23 de julio de 2007

“Vamos a cimarronear...” a propósito del centenario de Jacques Roumain

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Amigas(os):

Acá comparto con Ustedes un interesante artículo de Graciela Azcárate publicado recientemente en las paginas de Espacinsular.



SANTO DOMINGO. 19 DE JULIO DE 2007.- Adriano Miguel Tejada en su columna A.M. del 15 de junio escribió: “El pueblo dominicano da la impresión de un pueblo resignado a su suerte. No importa las malas artes que se utilicen para burlar su voluntad, no importa el precio que tenga que pagar, la modorra en que vive le impide reconocer el daño que ha sufrido con determinadas actuaciones”.


Esa falta de reacción al maltrato y al abuso de los gobiernos y funcionarios de turno tiene una explicación sociológica. Sumado a los hechos cotidianos que vivimos tanto en el plano político, ideológico, económico y cultural entender qué está pasando y porqué, se trata como diría Simone Weil de por lo menos “ comprender las fuerzas que nos destrozan”.

Ante condiciones tan duras de vivir, esa abulia o mansedumbre del pueblo es también abulia de sus capas pensantes, de sus dirigentes e intelectuales .

¿Porqué el silencio de algunos, porqué se dictamina quién lee poesía y quién no, cuando la poesía es como el pan de cada día y una la puede cantar mientras se baña o friega el piso, porqué unos pueden escribir y ser publicados y otros son silenciados o simplemente echados sin contemplaciones porque opinaron y dieron posibles soluciones que difieren de la posición del gobierno, porque se asedia y hostiga lugares sanos de esparcimiento para la juventud para finalmente cerrarlo con una excusa baladí, porqué de manera intolerante se violan los derechos de una profesional e intelectual a expresar públicamente su disidencia? ¿Porqué la sociedad toda en su conjunto está adormecida?

En medio de estas preguntas y de las lecturas que cité arriba asistí como oyente a un seminario y me dediqué a leer los trabajos de intelectuales haitianos y sobre todo de intelectuales caribeños anglófonos, y francófonos hasta que todo confluyó en la convocatoria por parte del estado para el festejo del centenario de Jacques Roumain.


“Sin embargo no quiero ser más que de vuestra raza obreros campesinos de todos los países... obrero blanco de Detroit peón negro de Alabama pueblo innumerable de las galeras capitalistas el destino nos yergue hombro con hombro y renegando del antiguo maleficio de los tabúes de la sangre pisamos los escombros de nuestras soledades


Roumain, Jacques: De Bois d’ébéne (1944; edición póstuma)- Versión en español: José M. Valverde-

Destacar su figura no es sólo pensar en la figura del poeta creador de la novela “Gobernadores del Rocío” , o el etnólogo y fundador del Partido Comunista haitiano.

Las implicancias tenían que ver con la situación de las relaciones diplomáticas entre ambos países, la fuerte confrontación a raíz del problema de Sonia Pierre, el irresuelto problema de las condiciones legales de los trabajadores haitianos, la creciente ola de películas y acusaciones desde el exterior de prácticas de esclavismo por parte del estado domininicano y una larga tradición histórica de conflicto con el país vecino.

Del 11 al 13 de abril de 2007, la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra celebró un seminario titulado: “Lenguas, literaturas, sociedades caribeñas y República Dominicana”.

Mariví Nuñez Hidalgo. Directora del Departamento de español como Segunda Lengua me proveyó de materiales, listas, ponencias y me dio una breve reseña de lo que se debatiría en esos días.

En la apertura Bismar Galan,editor del Grupo Norma, los escritores José Fernández Pequeño, Carmen Imbert, Angela Hernández y Pedro Cabilla hablaron de las identidades caribeñas con el interrogante: ¿Ficción o realidad?

De todo lo que escuché, una frase me quedó grabada. Fue la intervención de una profesora de historia de UNIBE, creo que de nombre Sonia Rivera, quien recalcó después que se abriera el debate y mucha gente participara, la importancia de regresar a la historia para entender qué es y cómo se ha construido la identidad caribeña. Dijo textual: “la identidad es una construcción desde el dolor”. No regresé, pero desde entonces me he dedicado a releer mucho material sobre el tema.

Con la visita del presidente René Preval y el festejo oficial desde Fundación Global del natalicio de Jacques Roumain lo leído cobra una luz y un significado distinto.

Abre interrogantes, preguntas diversas porque el tiempo es distinto y sin embargo el problema de las élites pensantes sigue siendo una constante.

Colonización, descolonización vuelven a estar en discusión pero con las características propias del siglo XXI.

Replantea de manera diferente qué es la identidad caribeña, cómo se entraman las distintas identidades del Caribe, desde las lenguas, la religión, la historia particular de cada pueblo y las ideologías de sus élites y sobre todo se superpone a todo, los nuevos giros o trampas del neocolonialismo y de su resultado que es la globalización.

En el libro “Buenos días y adios a la negritud” del poeta y escritor haitiano René Depestre, se analiza la historia del Caribe desde la llegada de Colón, desarma el entramado de la trata negrera, y describe el origen de la situación actual basada en el capitalismo y el desarrollo final del imperialismo.

El mismo es uno de los compañeros de ruta de Jacques Roumain en la fundación del Partico Comunista haitiano pero sobre todo, ellos son la vanguardia en ese trabajo que hicieron ciertos intelectuales haitianos para comprender la historia de su pueblo y encarar la manera de reemprender la descolonización del pueblo todo.

El dice: “la institucion singular de la esclavitud racializó las relaciones entre los colonos venidos de Europa Occidental y los colonizados de Africa deportados a las tierras americanas, desarmando paso a paso y desmitificando las relaciones de reciprocidad que la antropología especulativa ha mantenido con los escándalos de la época colonial”.

El racismo tal como hoy lo conocemos no es más que una “superestructura congénita del capitalismo” que en las sociedades coloniales ha llegado a disfrazar la jerarquía social de clase como jerarquía racial”.

A traves de conversaciones con Aimé Cesaire, el relato de la vida y acción de Jacques Roumain, de Jacques Stephan Alexis, y las diferencias de generación e ideológicas entre padre ( fue tambien un reconocido escritor y diplomático) e hijo, Depestre describe cómo nace , se asimila y enquista el racismo en las sociedades caribeñas.

Cita al escritor francés André Gide cuando dice: “Mientras menos inteligente sea el blanco más bestia le parecerá el negro”.

En ese mismo ensayo describe cómo tuvieron que recurrir a la “cimarronería” para destruir los mecanismos de asimilación que conspiraban contra la humanidad.

Para él la operación de la “cimarronería” permite al hombre colonizado “servirse del propio dinamismo de su sufrimiento sin fin para reencontrarse con el sentido de la dignidad y la libertad”.

Bajo las formas distintas que adoptaba esa “cimarronería” como por ejemplo abandonar las plantación, huir al interior del país, abandonar los talleres de trabajo, crear una nueva imaginería, es lo que transforma la “cimarronería” en lo que el llama” precoz dezombificación” y búsqueda de identidad.

Es como un esfuerzo colectivo e individual de conocimiento de sí, un retorno al centro de “ser negro” para protegerse de “ la insolación blanca”.

De allí nace lo que se llama el movimiento de la “negritud”, concepto ampliamente debatido en la década de los sesenta por intelectuales caribeños como el martiniqués Aimé Cesaire famoso por sus “Cuadernos del regreso al país natal” o “La Tragedia de Henri Christophe”.

Precisamente, en el ensayo hay una entrevista a Aimé Cesaire y un análisis de la obra de teatro sobre HenriCristhophe estrenada en 1964, en Europa.

Ellos discuten el reiterado problema de que “expulsados por la puerta, el viejo colonialismo encuentra cómplices encantados de facilitarle el regreso por la ventana”

Ensayo escrito en 1985, sigue vigente porque los modos del neocolonialismo, esos modos de entrar por la ventana asumen otro rostro que permean nuestras élites y las “zombifican” reproduciendo las mismas lacras e inequidades de siglos atrás. Por supuesto con ropajes de modernidad.

Es por eso la importancia de revisar, e indagar más allá de la simple propaganda de la celebración de un centenario y no quedarse en la mera apariencia de un acto protocolar y entender que es indispensable empezar a “cimarronear” la historia como forma de reemprender una comprensión de esta nueva recolonización que se traduce en las prácticas del neoliberalismo y que se vive como la modorra o siesta tropical tan bien descrita por el historiador Adriano Miguel Tejada.


Graciela Azcárate

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