5 de febrero de 2007

Duvalier padre, Duvalier hijo, veinte años más tarde por Geneviéve Gaillard-Vanté en Vetas Digital

Amigos(as): Los quiero invitar a visitar un blog muy interesante titulado: “Vetas Digital” del cual extrae el siguiente artículo “Duvalier padre, Duvalier hijo, veinte años más tarde” escrito por Geneviéve Gaillard-Vanté. 

Por Geneviéve Gaillard- Vanté

Pronunciar el nombre de Duvalier frente a cualquier haitiano, afectaba, me imagino, igual que nombrar a Hitler o a otro demente. Era demasiado joven, para comprender la angustia el día que mi madre fue llevada a Fort Dimanche, por órdenes de Francois Duvalier, aparcado en un coche detrás de ella, sólo unos días antes de su subida al poder…

El terror, aunque nunca se hablaba frente a mí, se adivinaba en las miradas que me transmitía mi familia. Pero me enteraba bien de las injusticias afuera. Los que trabajaban en nuestra casa me lo contaban. Las noches de insomnio, mirando a mis padres durmiendo siempre vestidos, atentos a despertarnos en cualquier momento para escapar por atrás, a las montañas, son pesadillas que nunca se difuminarán. Igual que los camiones llenos de armas ruidosas de los Tonton Macoutes, en la oscuridad. Los llantos de los vecinos, y de todo un montón de gente...

Imágenes de caras torturadas en el periódico y sobre esos que nunca regresaron, dejando atrás familias en luto y en desesperación…

La casa quemada de Benoit, los muertos en las calles, la venganza de François Duvalier, ese día después del intento de algunos de quitar la vida a su hijo, de niño… Las bombas en el carnaval... Las vísperas de Jeremie... Toda la fatalidad en el horror; ajedrez de todas esas víctimas por culpa del intento de liberarnos de esa pesadilla, clavada en la memoria de cada uno de los que en nuestro país lo haya vivido.

En la madrugada del 21 de abril de 1971, fue la primera en casa en oír la noticia por la radio. Papa Doc ha muerto!, empecé a gritar en toda la casa, despertando a mis padres. Recuerdo la mirada de mi madre tapándome la boca, mi padre lívido, paralizado, sin poder creer que fuese posible… Mi desesperación en ese fuerte viento, que casi me costó la vida, en la calle con la multitud tan traumatizada, el pánico en los ojos de ver tal vez, ''al mismo doctor escaparse de su cuerpo'' el día de su entierro...

En la borrasca de todo el absurdo, se iba el alma del sanguinario médico hacia otros cielos, pero atrás, dejaba viva las heridas de la dictadura, con un heredero de diecisiete anos en plenas distracciones de adolescente.

Según lo que me contaron, ese nuevo arreglo con la continuación del hijo, era una ''fórmula extranjera''. Con el joven e inexperto al poder, los internacionales iban a poder tener influencias y quien sabe, todas las ventajas que podía ofrecer nuestro tan pequeño débil país.

El 4 de julio de 1971, allí estaba Jean-Claude Duvalier, ahora bautizado ''Baby Doc'', por primera vez presentado oficialmente al mundo entero, en el elegante salón de la residencia del embajador americano... Con todas las promesas que puede esperar un país que había sufrido tanto y durante todos estos años de dictadura feroz.

Cada haitiano que acepte ser honesto a sí mismo, tendrá que reconocer que a partir de ese momento, años más tranquilos y prometedores en nuestra historia, se iban a colorear. Tenia yo entonces, con toda mi ingenuidad, casi la misma edad que el nuevo presidente, en esta nueva era, que llamó él mismo ''la revolución económica''.

He nacido lejos de la política, y esa época en comparación a la de mi infancia, me traen honestamente, mejores recuerdos: barcos en el puerto, hoteles llenos de turistas, miles de extranjeros, carnavales inolvidables y el pueblo entero en todas las calles a cualquiera hora de la noche… Una vida diferente, sin miedo para todos, oportunidades económicas, que prometían un futuro lleno, por lo menos, de promesas.

Pero no hay más absurdo que la dictadura. Paralelamente, en la penumbra, familias desesperadas seguían esperando. Esperaban saber algo sobre todos los seres queridos desaparecidos durante el reino del padre y de cuya época, finalmente, no salió nadie vivo. Pero la ilusión para el país continuaba. La libertad de poder andar por todos los lados a cualquiera hora sin miedo, de dormir en la orilla del mar a cielo abierto sin incidencias, eso sí, tenemos que reconocerlo: hemos conocido ese tiempo de tranquilidad durante un tiempo. Igual que la esperanza en un futuro mejor, en toda esta primera década del hijo que llamaban en La Casa Blanca Baby Doc. Claro, los que seguían intentando echarle del poder, tienen sus propios versiones de esta época.

En la primavera de 1981, alrededor de un fuego de campamento en las dunas inmaculadas de Labadie, uno de nuestros amigos me dio la sorpresa de lanzar en el cielo unos fuegos artificiales para celebrar mi cumpleaños. De repente, en la oscuridad aparecieron media docena de hombres armados vestidos de azul, preguntando sobre ese ''signo'' que habíamos lanzado en el cielo. En el “piripi” y la música, y en la euforia de la noche, el susto fue corto, pero fue ese día que comprendí que toda esa libertad del espíritu era tal vez una ilusión.

Ironía del destino, Baby Doc acababa de cruzar su camino con el de Michelle Bennett, una joven divorciada de Alix Pasquet con quien ya tenia dos varones… Recordamos que el padre de Alix Pasquet que era entonces militar, en su intento de matar a Papa Doc, unos años atrás, fracasó su golpe de estado, al mandar ese traidor a comprarle cigarrillos... Al enterarse que sólo eran unos pocos los que aspiraban a tomar su “caserna”, Duvalier padre ordenó la ejecución de Pasquet y de sus compañeros…

Con Michelle Bennett, Jean-Claude Duvalier tuvo un varón y una hembra. Extraña situación con todos esos niños ahora hermanos, Pasquet y su peor enemigo Papa Doc deberían estar revolviéndose en la tumba...

A partir de entonces, la situación política en nuestro país, el más pobre del hemisferio occidental, empezó una vez más a complicarse. Se oía hablar de cosas que recordaban al pasado. Sobre tráficos de armas, desde el exterior… Desde el extranjero se buscaban todas las oportunidades para hacer pasar, en la clandestinidad, armas hacia Haití… Y con eso, la droga, como nueva fuente de enriquecimiento.

La política internacional trabajando ahora sobre la eliminación de cualquier tipo de dictadura, especialmente en el continente americano, empezó entonces con las presiones. Había llegado el tiempo de cambiar las cartas en nuestra isla, vecina de Cuba...

Como siempre suele ocurrir, la hora de Jean-claude Duvalier había simplemente llegado. El 7 de febrero de 1986, clausurara así, el fin de la ''dictadura Duvalier''.

De ese día de febrero hasta hoy, ya han pasado veinte anos. Y desde entonces, en el absurdo, han seguido apareciendo en nuestra pobre nación, otras versiones revisadas y corregidas de crueldad… Y más que nunca, desde esta última década, otros energúmenos, peores que los de la época feroz de Papa Doc, hombres obnubilados, ''seguirían comiendo el frió plato de la venganza''. Entre un nuevo embargo y otra ocupación extranjera, en el caos, unos cerebros débiles mezclando todo: amargura, frustraciones, intereses personales, tráficos, políticas, ideas ya levantadas en vuelo al humo y como en otros lugares cambiadas en crímenes, poder... Otra formula de Macoutes, modernizados, infligiendo diariamente horribles agresiones hacia toda una población civil... Actos inhumanos... Miles y miles de muertos... Armas sofisticadas por todos los lados. Más armas... Un país, ''nadando'' desde demasiado tiempo, en mareas todavía mas negras y horrorosas que las de entonces... Un nuevo éxodo... La angustia infinita. Poca esperanza.

Nunca aprenderemos. A esta hora decisiva, ¿será posible aceptar el desafió? Una pregunta, con toda moralidad, sin respuesta. Entregar nuestra patria a naciones extranjeras defendiendo solo intereses personales, es tomar la decisión de abandonar nuestra dignidad.

Desde que nació el hombre, llevamos todos en la memoria heridas causadas por el error humano. Persistir en remover cenizas sin cansarse, con la obsesión del pasado, es también otra manera de ampliar el hueco del abismo, y eso, hacia nuestra propia derrota.

Genevieve Gaillard-Vante
Florida, Estados Unidos.
6 de Febrero, 2006



Geneviéve Gaillard-Vanté nació en Puerto Príncipe, Haití, donde vivió hasta el inicio de de sus estudios secundarios, que concluyeron en Saint Cyril Academy, Pennsilvania, Estados Unidos. Realizó estudios de especialización en Filología y Letras en la Universidad Complutense de Madrid, España.Autora de cuentos y novelas, Geneviéve Gaillard-Vanté es miembro de la Asociación Internacional de Poetas, con varios textos en versos o prosa rítmica, publicados en los Estados Unidos entre 1996 y 1998. Diplomada de Sheffield School of Interior Design of New York, es actualmente especialista en las concepciones de textos publicitarios así como en el talento de la voz con mas de 200 anuncios difundidos en los medios. Reside actualmente en Miami, Florida, USA.



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