1 de octubre de 2007

Entrevista con el Padre Pedro Ruquoy

Photo Sharing and Video Hosting at PhotobucketESPACIO INSULAR. SANTO DOMINGO, 1 DE OCTUBRE DEL 2007.- Fue sacado de la República Dominicana bajo serias amenazas de muerte. Hoy se encuentra en Zambia, en el lejano sur africano, pero esta circunstancia no le ha impedido seguir defendiendo a los inmigrantes haitianos que trabajan en la industria azucarera dominicana. Espacio Insular publica en exclusiva para sus lectores una entrevista realizada por nuestro compañero José Ernesto Méndez al padre Pedro Ruquoy, sacerdote católico de origen belga que ha saltado a la esfera mundial con sus denuncias.


En la entrevista, el misionero revela detalles del tráfico ilegal de personas a través de la frontera dominico-haitiana, un entremado que involucra a militares y funcionarios. Llama a la unidad de la clase trabajadora haitiana y dominicana para cambiar la situación de miseria en la isla.

El hecho de encontrarse en plena selva africana, en el Sur del Continente Negro, no le ha impedido participar en foros como París y Montreal. ¿Qué pretende lograr?


La verdad es que el mundo es muy pequeño. Mientras más viajo, más me doy cuenta de que somos como un pueblo pequeño e interrelacionado, donde la pobreza tiene las mismas raíces. La miseria que padecen los que viven en los bateyes de República Dominicana tiene las mismas causas que las penurias que padecen los campesinos de Zambia: la sed de dinero de un puñito de gente! Por otro lado, después de haber vivido en los bateyes durante tantos años, tengo la responsabilidad de gritar al mundo cómo sufren los picadores de caña y sus descendientes y quiénes son los responsables de esos sufrimientos. Los amos del azúcar pensaron que al sacarme de República Dominicana iban a callarme. Pero se equivocaron. Ahora mi voz tiene más autoridad y más poder. A los dueños de los ingenios, esos que pretenden presentarme como enemigo del pueblo dominicano, les molesto más estando fuera que dentro.

-No teme Usted que esa actitud le coloque al margen de los sentimientos, deseos y aspiraciones del pueblo dominicano?

Eso no va a suceder. El dominicano es profundamente solidario y sabe que la situación que padecen los inmigrantes haitianos en los bateyes es injusta y que debe cambiar. Como también debe cambiar la situación de miseria que padecen grandes mayorías del pueblo dominicano, un pueblo noble y luchador. Esa es mi lucha, una campaña permanente contra los Vicini, los Fanjul, los Campollo y los demás empresarios explotadores que usurpan grandes cantidades de terreno público y se aprovechan de la pobreza de los haitianos y de los dominicanos para ponerlos a trabajar por salarios de miseria. Ellos mismos y sus medios de prensa manipulan las informaciones y pretenden presentarme como enemigo de los dominicanos. Les recuerdo que los Vicini no son dominicanos. Son italianos. No olvidemos que Trujillo no nacionalizó sus empresas porque estos eran aliados del dictador Musolini, uno de los tiranos más sanguinarios de la historia.

-Mientras residía Usted en los bateyes, cuáles hechos o situaciones le llevaron a entender que vivía entre esclavos?


El tráfico de seres humanos es un elemento central de la esclavitud. Visité los mercados de mano de obra en los puntos fronterizos del Aguacate, el Manguito y Jimaní Viejo. Conozco a los militares dominicanos involucrados en la contratación de haitianos. También a los traficantes dominicanos y haitianos, los famosos “buscones”, y a los empleados de migración que intervienen en este lucrativo negocio. Supe de los barcos negreros que salían de Cabo Haitiano repletos de braceros destinados al Central Romana. Les puedo asegurar que es una práctica propia de la esclavitud: sin contrato definido, sin salario claramente establecido, transportados como animales y sin derecho a reclamar. Descubrimos que de 850 inmigrantes con quienes hablé, más de 300 habían recibido latigazos durante su transportación a República Dominicana. Dígame Usted si eso no es esclavitud.

-Por qué cree que el Gobierno dominicano tolera esa situación?

Porque en República Dominicana los barones del azúcar no solo tienen el poder económico sino también mucho poder político. Les cuento una anécdota: poco antes de que mi superior tomara la decisión de retirarme del país, por causa de las amenazas recibidas, el Presidente Leonel Fernández envió un emisario a decirme que su gobierno no deseaba mi salida. Entonces, pregunte al emisario si podían garantizar mi seguridad y frenar la agresividad de los dueños de los Ingenios. El emisario me respondió que no. Esto me hizo entender que los amos del azúcar tienen demasiado poder.

Qué propone para acabar con el tráfico de personas a través de la frontera dominicana?

Primero, que se aplique la ley. Hace unos años publicamos la lista de los buscones en ambos lados de la isla, pero las autoridades no hicieron nada. Segundo, que la contratación de trabajadores haitianos pase a ser regulada por organismos oficiales de ambos países respetando los Derechos Humanos y dejando claramente establecidas las condiciones laborales, así como el estatus de estos inmigrantes.

Qué propone para mejorar las condiciones de vida en los bateyes?

Lo más importante es la cuestión de la legalidad de los habitantes de los bateyes que son sobre todo dominicanos de ascendencia haitiana. Esa gente es considerada como haitianos sin documento, sin derecho. Hay que aplicar el artículo 14 de la Constitución y reconocer a toda esa gente como lo que son, dominicanos de pleno derecho. Además, las autoridades dominicanas deben ser conscientes de que los bateyes son parte de la Republica Dominicana y que, por tanto, deben figurar en los planes de desarrollo del país.

Cree que esa situación de explotación laboral en los bateyes plantea algún desafío para la clase trabajadora dominicana y sus organizaciones?

Si bien decimos que los trabajadores de la caña viven en condiciones cercanas a la esclavitud, lo cierto es que son víctimas del sistema capitalista, son obreros sobre-explotados. Y los únicos que pueden cambiar esa situación son los propios trabajadores a través de un amplio movimiento, potente y bien organizado, que cuente con el apoyo de los demás sectores sociales del país y con la solidaridad internacional. Mientras la lucha en los bateyes siga estando aislada del resto de la lucha del pueblo dominicano por su mejoría, el movimiento seguirá estando débil. La unidad de todos los trabajadores es la clave para lograr el cambio. Ese es el desafío del movimiento sindical y popular dominicano, integrar a los trabajadores de los bateyes en sus planes de lucha.

Cuál será el próximo paso después del éxito logrado en París y Montreal?

“Esclavos en el Paraíso” irá próximamente a Berlín, luego a Puerto Príncipe, Bruselas y Guyanas. Son los compromisos que hay en estos momentos.

No hay comentarios.: