8 de agosto de 2007

Carta de Orlando Beltré

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Ante una flagrante manipulación de la verdad

Espacinsular reproduce la carta enviada por Orlando Beltré a los medios de comunicación dominicanos, en la cual plantea su punto de vista sobre lo acontecido en el seminario internacional "Esclavos en el Paraíso", realizado en París, en junio pasado, y con cuyo contenido nos identificamos plenamente.



Señor director:

Me permito ocupar unos minutos de su valioso tiempo para expresarle mi asombro ante la flagrante manipulación de las informaciones concernientes al seminario internacional “Esclavos en el Paraíso”, un evento sobre las nuevas formas de esclavitud, celebrado el pasado mes de junio en París. Aprovechando que para la ocasión me encontraba en Europa, tuve la oportunidad de asistir a dicho evento, respondiendo a un interés puramente profesional. En honor a la verdad, le puedo asegurar que aún no logro entender los motivos que han llevado a algunos medios de comunicación dominicanos y a personalidades de prestigio a tergiversar el sentido de dicho evento y de lo que allí se dijo.

Que los haitianos padecen explotación laboral en suelo dominicano, con jornadas de hasta 15 horas por salarios de miseria, es tan cierto como que no existen hospitales en los bateyes, ni agua apta para el consumo humano, ni suficientes escuelas equipadas con lo indispensable para la enseñanza.

Que miles niños, jóvenes y adultos, descendientes de tercera y cuarta generación de inmigrantes haitianos, viven en suelo dominicano sin un acta de nacimiento que posibilite su acceso a la escuela o sin un documento nacional de identidad que les permita acceder al mercado de trabajo en mejores condiciones, es una verdad que salta a la vista cada día con claridad meridiana. Que a todo lo largo de la franja fronteriza domínico-haitiana se tejen redes de traficantes de personas, los llamados “buscones” que con el apoyo del ejército y el encargo de las empresas azucareras violan las normas internacionales que penalizan esta práctica, es una denuncia tan documentada que hasta el Departamento de Estado de los Estados Unidos la ha llegado a certificar en uno de sus más recientes informes sobre esta materia.

Sin embargo, ante estas verdades insoslayables y tan bien conocidas por todos en nuestro país, las autoridades gubernamentales, líderes políticos y religiosos, personeros del gobierno en algunos medios de comunicación, tratan de hacernos girar la vista hacia otro lado, intentando hacernos ver quijotescas invenciones, fantasmas amenazantes que solo existen en sus cabezas. Utilizando como caldo de cultivo sentimientos racistas y anti-haitianos sembrados en nuestra sociedad por quienes ven en una isla unida y solidaria una amenaza a sus intereses económicos, políticos y religiosos.

Particularmente preocupante es la campaña difamatoria que estas personalidades han urdido contra los sacerdotes católicos Pierre Ruquoy y Christopher Hartley, a quienes se les ha tildado de enemigos de la patria dominicana. Una campaña que está teniendo consecuencias negativas no solo para ambos sacerdotes, sino para las personas que les acompañaron en su misión pastoral. Precisamente esta semana supimos que varios de los niños que fueron alojados por Ruquoy en la casa curial del Batey 5 han sido amenazados de muerte.

Señor director, yo estuve en París y se lo puedo asegurar: ambos sacerdotes no expresaron más que la evidente realidad que todos conocemos. Y si de algo se les puede acusar es de haber mencionado con pelos y señales a los responsables de mantener bajo un régimen de explotación a los trabajadores haitianos.

Expusieron que los responsables de esa inhumana situación son los propietarios de Zucarmex, que explota los ingenios Río Haina, Ozama, Bocachica, Quisqueya y Consuelo. Los del Consorcio Agroindustrial Caña Brava, de Julio Hazim Risk, que regenta los ingenios Amistad y Montellano. Los del Consorcio Dominico-Franco-Americano, que llevan el Ingenio Barahona, ligada a la familia Campollo, originaria de Centroamérica y cuyo representante legal es el ingeniero Virgilio Pérez Bernal. Los del Consorcio Pringanosa, que explotan los ingenios Santa Fe y Porvenir. Los del Consorcio Azucarero de Empresas Industriales (CAEI), perteneciente a la poderosa Familia Vicini. A mi entender, esos son los verdaderos enemigos de la patria, por mantener una situación que denigra la persona humana hasta convertirlas en objetos de sus intereses económicos.

Señor director, en París no se dijo nada que ofenda o que afee la imagen de la República Dominicana. En París se pidieron responsabilidades. Y si algún enemigo tiene nuestra querida Quisqueya, le aseguro que no pueden ser nunca los que demandan que sea esta una tierra más justa y más humana. Conozco las obras del padre Ruquoy y del padre Christopher en los bateyes del Sur y del Este del país y le puedo asegurar que con odio no se pueden hacer tantas cosas bonitas, tantas cosas útiles y necesarias, tantas cosas indispensables para la vida, como las que encabezaron el misionero Ruquoy, en sus 30 años de paso por la República Dominicana, y el sacerdote Hartley.

Agradezco su amable atención y aprovecho para renovarle mi estima;

Orlando Beltré.-




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