembre, ella descubre aterrada, el cadáver desfigurado de su hija. Hay sangre por todas partes. Le explotaron sus ojos.
Poco a poco, la madre reconstituye el drama:
Según testigos, Farah pidió a sus verdugos porqué la conducían a Santo mientras que ya habían embolsado el rescate. Después de un intercambio verbal más bien enérgico, los raptores le intimaron la orden de poner una bolsita de plástico sobre su cabeza. ¿"Cómo podría hacerlo puesto que me rompieron el brazo?" ", oyó un testigo antes de que dos detonaciones resuenen repentinamente en la noche, y luego, un siniestro silencio."
Estudiante en primer año a la Escuela normal superior de la Universidad de Estado de Haití, Farah Kerbie Dessources deja detrás de ella a una madre inconsolable que tiene para confortarse solamente a su hijo Alexandro Leconte,el pequeño hermano 15 años, quien le fue a abrir la barrera a su hermana en el momento en que entraba a la casa. No la volverá a ver nunca. Comida por el dolor, esta familia teme ahora para su propia seguridad. Ya que Farah habia reconocido, poco antes de su secuestro astroso, uno que intentaba robar su casa. Este ladrón, probablemente, mantenía vínculos con los raptores que sabían desde todo ello principio que Farah no se uniría a su familia viva. Una información capital que Michael Lucius habría podido utilizar para detener los secuestradores. Si él mismo no se había visto obligado a consagrar todo su tiempo por defenderse.
Inmediatamente después del secuestro de Farah Kerbie Dessources, 20 años, su madre busca desesperadamente ayuda. Sobre la cara de esta mujer de un físico imponente, se lee toda la angustia del mundo cuando cruza el límite máximo del DCPJ (Dirección Central de la Policía Judicial). Acompañada de un pariente cercano, aprieta en su mano un teléfono, su solo vínculo con los raptores de su hija. Si se presenta así al DCPJ es que quiere absolutamente ver a Michael Lucius, el Jefe de la DCPJ, su sola esperanza.
Lucius debe anunciar algunos minutos más tarde su transferencia de la policía judicial. Estamos al 14 de noviembre 2006, en pleno saga "judiridico-legal" que paraliza desde meses la justicia haitiana. Lucius hablará nunca a la madre. La muerte en el alma, la pobre mujer regresa a su casa en a Marin, en Plaine, allí donde han secuestrado a su hija el día anterior. Comienza entonces para ella una carrera desesperada contra el reloj para encontrar el dinero del rescate y a convencer a los raptores de no lastimar a su niña.
Después de múltiples conversaciones telefónicas, negocia a la baja los 30.000 dólares US exigidos por los raptores que creen que, porque la joven muchacha tiene el tinte claro, su padre es necesariamente rico. Desesperada, la madre explica que su hija es el producto de una violación. "Fui violada por un blanco mientras trabajaba en un hotel”, imploró. “Farah no es la niña de un burgués."
El día siguiente, el 15 de noviembre, la presión sube. El rescate debe entregarse antes de seis de la noche. Si no Farah morirá. Después de un carrera loca, la madre llega a recoger cuatro mil dólares haitianos (aproximadamente $US 500). Amigas de los “Croix-des-Bossales” y parientes sacaron su cartera con el fin de ayudar a la pobre dama de 42 años que gana su vida "vendiendo llamadas telefónicas" en las calles de la capital. A las 7pm, algunos minutos después de la expiración del ultimátum, entra en contacto con los bandidos que secuestraron a su niña. Los secuestradores le piden entonces encontrar dos mil dólares haitianos más (US$ 250). Le dan también consignas para el pago del rescate.
Inútil esperanza.
Se presenta a la cita, en alguna parte del lado de Marin, hacia la nueva carretera. Ya es de noche. Dos de los raptores la esperan. Entrega el paquete a un hombre ocultado detrás de una pared. Otro le garantiza que se liberará a Farah esta misma noche. El ruido de las bisagras de una puerta que se abre le dan un poco de esperanza. En vano. "Te la llevaremos esta noche muy cerca de tu casa. Te la vamos a llevar limpiecita", le lanza el secuestrador de un tono seco para cortar a las solicitudes repetidas de la madre de poder irse ahora mismo con su niña que tiene miedo de la oscuridad."
La madre regresa a su casa y espera desesperadamente el regreso de su hija. Repentinamente, el teléfono suena: "Habías informado a mucha gente del secuestro, habías advertido a la policía, entonces a tu hija la dejamos tirada en Santo 3", anuncia uno de los secuestradores a la madre de Farah para quien el mundo acaba de disgregarse. Con algunos vecinos, en plena noche, intenta la aventura y va para Santo.
Ya en camino, debe volver de nuevo sobre sus pasos. Son las dos de la mañana y acaba de experimentar un extraño dolor en sus lados. La misma que había probado poniendo Farah al mundo el 7 de julio de 1986 a las primeras horas del jueves 16 de noviembre, ella descubre aterrada, el cadáver desfigurado de su hija. Hay sangre por todas partes. Le explotaron sus ojos.
Poco a poco, la madre reconstituye el drama:
Según testigos, Farah pidió a sus verdugos porqué la conducían a Santo mientras que ya habían embolsado el rescate. Después de un intercambio verbal más bien enérgico, los raptores le intimaron la orden de poner una bolsita de plástico sobre su cabeza. ¿"Cómo podría hacerlo puesto que me rompieron el brazo?" ", oyó un testigo antes de que dos detonaciones resuenen repentinamente en la noche, y luego, un siniestro silencio."
Estudiante en primer año a la Escuela normal superior de la Universidad de Estado de Haití, Farah Kerbie Dessources deja detrás de ella a una madre inconsolable que tiene para confortarse solamente a su hijo Alexandro Leconte,el pequeño hermano 15 años, quien le fue a abrir la barrera a su hermana en el momento en que entraba a la casa. No la volverá a ver nunca. Comida por el dolor, esta familia teme ahora para su propia seguridad. Ya que Farah habia reconocido, poco antes de su secuestro astroso, uno que intentaba robar su casa. Este ladrón, probablemente, mantenía vínculos con los raptores que sabían desde todo ello principio que Farah no se uniría a su familia viva. Una información capital que Michael Lucius habría podido utilizar para detener los secuestradores. Si él mismo no se había visto obligado a consagrar todo su tiempo por defenderse.
2 de diciembre de 2006
Sonia Pierre, ganadora del Premio RFK de los Derechos humanos 2006
A continuación, publico un articulo de Mildred D. Mata donde opina sobre la labor realizada por Sonia Pierre y por lo organización MUDAH
.
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA martes, 28 de noviembre de 2006
ACARICIANDO
El MUDHA, Sonia Pierre y el trabajo para la equidad
por Mildred D. Mata..
Se nota que las dominicanas y los dominicanos andamos por charcos muy separados y distantes.
En los medios en los que me muevo es una gran virtud la lucha, el valor, la denuncia, la movilización, el ejercicio del derecho a incordiar (el derecho a incordiar del que hablaba Paulo Herrera Maluf en un artículo). Todos, mecanismos para lograr equidad y una sociedad realmente democrática en lo social, civil y político.
No obstante ser eso lo que más queremos en algunas charcas; en otras es un gran defecto.
Esto que afirmo se refleja en el artículo de Eurípides Antonio Uribe Peguero, y en comentaristas dolidos ante el reconocimiento que se ha hecho a Sonia Pierre por sus actividades pro derechos humanos. También se palpa por las reacciones ante los artículos escritos por Carlos Dore Cabral, Pedro Conde Sturla, y Steven Gehy, elogiándola.
El Movimiento de Mujeres Domínico-Haitianas (MUDHA), que tiene como representante a Sonia Pierre, ha logrado alzar su voz y llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que ha acogido su sentir en cuanto a las dificultades de los hijos e hijas de haitianos y haitianas para poder obtener documentos de identidad.
Cuando se busca la equidad, la felicidad; alegra el reconocimiento a este grupo, que tradicionalmente no ha tenido mucha capacidad de movilización en torno a sus derechos. Anima una buena noticia, luego de experimentar como seis mil mujeres que marchamos el 25 de abril de este año, fuimos prácticamente ignoradas por el Congreso de la República, en torno a demandas esenciales que planteábamos ante el nuevo Código Penal.
Estamos saturados de impotencia. Las mujeres, y otros sectores marginales, o que aspiran a un país democráticamente más institucionalizado, estamos saturados de nuestras debilidades. Teniendo como telón de fondo este estado emocional y de sentimientos de rechazo a la inequidad, y pensando sobre cómo superar estas carencias, es por lo que me quedo chocada por la reacción totalmente contraria, de una parte de la sociedad dominicana, que ve como un anti-valor la denuncia y la solidaridad internacional para con este grupo.
Esa tanta gabela ideológica de los sectores conservadores de sentirse con el derecho de excluir, y de enojarse cuando un grupo asume su autodefensa, tiene su explicación. Y para ello quiero usar la coletilla de la Red por la Gobernabilidad y la Gerencia Pública de la que vengo escribiendo, que señala: “El ejercicio responsable de la ciudadanía y la participación más actividad de todos y todas en la vida pública es la garantía de una democracia sustentable y sostenible. La presencia pública de la ciudadanía en todos los espacios, ya sean partidos u organizaciones sociales, culturales o económicas permite construir la democracia como expresión de la voluntad colectiva. El déficit principal de la democracia dominicana es la ausencia de organizaciones fuertes y verdaderamente representativas de los sectores más pobres.”
Se reconoce por doquier que nuestra vida democrática y ciudadana es débil. Entiendo que sin ejercicio ciudadano consciente no van a respetarse los segmentos excluidos, los intereses y las necesidades excluidas, ya sea por el bajo poder económico, o por la debilidad de no estar estructurados, tener capacidades de empujar, planificar y hacer incidencia en torno a intereses, de una manera significativa. Una ciudadanía fuerte es importante para fortalecer el Estado, frente a intereses meramente económicos, y sin miras sociales.
Se tiene dificultad para reconocer el valor de llevar el caso de los problemas de la documentación de los/as nacidas/os acá descendientes de haitianos/os a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en lo que se viene llamando Caso Dilcia Yean y Violeta Bosico, ante la CIDH.
Tenemos que asimilar una cultura de civismo, de pluralidades.
Tenemos que aprender a ser más democráticos.
Sonia Pierre, MUDHA, las feministas, los gays, las lesbianas, los ecologistas, los/as campesinos/as, obreros/as, empresarios/as, pacifistas…todos los grupos sociales deben defender sus intereses, procurando alianzas e inserción en amplias plataformas de luchas.
Cuando un grupo vive subordinado, sin capacidad de incidencia “se lo come el tigre”: o lucha por dignificarse, o se acostumbran inmisericordemente a su marginalidad, y mientras más se acostumbra la parte dominante que hegemoniza la sociedad a pensar que no existen como entes activos y sujetos de dignidad, más le duele cuando se movilizan. MUDHA y Sonia Pierre ha dado un paso adelante, justo y necesario. No hay ni por asomo en el país, una real disposición hacia la justicia con respecto a este grupo social.
Podemos discutir los contenidos de sus luchas, sus estrategias, pero no partir de la premisa de que quien denuncia es malo, mal agradecido, o antipatriota. Debemos tener suficiente entereza, sentido de justicia, y sentido democrático para ampliar la verdad, y entender los ejercicios de ciudadanía plena, al margen de lo que una parte quiera, o desee; siempre a partir de situaciones muy diferentes a las que vive el otro grupo afectado.
Un grupo social que defiende sus intereses, que participa, que busca mejorar su situación es un ejemplo a imitar. Hay que saber hacer alianzas, hay que buscar apoyo en la normativa, y los mecanismos internacionales que les puedan apoyar. Nadie ha conquistado derechos y ciudadanía por su bonita cara.
Tenemos que asimilar los derechos de todas las personas para definir y ejecutar sus planes de incidencia, cuando sus situaciones son obviadas, ignoradas, y cuando se sufre, en consecuencia por esa falta de sensibilidad.
La patria no es un todo unificado y armonioso. Más bien, hacia los nacidos acá, descendientes de padres-madres haitianos/as, a quienes han definido y ejecutado lo público, se le ha dificultado abrazarlos y hacerlos sentir parte, no con conmiseraciones, o con esperas de agradecimiento paternalista, sino como entes con derechos. Y la documentación es un derecho fundamental para los demás ejercicios de ciudadanía.
Mejoremos pues nuestro país con un ejercicio ciudadano comprometido con la justicia y la equidad.
Recibes, Sonia Pierre, un abrazo de hermana.
Le expreso mi admiración desde mi pequeño corazón, desde una pequeña luchadora por la alegría, el bienestar y la dignidad de todos y todas en nuestro país. Su ejemplo es un estímulo para todo el movimiento de mujeres en República Dominicana, en América y en el mundo. Gracias, y felicidades.
En los medios en los que me muevo es una gran virtud la lucha, el valor, la denuncia, la movilización, el ejercicio del derecho a incordiar (el derecho a incordiar del que hablaba Paulo Herrera Maluf en un artículo). Todos, mecanismos para lograr equidad y una sociedad realmente democrática en lo social, civil y político.
No obstante ser eso lo que más queremos en algunas charcas; en otras es un gran defecto.
Esto que afirmo se refleja en el artículo de Eurípides Antonio Uribe Peguero, y en comentaristas dolidos ante el reconocimiento que se ha hecho a Sonia Pierre por sus actividades pro derechos humanos. También se palpa por las reacciones ante los artículos escritos por Carlos Dore Cabral, Pedro Conde Sturla, y Steven Gehy, elogiándola.
El Movimiento de Mujeres Domínico-Haitianas (MUDHA), que tiene como representante a Sonia Pierre, ha logrado alzar su voz y llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que ha acogido su sentir en cuanto a las dificultades de los hijos e hijas de haitianos y haitianas para poder obtener documentos de identidad.
Cuando se busca la equidad, la felicidad; alegra el reconocimiento a este grupo, que tradicionalmente no ha tenido mucha capacidad de movilización en torno a sus derechos. Anima una buena noticia, luego de experimentar como seis mil mujeres que marchamos el 25 de abril de este año, fuimos prácticamente ignoradas por el Congreso de la República, en torno a demandas esenciales que planteábamos ante el nuevo Código Penal.
Estamos saturados de impotencia. Las mujeres, y otros sectores marginales, o que aspiran a un país democráticamente más institucionalizado, estamos saturados de nuestras debilidades. Teniendo como telón de fondo este estado emocional y de sentimientos de rechazo a la inequidad, y pensando sobre cómo superar estas carencias, es por lo que me quedo chocada por la reacción totalmente contraria, de una parte de la sociedad dominicana, que ve como un anti-valor la denuncia y la solidaridad internacional para con este grupo.
Esa tanta gabela ideológica de los sectores conservadores de sentirse con el derecho de excluir, y de enojarse cuando un grupo asume su autodefensa, tiene su explicación. Y para ello quiero usar la coletilla de la Red por la Gobernabilidad y la Gerencia Pública de la que vengo escribiendo, que señala: “El ejercicio responsable de la ciudadanía y la participación más actividad de todos y todas en la vida pública es la garantía de una democracia sustentable y sostenible. La presencia pública de la ciudadanía en todos los espacios, ya sean partidos u organizaciones sociales, culturales o económicas permite construir la democracia como expresión de la voluntad colectiva. El déficit principal de la democracia dominicana es la ausencia de organizaciones fuertes y verdaderamente representativas de los sectores más pobres.”
Se reconoce por doquier que nuestra vida democrática y ciudadana es débil. Entiendo que sin ejercicio ciudadano consciente no van a respetarse los segmentos excluidos, los intereses y las necesidades excluidas, ya sea por el bajo poder económico, o por la debilidad de no estar estructurados, tener capacidades de empujar, planificar y hacer incidencia en torno a intereses, de una manera significativa. Una ciudadanía fuerte es importante para fortalecer el Estado, frente a intereses meramente económicos, y sin miras sociales.
Se tiene dificultad para reconocer el valor de llevar el caso de los problemas de la documentación de los/as nacidas/os acá descendientes de haitianos/os a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en lo que se viene llamando Caso Dilcia Yean y Violeta Bosico, ante la CIDH.
Tenemos que asimilar una cultura de civismo, de pluralidades.
Tenemos que aprender a ser más democráticos.
Sonia Pierre, MUDHA, las feministas, los gays, las lesbianas, los ecologistas, los/as campesinos/as, obreros/as, empresarios/as, pacifistas…todos los grupos sociales deben defender sus intereses, procurando alianzas e inserción en amplias plataformas de luchas.
Cuando un grupo vive subordinado, sin capacidad de incidencia “se lo come el tigre”: o lucha por dignificarse, o se acostumbran inmisericordemente a su marginalidad, y mientras más se acostumbra la parte dominante que hegemoniza la sociedad a pensar que no existen como entes activos y sujetos de dignidad, más le duele cuando se movilizan. MUDHA y Sonia Pierre ha dado un paso adelante, justo y necesario. No hay ni por asomo en el país, una real disposición hacia la justicia con respecto a este grupo social.
Podemos discutir los contenidos de sus luchas, sus estrategias, pero no partir de la premisa de que quien denuncia es malo, mal agradecido, o antipatriota. Debemos tener suficiente entereza, sentido de justicia, y sentido democrático para ampliar la verdad, y entender los ejercicios de ciudadanía plena, al margen de lo que una parte quiera, o desee; siempre a partir de situaciones muy diferentes a las que vive el otro grupo afectado.
Un grupo social que defiende sus intereses, que participa, que busca mejorar su situación es un ejemplo a imitar. Hay que saber hacer alianzas, hay que buscar apoyo en la normativa, y los mecanismos internacionales que les puedan apoyar. Nadie ha conquistado derechos y ciudadanía por su bonita cara.
Tenemos que asimilar los derechos de todas las personas para definir y ejecutar sus planes de incidencia, cuando sus situaciones son obviadas, ignoradas, y cuando se sufre, en consecuencia por esa falta de sensibilidad.
La patria no es un todo unificado y armonioso. Más bien, hacia los nacidos acá, descendientes de padres-madres haitianos/as, a quienes han definido y ejecutado lo público, se le ha dificultado abrazarlos y hacerlos sentir parte, no con conmiseraciones, o con esperas de agradecimiento paternalista, sino como entes con derechos. Y la documentación es un derecho fundamental para los demás ejercicios de ciudadanía.
Mejoremos pues nuestro país con un ejercicio ciudadano comprometido con la justicia y la equidad.
Recibes, Sonia Pierre, un abrazo de hermana.
Le expreso mi admiración desde mi pequeño corazón, desde una pequeña luchadora por la alegría, el bienestar y la dignidad de todos y todas en nuestro país. Su ejemplo es un estímulo para todo el movimiento de mujeres en República Dominicana, en América y en el mundo. Gracias, y felicidades.
Ver el artículo y comentarios de lectores en Clave Digital.
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