21 de septiembre de 2007

¡Gracias Cuba!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket En el día de hoy, por unas razones personales, tengo un recuerdo muy especial para con la isla hermana de Cuba. En efecto, fue un 21 de Septiembre hace ya cinco (5) años, que mi querida y adorada madre, se traslado por 6 meses a Cuba, en donde, gracias a la sabiduría de los médicos cubanos, pudo restablecerse de los problemas de salud que padecía.

Por ello, vuelvo a publicar acá un articulo intitulado “¡Gracias Cuba! que había escrito y que fue publicado en las paginas de Clave Digital, el 5 de Septiembre del 2006.

A continuación, el artículo:


PÉTION-VILLE, Haití.- Los haitianos y haitianas dicen: “Después de Dios están los médicos cubanos”. Los admirables doctores cubanos radicados en Haití se merecen ampliamente estos elogios pues atienden y cuidan incansablemente al 75 por ciento de los más de ocho millones de haitianos.

El pueblo haitiano no es olvidadizo, nunca lo ha sido. Sabe reconocer y recordarse de la mano solidaria de un amigo. También, aprendió a identificar el hombro fraterno, sobre el cual puede apoyarse y desahogar sus sufrimientos y sus tormentos en toda confianza.

El pueblo haitiano tampoco es indiferente o ingrato pues sabe agradecerle calurosamente a todos los que entienden su tragedia, que se conmueven ante su desgracia y que anhelan brindarle una brizna de esperanza. Las periodistas cubanas Arleen Rodríguez Derivet y Rosa Miriam Elizalde ubican el origen de esta admiración recíproca en las remotas raíces históricas del pueblo cubano y las del pueblo haitiano.

De la siguiente manera se expresaban las periodistas anteriormente mencionadas en un artículo donde subrayaban los lazos de amistad que unen a las dos naciones:

“Desde su nacimiento Haití siempre ha sido víctima de un complot internacional, porque resultaba un mal ejemplo para los poderes internacionales, interesados en que nos quedáramos tranquilos como esclavos. Estas naciones esclavistas, desde el principio trabajaron duro para convencer a otros de que luchar por la independencia era algo nefasto, que conllevaba a una derrota segura. Querían evitar que otros pueblos intentaran caminar por sí mismos. (... ) En 1915, Haití fue ocupada por los norteamericanos que arrasaron con las fuerzas productivas del país. La ocupación duró casi tres décadas, saqueó al país, arrasó con la agricultura.”

La valiente Cuba también esta soportando dignamente el mismo castigo imperialista desde el advenimiento de la gloriosa revolución castrista. La hermosa Cuba esta resistiendo honradamente a pesar de las mismas sanciones abusivas que le han infligido algunas potencias desde que su noble pueblo eligió su propia vía de desarrollo.

Espontáneamente pues, naturalmente, florecen aún hoy en día, este invariable respeto mutuo y este inquebrantable afecto recíproco que siempre ha existido desde el pasado, en el corazón de la gran mayoría de los cubanas(os) y haitianas(os).

Además de estas similitudes históricas, hay que agregar que otra fuente de acercamiento entre las dos naciones es la ayuda cubana a Haití. Esta asistencia es auténtica, real y tangible.

La solidaridad cubana hacia el pueblo desfavorecido de Haití no reside en entrevistas demagógicas y teatrales frente a las cámaras de televisión. Tampoco se encuentra en evasivos e interesados discursos ante organismos internacionales. El respaldo cubano no se encuentra enterrado bajo llave, en las gavetas del olvido de diputados y senadores o en el zafacón de Secretarios de Estado o de Cancilleres. La ayuda de Cuba hacia Haití es más bien concreta, constante y notoria.

En efecto, los logros obtenidos por los médicos cubanos que desempeñan una ardua labor en las comunidades rurales mas retiradas de la nación haitiana, son impresionantes y dignos del más grande reconocimiento.

A partir de las investigaciones de la periodista María Julia Mayoral, hemos podido acceder a las siguientes informaciones con relación a la labor que han efectuado los expertos cubanos en territorio haitiano:

“(...) Iniciada el 4 de diciembre de 1998, a raíz de la devastación que provocó el huracán George en la región sureste de Haití, la colaboración durante siete años puede sintetizarse estadísticamente en más de nueve millones de consultas, aproximadamente tres millones de ellas en el terreno, es decir en los lugares de residencia de los enfermos; en la atención brindada a casi tres millones de niños, la asistencia a más de 77,300 mujeres embarazadas a la hora del parto, unas 127,600 intervenciones quirúrgicas, se han aplicado 756 mil dosis de vacuna y el récord de haber salvado 192,758 vidas, según confirma el doctor Aldo Grandal, coordinador nacional de la misión médica cubana”.

Igualmente, la analista cubana se emocionó ante la hospitalidad desbordante y las muestras de agradecimientos humildemente expresadas por los haitianos y haitianas de las zonas montañosas quienes allí viven “sin corriente eléctrica, con terraplenes pedregosos y llenos de oquedades”.

“Basta con decir "soy cubano" para que en la tierra de Toussaint Louverture, Dessalines y Pétion, incontables personas te abran las puertas del corazón. No importan edad, filiación política, credo religioso; en esta nación vecina, de unos 27 000 kilómetros cuadrados, ubicada en la porción occidental de la isla de La Española, hay un afecto singular hacia los hijos de la Mayor de las Antillas” observa María Julia Mayoral.

Otro acto demostrativo de gratitud fue que en Raboteau, un barrio desamparado de la ciudad histórica de Gonaives, cuna de la Independencia haitiana, los residentes de la zona izaron la bandera cubana junto al bicolor nacional.

Existe otro aspecto valioso de la contribución cubana que no se puede omitir: Cada año, parten hacia las universidades cubanas, varias decenas de estudiantes haitianos, becados por el gobierno cubano. Estos últimos se sienten igualmente entusiasmados por la solidaridad que encuentran a su llegada en la vecina isla.

“Si no fuera por la Revolución Cubana, no pudiera estudiar medicina” lo que siempre ha sido su sueño, declaró Jean Donly Cairrot, estudiante haitiano, el cual cursa su quinto año, en la Facultad de Ciencias Médicas en Santiago de Cuba.

El joven estudiante que hace estas declaraciones no ignora la cruda y dura realidad que vive su país de origen. Sabe que en Haití existe una sola escuela de medicina que sólo puede admitir un número muy limitado de estudiantes anualmente. Las pocas otras universidades son privadas, caras e inasequibles a la gran mayoría de haitianos y haitianas.

Por lo tanto, no se permitirá el lujo de desperdiciar la oportunidad que se le ha ofrecido y como la mayoría de los estudiantes haitianos radicados en la tierra de José Martí, regresara a su patria con honores y excelentes resultados académicos.

Cerca de mil estudiantes haitianos becados han sido los beneficiarios de la cooperación cubana. Muchos de ellos, ya han regresado al país, con óptimas calificaciones y con amplios conocimientos para aportar su contribución al desarrollo y a la mejora de las condiciones de salud.

También, otra realidad fascinante es que en la isla de Cuba, viven más de veinte haitianos centenarios y uno de ellos, con 125 años, es quizás el hombre más longevo del mundo. [i]

Cabe finalmente señalar que a la par del personal de ayuda médica, también se encuentran en Haití especialistas agrícolas y asesores en alfabetización. Los profesores cubanos asesoran un programa de alfabetización por radio y con este procedimiento, se han alfabetizado ya aproximadamente 110 mil haitianos y haitianas a la fecha de Abril 2006 y el programa sigue expandiéndose.

Estos lazos fraternos han logrado escarbar y replantear emociones y actitudes nuevas en nuestra ciudadanía. El pueblo haitiano en general, suele ser desconfiado de la presencia extranjera sobre el territorio nacional. Esto es comprensible, pues desde su nacimiento ha sido esclavizado, martirizado y oprimido por seres humanos provenientes de otras latitudes.

Este escepticismo es explicable ya que todos los intentos que hizo este pueblo haitiano para decidir su futuro y para edificar su bienestar fueron constantemente intervenidos y obstruidos por sectores reaccionarios del exterior. Además, en múltiples ocasiones, tuvo que defenderse con armas, con fuego y sangre para salir del yugo de algún colono o de la férula de algún invasor.

Pero, esta vez, si hemos visto a familias haitianas enteras lamentándose y llorando cuando se ha ido un médico cubano y si hemos observado además la ayuda técnica, un verdadero “pacto de hermanos”, una alianza llena de emociones, una hermandad dominada por el afecto y en la cual se han logrado vencer las barreras idiomáticas, es que el pueblo haitiano ha sabido discernir la sensibilidad incondicional, la entrega ilimitada y el altruismo excepcional de nuestros hermanos y hermanas cubanos.

Por todo eso y por todo lo que no he podido resaltar en un espacio tan corto, hoy escribo: ¡Gracias Cuba!

3 comentarios:

Miwel dijo...

Creo que es un gran acierto la cooperación que mantiene Haití con Cuba y para mi es un claro ejemplo de lo que debe de ser la cooperación entre países. Muy diferente de muchas de las ayudas que suelen dar países europeos condicionadas en mucho casos a actuaciones políticas o a intereses particulares.

También me parece muy interesante la cooperación que está manteniendo haití con Venezuela con los hidrocarburos.

A mi me ilusiona y me da esperanzas los vínculos estrechos que está manteniendo Haití con Cuba y Venezuela. A pesar de que es una apuesta arriesgada creo que por primera vez en muchos años estmoa eligiendo bien la chica con la que vamos a ir al baile.

Anónimo dijo...

Chapeau hermanos, aquí desde españa resulta dificil vivir los contecimientos que se dan por esas latitudes,y la información que llega aunque sea presumíblemente desde fuentes de la pseudoizquierda,responde nítidamente a la lógica del neoliberalismo,donde no tiene cabida estas maneras de cooperación,así que abogo por una radical intensificación de las relaciones que emanan de estas dos naciones,que ejemplifican una noble lucha en pos de una libertad y dignidad,a contracorriente.

Benedetto dijo...

Màs allà de las condiciones polìticas, y sus gobiernos, mi enfoque parte del agradecimiento humano de la ayuda.

De esa ayuda que se dan "hermanos de continente", y que como bien describes en este magistral post; està hecho de ayudas concretas, y no de entrevistas de salòn.

Salvar la vida de una madre no tiene precio.

Bien agradecidas son tus lìneas.





Un saludo desde Caracas!