Leonel, los haitianos y los domínico-haitianos (2)
Por Sara Pérez
READING, PA.- Otro de los episodios del gobierno de Leonel Fernández relacionado con la incompetencia para identificar soluciones en el tema domínico-haitiano, ocurrió hace muy poco, cuando unos jueces de la Junta Central Electoral dieron a conocer un proceso para despojar de la ciudadanía dominicana a Sonia Pierre, en represalia por sus denuncias.
Sonia, en ejercicio de su libertad de expresión y de su derecho a criticar políticas de su país y de cualquier otro, en el escenario que elija, ha denunciado la violación de derechos humanos contra la población dominicana de origen haitiano en RD.
Eso es de por más conocido, aunque negado, por quienes justifican una situación inexcusable que el gobierno debe enfrentar con respeto a los derechos humanos y con una política inmigratoria que le permita controlar sus flujos.
En la iniciativa de reprender a Sonia convergen los fundamentalismos de la Fuerza Nacional Progresista, (FNP) y las indolencias de un gobierno que carece de voluntad para sortear los dasafíos domínico-haitianos.
La investigación sobre el acta de nacimiento de Pierre. responde a una solicitud hecha por la FNP, así es que no es para nada ocioso examinar algunos signos de esa agrupación, que se cree con potestad de despojar de su dominicanidad a ciertas personas, bajo unos fundamentos bastante arropados por la ceguera colectiva y la percepción distorsionada que se le ha impuesto a un pueblo sobre sí mismo.
El FNP es un partido de ultraderecha, que sin dejar de ser microscópico, prosperó a la sombra de Balaguer y ha mantenido su ascendente trayectoria, al amparo de la arbitraria y poco íntegra oficialidad peledeísta actual, a la que disputará más temprano que tarde estelaridad política, cosechando los dividendos de la hostilidad domínico-haitiana y sin reparar en las consecuencias de esas actitudes.
Las prosperidades de la FNP han incluido recursos otorgados para campañas, en un volumen inversamente proporcional a la cantidad de sus votos.
La receptividad del originalmente izquierdoso PLD ante postulados de colindancias fascistas, se explica por sus reductos de estalinismo, la tradición trujillista vernácula, la escasa identificación con valores humanos primordiales, la poca conciencia democrática y la derechización inconmovible, que arropa a los pragmaticos políticos locales y que han afianzado un nacionalismo que propugna por la aceptación a la esclavitud flagrante, persiguiendo y despreciando a sectores que se encuentran entre los más apaleados de la población y sin admitir los aportes de esos sectores a la sociedad que los margina.
El FNP fue fundado por el abogado Vincho Castillo, quien sigue siendo mentor y guía del mismo, pero cuya heredad se ha traspasado parcialmente a su hijo, el diputado Pelegrín Castillo.
En su larga historia como figura pública que inició al igual que Balaguer, a título de cortesano de Trujillo, Vincho nunca ha concitado por sí mismo masas más numerosas que las conformadas por sus guardaespaldas.
Sin embargo, su participación en episodios de la vida nacional ha sido notable y le ha valido que el Presidente de la República, Leonel Fernández, lo equipare con Juan Bosch, distinción que sin lugar a dudas Don Juan habría apreciado mucho.
Entre las cúspides de la biografía política de Vincho no hay ni que mencionar el capítulo de La Vega en 1960, época en la que el régimen de Trujillo comenzó a hacer aguas y algunos adeptos formaron turbas para contrarrestar las críticas contra el querido Jefe.
Los acontecimientos de 1978, cuando Vincho estuvo a la cabeza de la gente de Balaguer para disputar los resultados de las elecciones de ese año, son muy ilustrativos sobre la clase de aportes que el notable personaje ha hecho a la patria amada y al devenir de su democracia.
No deja de ser sintomático el proceso contra Jorge Blanco, que buscaba penalizar trasiegos y sobrevaluaciones en las compras en las Fuerzas Armadas entre 1982 y 1986, focalizándose, por desgracia, en un solo islote de irregularidades y obviando la vastedad del océano de corrupción que lo rodeaba.
Pero esa no es una variable muy exótica. La vida está llena de hechos similares. Dicen que el mundo da muchas vueltas y que a veces pasa dos veces por el mismo sitio. De hecho, con frecuencia dura toda la vida pasando por el mismo sitio, sin que los aludidos se den por enterados. Eso permite establecer contrastes de toda complexión, incluyendo los de denuncias contra la corrupción, protagonizadas por impostores que exigen guillotinas para los corruptos sólo cuando estos no son sus líderes, sus asociados o sus clientes.
Volviendo al tema, uno de los hijos de Vincho, Pelegrín, originalmente entró al Congreso en 1994, por la puerta de atrás, sin votos propios, sino arrastrado por el PLD, lo que se circunscribía al procedimiento establecido y legal, aunque jamás fue una técnica legítima, porque los ganadores eran elegidos por los partidos, o más bien por algunos cabecillas y no por la gente.
La incorporación de Castillo entre los primeros números de la lista de diputados del PLD, es decir, entre los que por arrastre saldrían "elegidos", se dió como parte de las negociaciones de alianza entre el PLD y la FNP de Vincho, a quien se debía recompensar por la campaña especialmente agresiva contra el líder perredeísta José Francisco Peña Gómez. La lucha contra Peña Gómez fue la gran epopeya en la vida de Vincho. Y esa no fue una contienda honorable.
En su momento, Vincho y sectores de ideologías, intereses y estatura ética similares a los de él, prohijaron el cuestionamiento de la ciudadanía dominicana del hoy fallecido Dr. José Francisco Peña Gómez, quien de paso fue acusado de estar involucrado en el narcotráfico.
Algunos de los que hay encabezan la persecución contra Sonia fueron entrenados para ese tipo de despedazamientos, con el acoso a Peña Gómez, en la campaña política más sucia y rastrera de toda la historia dominicana. Teniendo por origen esa campaña se han desarrollado y consolidado nuevos actores en la vida política nacional.
Finalmente, Pelegrín hizo su entrada al Congreso por la puerta de alante. En las últimas elecciones fue el diputado con mayor cantidad de votos y esa popularidad se debe en gran parte a su discurso ultranacionalista antihaitiano y anti domínico-haitiano, que tiene mucho terreno fértil entre la población dominicana cuyo nivel de discernimiento ha sido esmeradamente saboteado.
En tanto, el gobierno de Fernández, enredado entre sus torpezas, no da pie con bola y gran parte del país no parece tener suspicacias ante la erupción de amor a la patria que no compagina con la historia de sus abanderados.
Continuará.
Sonia, en ejercicio de su libertad de expresión y de su derecho a criticar políticas de su país y de cualquier otro, en el escenario que elija, ha denunciado la violación de derechos humanos contra la población dominicana de origen haitiano en RD.
Eso es de por más conocido, aunque negado, por quienes justifican una situación inexcusable que el gobierno debe enfrentar con respeto a los derechos humanos y con una política inmigratoria que le permita controlar sus flujos.
En la iniciativa de reprender a Sonia convergen los fundamentalismos de la Fuerza Nacional Progresista, (FNP) y las indolencias de un gobierno que carece de voluntad para sortear los dasafíos domínico-haitianos.
La investigación sobre el acta de nacimiento de Pierre. responde a una solicitud hecha por la FNP, así es que no es para nada ocioso examinar algunos signos de esa agrupación, que se cree con potestad de despojar de su dominicanidad a ciertas personas, bajo unos fundamentos bastante arropados por la ceguera colectiva y la percepción distorsionada que se le ha impuesto a un pueblo sobre sí mismo.
El FNP es un partido de ultraderecha, que sin dejar de ser microscópico, prosperó a la sombra de Balaguer y ha mantenido su ascendente trayectoria, al amparo de la arbitraria y poco íntegra oficialidad peledeísta actual, a la que disputará más temprano que tarde estelaridad política, cosechando los dividendos de la hostilidad domínico-haitiana y sin reparar en las consecuencias de esas actitudes.
Las prosperidades de la FNP han incluido recursos otorgados para campañas, en un volumen inversamente proporcional a la cantidad de sus votos.
La receptividad del originalmente izquierdoso PLD ante postulados de colindancias fascistas, se explica por sus reductos de estalinismo, la tradición trujillista vernácula, la escasa identificación con valores humanos primordiales, la poca conciencia democrática y la derechización inconmovible, que arropa a los pragmaticos políticos locales y que han afianzado un nacionalismo que propugna por la aceptación a la esclavitud flagrante, persiguiendo y despreciando a sectores que se encuentran entre los más apaleados de la población y sin admitir los aportes de esos sectores a la sociedad que los margina.
El FNP fue fundado por el abogado Vincho Castillo, quien sigue siendo mentor y guía del mismo, pero cuya heredad se ha traspasado parcialmente a su hijo, el diputado Pelegrín Castillo.
En su larga historia como figura pública que inició al igual que Balaguer, a título de cortesano de Trujillo, Vincho nunca ha concitado por sí mismo masas más numerosas que las conformadas por sus guardaespaldas.
Sin embargo, su participación en episodios de la vida nacional ha sido notable y le ha valido que el Presidente de la República, Leonel Fernández, lo equipare con Juan Bosch, distinción que sin lugar a dudas Don Juan habría apreciado mucho.
Entre las cúspides de la biografía política de Vincho no hay ni que mencionar el capítulo de La Vega en 1960, época en la que el régimen de Trujillo comenzó a hacer aguas y algunos adeptos formaron turbas para contrarrestar las críticas contra el querido Jefe.
Los acontecimientos de 1978, cuando Vincho estuvo a la cabeza de la gente de Balaguer para disputar los resultados de las elecciones de ese año, son muy ilustrativos sobre la clase de aportes que el notable personaje ha hecho a la patria amada y al devenir de su democracia.
No deja de ser sintomático el proceso contra Jorge Blanco, que buscaba penalizar trasiegos y sobrevaluaciones en las compras en las Fuerzas Armadas entre 1982 y 1986, focalizándose, por desgracia, en un solo islote de irregularidades y obviando la vastedad del océano de corrupción que lo rodeaba.
Pero esa no es una variable muy exótica. La vida está llena de hechos similares. Dicen que el mundo da muchas vueltas y que a veces pasa dos veces por el mismo sitio. De hecho, con frecuencia dura toda la vida pasando por el mismo sitio, sin que los aludidos se den por enterados. Eso permite establecer contrastes de toda complexión, incluyendo los de denuncias contra la corrupción, protagonizadas por impostores que exigen guillotinas para los corruptos sólo cuando estos no son sus líderes, sus asociados o sus clientes.
Volviendo al tema, uno de los hijos de Vincho, Pelegrín, originalmente entró al Congreso en 1994, por la puerta de atrás, sin votos propios, sino arrastrado por el PLD, lo que se circunscribía al procedimiento establecido y legal, aunque jamás fue una técnica legítima, porque los ganadores eran elegidos por los partidos, o más bien por algunos cabecillas y no por la gente.
La incorporación de Castillo entre los primeros números de la lista de diputados del PLD, es decir, entre los que por arrastre saldrían "elegidos", se dió como parte de las negociaciones de alianza entre el PLD y la FNP de Vincho, a quien se debía recompensar por la campaña especialmente agresiva contra el líder perredeísta José Francisco Peña Gómez. La lucha contra Peña Gómez fue la gran epopeya en la vida de Vincho. Y esa no fue una contienda honorable.
En su momento, Vincho y sectores de ideologías, intereses y estatura ética similares a los de él, prohijaron el cuestionamiento de la ciudadanía dominicana del hoy fallecido Dr. José Francisco Peña Gómez, quien de paso fue acusado de estar involucrado en el narcotráfico.
Algunos de los que hay encabezan la persecución contra Sonia fueron entrenados para ese tipo de despedazamientos, con el acoso a Peña Gómez, en la campaña política más sucia y rastrera de toda la historia dominicana. Teniendo por origen esa campaña se han desarrollado y consolidado nuevos actores en la vida política nacional.
Finalmente, Pelegrín hizo su entrada al Congreso por la puerta de alante. En las últimas elecciones fue el diputado con mayor cantidad de votos y esa popularidad se debe en gran parte a su discurso ultranacionalista antihaitiano y anti domínico-haitiano, que tiene mucho terreno fértil entre la población dominicana cuyo nivel de discernimiento ha sido esmeradamente saboteado.
En tanto, el gobierno de Fernández, enredado entre sus torpezas, no da pie con bola y gran parte del país no parece tener suspicacias ante la erupción de amor a la patria que no compagina con la historia de sus abanderados.
Continuará.
1 comentario:
Desde Paris Chérie :
Para Zara Pérez: Su artículo sobre el tema haitiano.
Soraida ARAUJO
Pocos son los periodistas dominicanos decididos a ver el problema dominico-haitiano con ojos críticos y distanciados. O mejor dicho: creo que la mayoría tiene miedo y lo peor es que más que de miedo se trata de autocensura; una autocensura que a largo plazo podría asfixiar la diversidad de opinión, elemento fundamental para la existencia de una prensa plural y edificante.
Usted es una de las pocas voces que se atreve a ver el problema con la altura que este merece y eso es digno de elogio.
Estuve presente en el coloquio de París sobre la situación de los haitianos en República Dominicana, realizada en mayo pasado y estoy sorprendida del enfoque distorsionado bajo el que algunos medios de comunicación presentaron el coloquio, resumiéndolo a un “fracaso”, cuando se sabe que las denuncias continuarán y que otras actividades están previstas para los próximos meses en Madrid. Es una lástima que en los medios dominicanos se haya dejado de soslayo las instructivas y constructivas intervenciones de sociólogos, antropólogos, y profesores universitarios y personas que veían el asunto con ojos críticos.
Otra cosa que me sorprendió es que algunos, no todos, pero varios dominicanos presentes, sin saberlo « desayudaban » a la causa dominicana por la falta de ponderación de sus argumentos. Durante la actividad el padre Hartley explicó que los braceros venidos a testimoniar fueron enviados por la familia Vicini, lo que implica que estos fueron manipulados. Yo pienso que el Padre se equivoca ya que si manipulación hubo ésta viene antes que nada de nuestra propia historia. Una historia que aún hoy sigue utilizando al pueblo haitiano para construir nuestra « grandeza nacional».
Soraida Araujo: Egresada de periodismo de la UASD, tuve la ocasión de trabajar en varios periódicos de RD, El Nacional, Ultima Hora, Nuevo Diario. He realizado artículos sobre la inmigración dominicana a Madrid, Nueva York et Italia.
Vine a Francia a realizar un cursillo de Periodismo en el Centro de Formación de Periodistas de París. Cursé estudios de sociología y de civilización hispánica en la Sorbonne. Vivo en París desde hace 10 años y creo que poco a poco está surgiendo en algunas personas de la diáspora dominicana un serio cuestionamiento sobre la ambigüedad con la que se trata el tema haitiano en República Dominicana. Dicho cuestionamiento, al parecer, implica también de una interrogante sobre los límites de la historiografía que sustenta nuestra identidad y nuestros mitos colectivos.
Gracias por su artículo,
Soraida ARAUJO.
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